Argelia vota nueva constitución tras más de un año de protestas
Las nuevas reformas prometen responder a las demandas de las protestas prodemocracia del año pasado
Los argelinos votaron el domingo para decidir si aprobaban una nueva constitución que limita los mandatos, promete nuevas libertades y pretende responder a las demandas de las protestas prodemocracia del año pasado, que forzaron la salida del veterano presidente autócrata.
Sin embargo, las voces críticas con la constitución no recibieron autorización para celebrar actos de campaña o expresar sus opiniones en la radio y televisión pública, de modo que hicieron una llamada a boicotear la votación. El referendo se celebraba en una fecha simbólica, el 68vo aniversario del inicio de la guerra argelina para independizarse de Francia.
Los activistas prodemocracia señalaron que la constitución revisada no llega lo bastante lejos para abrir la política a una nueva generación de líderes. Los partidos islamistas, por su parte, dijeron que no hacía suficiente por fomentar el islam y la lengua árabe, y se oponían a una cláusula sobre la libertad religiosa.
Mientras tanto, el hombre que impulsó el referendo, el presidente Abdelmadjid Tebboune, estaba hospitalizado en Alemania después de que varios miembros del gobierno mostraran síntomas de COVID-19. No estaba claro qué padecía el mandatario, de 74 años, ni su paradero exacto, aunque su oficina dijo el jueves en un comunicado que su estado era “tranquilizador”.
Para muchos argelinos, la medida más llamativa es la que permite al ejército argelino intervenir en el extranjero en operaciones de paz de Naciones Unidas o la Unión Africana, un drástico cambio respecto a la doctrina actual de no intervención. El Ejército juega desde hace tiempo un papel clave en Argelia, y el jefe de las fuerzas armadas, el general Said Bengriha, ha hecho campaña en todo el país a favor del “sí”.
La revisión de la constitución fue una de las promesas que hizo el presidente cuando fue elegido en diciembre. El texto limita a dos las legislaturas de presidentes y parlamentarios, facilita la creación de partidos políticos y otorga algunos poderes presidenciales al primer ministro, entre otros cambios.
En su último acto de campaña el miércoles, el primer ministro, Abdelaziz Djerrad, dijo que “permitirá pasar página definitivamente en las viejas prácticas de gestión de asuntos públicos, con la aparición de nuevas instituciones y nuevos métodos de ejercer responsabilidades basados en la democracia, la competencia, la transparencia”.
Djerrad insistió en que “refleja las grandes demandas” del movimiento de protesta Hirak y permitirá a los jóvenes y entidades no gubernamentales tener más influencia en la política argelina.
Los activistas de Hirak y sus seguidores, que querían una transformación completa del sistema de gobierno argelino, ven el referendo como un intento de parecer progresista mientras se mantiene la mayor parte de las estructuras de poder.
“Es una negación de la democracia”, dijo a The Associated Press el profesor Rachid Tlemçani. “Esta revisión es cosmética para dar un nuevo rostro al mismo sistema, que no cambiará”.
Unos 23,5 millones de argelinos podrán votar, aunque se esperaba que la participación fuera baja debido a las llamadas al boicot, una deslucida campaña y las preocupaciones en torno al coronavirus. Argelia ha registrado al menos 1.964 muertes asociadas al virus y más de 57.000 infectados.
Los resultados iniciales se esperaban tras el cierre de las urnas el domingo por la noche.