‘Girl in the Picture’: La historia sobre la niña que fue criada por su secuestrador y luego quedó embarazada
‘Girl in the Picture’, un nuevo documental de Netflix, desenreda la historia de Suzanne Sevakis, una víctima de secuestro, madre y brillante estudiante conocida bajo diferentes alias por quienes la amaban. Clémence Michallon informa
Una noche tormentosa de abril de 1990 en la ciudad de Oklahoma, Oklahoma, tres hombres se dirigían a un motel cuando vieron un zapato en medio de la calle. Era azul, con tacón alto, escribiría más tarde el periodista Matt Birkbeck en el libro A Beautiful Child. Doscientos pies (61 metros) más lejos, los hombres hicieron un descubrimiento sorprendente. “Allí, al borde de la carretera, estaba lo que parecía una mujer joven tendida boca abajo en la zanja, su cuerpo se convulsionaba, sus brazos y piernas se movían en diferentes direcciones”, escribió Birkbeck. La llevaron a un hospital, donde su esposo, que decía llamarse Clarence Hughes, la identificó como Tonya Hughes.
La mujer murió días después a causa de las heridas. Su muerte puso en marcha una serie de descubrimientos, todos narrados en el nuevo documental de Netflix, Girl in the Picture. Nos enteramos de que Tonya Hughes en realidad nunca fue Tonya Hughes. Anteriormente era conocida como Sharon Marshall, aunque eso también era un alias. Apodo tras otro, el documental cuenta la historia de esta mujer, de su esposo y de sus delitos, que incluyeron el secuestro y asesinato de su hijo pequeño, así como el asesinato de otra mujer. Es la historia de una mujer que perdió su nombre y cuya vida fue tomada por el hombre que se hacía llamar alternativamente su padre y su marido. Es la revelación de un misterio que perduró durante décadas hasta que finalmente, en 2014, los investigadores descubrieron la verdadera identidad de la mujer.
Su verdadero nombre era Suzanne Marie Sevakis. Su historia es difícil de contar de forma lineal. Comienza en 1969, con su nacimiento. Comienza en 1974, cuando Franklin Floyd, el hombre que más tarde se haría llamar Clarence Hughes, la secuestró. Comienza con su muerte en 1990, después de la cual la gente comenzó a reconstruir su historia. Comienza en 1994, cuando el secuestro de su hijo por parte de Floyd invitó a un mayor escrutinio sobre la vida y la identidad de Suzanne. Comienza, comienza, comienza y no termina, no hasta 2014, cuando su familia y todos aquellos que habían buscado su verdadera identidad encontraron consuelo al devolverle a Suzanne su nombre.
Suzanne Marie Sevakis nació el 6 de septiembre de 1969 en Míchigan. Su madre, Sandra Willet, participante de Girl in the Picture, dice que conoció a Floyd cuando ella estaba lidiando con el trastorno de estrés postraumático después de que un tornado pasó por el tráiler donde vivía con sus hijos. Él se había comprometido a “cuidar de [ella] y de [sus] hijos”, pero había comenzado a hacer “cosas aterradoras”, como cargar un cuchillo en todo momento y decirle a Willet: “¿Crees que me vas a dejar? Eso no va a pasar”. Un día, Willet necesitaba comprar pañales para sus hijos y emitió un cheque sin fondos en una tienda de conveniencia. Fue sentenciada a 30 días de cárcel.
“Fue entonces cuando se llevó a mis hijos”, dice Willet sobre Floyd en el documental. Ella dice que cuando fue a la policía, los oficiales le preguntaron si estaba legalmente casada con Floyd, y cuando respondió afirmativamente, le dijeron que tendría que manejar la situación ella misma.
Mientras Willet cumplía su sentencia de cárcel en 1974, Floyd dejó a dos de las hijas de Willet en un orfanato y se fue con Suzanne. No volvería a ser conocida como Suzanne sino hasta dentro de 40 años.
