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“En el camino”, el romance gay de traileros mexicanos llega a Morelia

Berenice Bautista
Viernes, 17 de octubre de 2025 08:59 EDT

El cineasta David Pablos buscó compartir su admiración por la estética y la vida de los traileros —choferes de camiones de carga— mexicanos desde una perspectiva queer que contrasta con su rudo entorno en el filme “En el camino” que compite en el Festival Internacional de Cine de Morelia.

“Me enamoró este contexto, este entorno y al empezar a investigar más, me di cuenta de que había algo muy especial, que había una posible historia ahí y sobre todo una historia de intimidad entre hombres”, dijo Pablos en entrevista con The Associated Press.

El filme obtuvo el Premio Orizzonti a la mejor película y el Premio Queer Lion en Venecia. Se centra en la relación del trailero Muñeco (Osvaldo Sanchez) y Veneno (Victor Prieto), un joven misterioso que conoce en una cachimba, o restaurante para choferes, en medio de la carretera. Y al igual que ocurre con muchos traileros en la vida real, Muñeco tiene problemas de adicción.

“Todas las cachimbas venden perico, son pastillas para adelgazar que ellos consumen con el café para mantenerse despiertos durante días”, dijo Pablos. “Yo le preguntaba a varios traileros cuál es el promedio de tiempo que han pasado sin dormir. Todos me dijeron una semana”.

Pablos señaló que en su investigación para el filme encontró que el porcentaje de choferes de camiones que consumen drogas, o al menos perico, es cerca del 99%.

“Y lo hacen por necesidad, porque es imposible cumplir con los horarios. Es imposible cumplir con las entregas si no consumen el perico, porque de lo contrario no llegan. Pero pues eso genera no nada más un círculo de adicciones”, agregó.

A este problema se suma la inseguridad en las carreteras mexicanas que no tienen condiciones para viajes sin riesgos de asaltos y otras situaciones como un trailer lleno de cadáveres que Muñeco cuenta haber visto abandonado en uno de sus viajes.

“Me era muy importante hablar de la inseguridad de las carreteras”, dijo Pablos. “Todos, todos, o la gran mayoría, han sufrido asaltos, secuestros, los han bajado a punta de pistola. Se vuelve un oficio de muchísimo riesgo”.

La película se caracteriza por desarrollarse en el norte de México, cerca de Ciudad Juárez.

“Escogí Juárez porque a mí me parece que era el escenario ideal”, dijo Pablos. “Es una ciudad muy trailera”.

Y para quienes nunca se han subido a un trailer, les permite conocer su interior, que en el caso de los camioneros mexicanos se caracteriza por su estética única, ya que suelen personalizarlos con luces y todo tipo de adornos.

“Hay algo muy conmovedor en ese mundo”, dijo Pablos. “Los tráileres se vuelven además de casas móviles, son como una especie de vientre, es un espacio que se vuelve acogedor en medio de esta carretera oscura”.

La soledad de Muñeco se termina cuando accede a darle un aventón a Veneno. Al comienzo sólo son amigos y socios en un negocio de venta de drogas, pero la relación se complica cuando en una noche intoxicados terminan teniendo sexo.

“Lo que muestra muñeco es cómo hay una convención social entre hombres y hay una manera muy distinta de expresión en la intimidad”, dijo Pablos. “Me interesaba mucho mostrar cómo, a partir de todos estos constructos sociales sobre la masculinidad, se genera una imposibilidad tan grande de afectividad”.

La película contó con una coordinadora de intimidad, Patricia Ortiz, quien además fue entrenadora actoral. Pablos agradeció que existan recientemente coordinadores de intimidad para películas como la suya.

“Para mí es muy simple, todo se genera a partir de la confianza”, dijo. “La comunicación tiene que ser muy frontal y muy abierta. Todo se dice, todo se habla, todo se acuerda”.

El director dijo que su método incluye montar una coreografía con los actores. Suele filmar con el mínimo indispensable de miembros del equipo de producción y en una sola toma de un plano secuencia.

“Porque en una sola toma ellos logran esa intimidad”, señaló. “En plano secuencia para no interrumpir eso que se va generando entre ellos”.

Un ingeniero que se vuelve actor

Prieto, de 24 años, es originario de Ciudad Juárez y estudió ingeniería electromecánica. Se enteró de que estaban haciendo un casting por un mensaje de WhatsApp y se lo pasó a su pareja, pero decidió acompañarlo cuando hizo la prueba. Al final el protagónico fue para él. Su pareja, Hemir Causin, tiene un papel pequeño en el filme.

“Ni siquiera me llamaba la atención el cine”, dijo Prieto. “Estaba muy apasionado por mi trabajo”.

Pero al leer el guión de Pablos se sintió inmediatamente conmovido y conectado con la historia.

“Veneno es un joven al cual su papá lo abandona por ser gay”, dijo Prieto. “En mi caso, mi papá no me abandonó por ser gay, pero sí me abandonó. Entonces es algo que de alguna manera conecta, es una herida que conecta”.

Otra problemática que ha vivido Prieto, al igual que su personaje, es la dificultad para expresar libremente su sexualidad.

“Las personas en Ciudad Juárez son un poco más cerradas en este tema y pues yo literalmente tenía que aparentar ser la persona más hetera (heterosexual) de ahí, y pues no me gustaba eso”, dijo Prieto, quien se identifica como bisexual.

En la familia del actor hay traileros, incluyendo un primo y un tío que falleció a los 50 años de un infarto en su trabajo.

En lo personal, Prieto dijo que le gustaría ser más como Veneno, quien parece no tener miedo ante las situaciones que atraviesa a pesar de que le está yendo muy mal.

“Siempre encuentra la forma de sobrevivir”, dijo.

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