Nueva York permitió abrir tiendas de cannabis cerca de escuelas; ahora podrían tener que mudarse

Desde que Nueva York comenzó a otorgar licencias para abrir tiendas de marihuana para uso recreativo hace unos tres años, el estado ha utilizado una táctica simple para garantizar que se mantengan a una distancia legalmente establecida de las escuelas locales: medir desde la puerta del dispensario hasta la de la escuela.
Sin embargo, recientemente, las autoridades hicieron una sorprendente confesión: habían interpretado mal la ley y habían medido incorrectamente todo el tiempo. Ahora, unas 100 tiendas de cannabis están en el limbo y cruzan los dedos para que se encuentre una solución legislativa mientras se preguntan si tendrán que reubicarse.
La noticia fue como lanzar “una granada en las manos” de los dueños de negocios, dijo Osbert Orduña, propietario de un establecimiento en la ciudad de Nueva York llamado The Cannabis Place, que ahora se considera demasiado cerca de una guardería.
“La manera en que ejecutaron esto fue un completo y absoluto fracaso de liderazgo”, expresó.
Se trata del error más reciente del atribulado programa de marihuana legal de Nueva York, que se ha visto obstaculizado por desafíos legales, un lento despliegue y lagunas en la ley que permitieron el florecimiento de un mercado ilícito.
Los dueños de los negocios se enteraron del problema el mes pasado mediante una notificación de la Oficina de Gestión de Cannabis, que admitió que debió haber medido desde el borde de la línea de propiedad de la escuela, en lugar de su entrada, para asegurar que las tiendas de marihuana se mantuvieran al menos a 152 metros (500 pies) de distancia.
“Estoy increíblemente apenada por darles esta noticia y por el peso de la misma”, dijo Felicia A.B. Reid, directora ejecutiva interina de la agencia de cannabis, en avisos a las empresas.
El error afecta a una parte considerable de las aproximadamente 450 tiendas de cannabis del estado.
Unas 60 de ellas fueron autorizadas utilizando el sistema de medición erróneo, principalmente en la ciudad de Nueva York, además de otros 40 que tienen licencias, pero aún no han abierto sus puertas.
Además, hay otros 50 negocios que han solicitado licencias según el sistema de medición incorrecto y esperan la aprobación final de la agencia. El estado ha reservado un fondo donde los solicitantes pueden obtener hasta 250.000 dólares como ayuda para reubicarse.
A las tiendas existentes se les ha dicho que pueden permanecer abiertas por ahora, e incluso continuar operando con sus licencias vencidas siempre que presenten una solicitud de renovación.
Los reguladores dicen que han instado a los legisladores estatales a crear una solución permanente que permita que las tiendas permanezcan donde están. Pero también han señalado que eso no está garantizado. La Asamblea Legislativa estatal no se reunirá nuevamente hasta enero.
Mientras tanto, los dueños de negocios dicen que se han visto obligados a operar en un área gris.
A Jillian Dragutsky, quien abrió hace unos meses una tienda llamada Yerba Buena en Brooklyn, le preocupa que el problema ponga en peligro la capacidad de un negocio para realizar operaciones bancarias, obtener seguros y comprar inventario, ya que se supone que deben tener licencias válidas.
”¿Cómo haces crecer tu negocio sin saber dónde vas a estar dentro de unos meses?” dijo.
En un comunicado, la oficina de cannabis dijo que las empresas pueden obtener “prueba de una licencia válida o una carta de buena reputación para operar” si se ponen en contacto con la agencia.
En una revisión interna de la oficina de cannabis, publicada el año pasado, se detallan numerosos problemas en la agencia, como gestión inexperta y reglas de licenciamiento cambiantes, aunque los líderes estatales prometieron una reforma administrativa.
La gobernadora Kathy Hochul, quien dijo anteriormente que el programa ha sido un “desastre”, calificó el problema de proximidad a las escuelas como “un gran error” y prometió encontrar una solución legislativa.
“Estas personas han trabajado duro. Han esperado mucho tiempo. Han invertido sus ahorros de toda la vida en algo que pensaban que les ayudaría a mantener a sus familias”, manifestó. “Así que lo que he estado haciendo es, en primer lugar, asegurarles que van a estar bien. En segundo lugar, necesitamos cambiar la ley para tener una solución”.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.