En 1990, luego de la muerte de Suzanne, su hijo pequeño Michael (nacido en 1988) fue puesto bajo el cuidado de los padres adoptivos, Merle y Ernest Bean. Una prueba de ADN mostró que Floyd no era el padre biológico de Michael. El 12 de septiembre de 1994, Floyd apuntó con un arma al director de la escuela de Michael, entró en el salón de clase del niño y secuestró tanto al niño como al director. Dejó al director atado a un árbol en un lugar aislado. Alguien finalmente se topó con él y llamó a las autoridades, lo que llevó a una investigación sobre el secuestro de Michael, que a su vez revelaría más señales de alerta sobre las circunstancias de su difunta madre, quien en ese momento todavía era conocida solo como Tonya.
Fue durante la investigación del secuestro de Michael que las autoridades se enteraron de que su verdadero nombre era Franklin Floyd y que anteriormente secuestró a una niña, robó un banco y atacó a una mujer. Para cuando las autoridades hilaron la historia, llevaba prófugo dos décadas después de no comparecer ante el tribunal, dice Joe Fitzpatrick, un agente especial del FBI que trabajó en el caso, en Girl in the Picture.
A través de la cobertura de noticias del secuestro de Michael, una mujer llamada Jenny Fisher se enteró de que las autoridades estaban haciendo circular imágenes de Tonya, diciendo que había muerto recientemente, y de su hijo pequeño, que estaba desaparecido. Fisher estaba confundida: la mujer identificada en la televisión como Tonya era su ex mejor amiga de la escuela secundaria, a quien conocía como Sharon Marshall.
“Sharon”, como llamaban a Suzanne sus amigos de la escuela secundaria, es recordada en Girl in the Picture como una estudiante brillante y ambiciosa que había sido aceptada en Georgia Tech y soñaba con ser ingeniera aeroespacial. Los amigos de “Sharon” sabían que su padre era un hombre extraño, que vigilaba de cerca a su hija y a veces parecía inapropiado con ella. El hombre era Floyd, que se había representado a sí mismo como el padre de Suzanne y se hacía llamar Warren Marshall.
Cuando las autoridades le dijeron a Fisher años después que el hombre era el esposo de su amiga, ella quedó sorprendida. “Dijeron: ‘Están casados’, y yo respondí: ‘No, ese es su padre, no están casados’”, explica Fisher en el documental. “Y ellos dijeron: ‘No, cariño, están casados’. Y yo pensé, ‘No, ese era su padre’. Teníamos una imagen de personas muy diferentes [en cuanto a] quién era Sharon”.
“En 1989, un año antes de la muerte [de Suzanne], cambiaron sus nombres”, explica Fitzpatrick en Girl in the Picture. “Sharon Marshall se convirtió en Tonya y Warren Marshall se convirtió en Clarence Hughes. Los nombres que usaron fueron sacados de lápidas en Alabama. Y luego se casaron con sus nuevos nombres en Nueva Orleans, lo que significa que este hombre se casó con su propia hija. Fue inconcebible”.
En el tiempo entre la escuela secundaria y su muerte, Suzanne fue abusada sexualmente por Floyd (Fisher comparte un relato desgarrador en el que él violó a Suzanne a punta de pistola una noche cuando Fisher se quedó a dormir con ellos; Floyd había amenazado a ambas niñas con un arma) y obligada a realizar trabajos sexuales. Heather Lane, exbailarina de Mons Venus, un club en Tampa, Florida, que ofrecía entretenimiento para adultos, recuerda a la mujer que conocía como Sharon como una persona “muy tímida” que “realmente no hablaba sobre su pasado” y “no hablaba de ella misma”. Ella recuerda haber escuchado sobre el “papá” de “Sharon” y “su extraña relación”. Según Lane, el “papá” de “Sharon” le había dicho que preguntara sobre las fiestas que se organizaban en el club y que estuviera disponible para ellas. Una noche, durante un evento en el que se suponía que “no había baile erótico” ni contacto entre los clientes y las bailarinas, Lane dice que la alertaron sobre el hecho de que “Sharon” estaba “frente al baño de mujeres” “ofreciendo servicios sexuales a estos hombres por US$50”.
