China: Destitución de altos funcionarios parece reforzar orden de obediencia de Xi
La remoción de los ministros del Exterior y Defensa chinos parece reforzar la orden de obediencia total del líder Xi Jinping y la eliminación de todo rival en potencia dentro del Partido Comunista gobernante, dicen los analistas.
La prensa estatal confirmó esta semana que el exministro de Defensa, Li Shangfu, y el excanciller Qin Gang “ya no están en funciones”, pero no entró en detalles.
La opacidad del sistema autoritario unipartidista genera una gran cantidad de rumores acerca de la renuncia de ambos funcionarios y si enfrentarán problemas legales. Tanto Li como Qin fueron designados durante el gobierno de Xi, lo que indica que debieron haber sido sometidos a un estudio minucioso, pero luego su conducta personal o alianzas políticas despertaron dudas.
“Es posible ver en el reajuste una manifestación de debilidad (de Xi) o una señal de su fuerza. Yo me inclino por el aspecto de la inseguridad”, dijo June Teufel Dreyer, experta en política china en la Universidad de Miami.
Xi se aparta de los precedentes al destituir a poderosos funcionarios designados por él y transformar aún más a todo el Partido Comunista “en la facción de Xi”, dijo Steve Tsang, director del Instituto China de la Facultad de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres.
Se ha ofrecido muy escasa información sobre la suerte de Li y Qin. Este último fue destituido en julio entre conjeturas de que habría violado un código tácito de ética que se suele utilizar para encubrir las riñas internas.
Li, designado ministro de Defensa durante una reforma del gabinete en marzo, fue enviado a Moscú para reforzar el respaldo de China a Rusia. No se lo ha visto desde que pronunció un discurso el 29 de agosto.
No hay indicios de que la desaparición de Qin y Li indiquen un cambio en la política exterior o de defensa. China está formando alianzas en oposición al orden mundial democrático liberal encabezado por Estados Unidos y sus aliados.
Xi tiene fama de valorar la lealtad por encima de todo y ha atacado implacablemente la corrupción en público y en privado, en lo que algunos ven como una manera de eliminar a rivales políticos y reforzar su propia posición en medio del deterioro de la economía y las tensiones crecientes que Estados Unidos por cuestiones de comercio, tecnología y Taiwán.
Los sistemas politico y legal chinos siguen siendo opacos, lo que da lugar a grandes discusiones sobre corrupción, caprichos personales o enfrentamientos entre altos funcionarios que dan lugar a su caída.
El partido gobernante se ve en dificultades para reanimar una economía fuertemente impactada por las medidas draconianas de “cero COVID”, el envejecimiento de la población, el alto desempleo entre los poseedores de títulos universitarios y la emigración de los sectores más ricos y educados en busca de sociedades más liberales en el exterior.
Ahora que el llamado “Pensamiento de Xi Jinping” ha quedado consagrado en la constitución partidista y que se han abolido los límites a los períodos presidenciales, Xi ha estructurado el sistema de manera tal que puede continuar en el poder por el resto de su vida.
El dirigente de 70 años encabeza los comités del partido y el Estado que supervisan al Ejército Popular de Liberación, la fuerza militar más grande del mundo, con 2 millones de efectivos en actividad.