“Ella dijo: ‘Pues mi papá me dijo que lo hiciera y me compró condones’”, dice Lane. “Eso fue repugnante. No podía creer que un hombre pusiera a su hija en esa situación”.
Pronto, se hizo evidente que “Sharon” estaba embarazada. Fue en esa época cuando dio a luz a Michael. “La relación de Sharon con su hijo, Michael, era hermosa”, dice Lane. “Era una madre maravillosa. Estaba tan comprometida con él. Y solo viendo la forma en que él la miraba, creo que fue lo mejor que le pasó en su vida”.
En 1995, Floyd fue declarado culpable por un juez de haber secuestrado a Michael Hughes y condenado a prisión. Esa investigación reveló fotos de Cheryl Ann Comesso, una amiga de “Sharon” que también había trabajado en Mons Venus. Los restos de Comesso fueron encontrados en 1995 y luego se determinó que había muerto en 1989. Fitzpatrick sostiene en Girl in the Picture que Floyd se fue de Florida y se casó con Suzanne en un intento de evadir a las autoridades después de asesinar a Comesso. En 1997, Floyd fue acusado de asesinato en primer grado por la muerte de Comesso. Fue declarado culpable y sentenciado a muerte cinco años después, en 2002. Floyd permanece bajo custodia en la Institución Correccional de la Unión en Raiford, Florida.
La gente seguía tratando de averiguar quién era realmente Sharon Marshall y qué le había pasado a Michael después de su secuestro. No fue hasta 2014 que Floyd respondió ambas preguntas durante una conversación con agentes del FBI en prisión. Según el agente especial del FBI, Scott Lobb, Floyd, durante un intercambio conflictivo, le dijo que había matado al niño después del secuestro. Floyd también reveló al FBI el nombre real de Sharon Marshall identificándola como Suzanne Sevakis.
El FBI aún considera sospechosa y sin resolver la muerte de Suzanne. “Eso es lo único de lo que Floyd no hablará”, dijo Lobb anteriormente en el sitio web de la agencia.
Los padres de Suzanne, Sandra Willet y Clifford Sevakis, siguen vivos. Ambos fueron informados de lo que le sucedió a su hija después de que se hizo el descubrimiento, y ambos comparten sus historias en Girl in the Picture. Sus narraciones destacan lo que hizo que la familia fuera vulnerable a Floyd: Willet, una madre divorciada que lidiaba con el trastorno de estrés postraumático después del tornado y que trató en vano de obtener ayuda de los Servicios Sociales cuando no pudo cuidar a sus hijos, y Clifford Sevakis, un joven veterano de Vietnam que seguía “un poco en mal estado” por la guerra y no se sentía más capaz de ser padre.
Suzanne quedó embarazada tres veces en su vida. Uno de sus hijos fue Michael Hughes, y otra fue Megan DuFresne, la hija biológica de Suzanne dada en adopción en 1989. DuFresne explica en el documental que conocer la historia de su madre biológica la dejó sintiendo un extraño tipo de ira, que todavía está tratando de procesar. “Ninguna niña debería tener que pasar por eso”, dice ella. “De un extraño, mucho menos de alguien que se supone que es su padre, figura paterna, lo que sea que fuera”.
DuFresne nombró a su propio hijo Michael en honor a su difunto hermano. En 2017, la lápida de Suzanne, que hasta entonces siempre había dicho “Tonya”, se cambió para reflejar su verdadera identidad. Fisher, DuFresne y el abuelo de DuFresne, Clifford Sevakis, se muestran juntos en Girl in the Picture para la inauguración de la nueva lápida, que la identifica como Suzanne Marie Sevakis.
“Lo que puedo hacer es: no puedo hablar con Suzanne, pero puedo hablar con Megan”, dice el abuelo de DuFresne, Clifford Sevakis, en el documental. “Y eso... eso servirá”.