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Temor a la deportación pone en riesgo a inmigrantes de Florida en la temporada de huracanes

Gabriela Aoun Angueira
Miércoles, 20 de agosto de 2025 10:42 EDT
EEUU-MIGRANTES-DESASTRES NATURALES
EEUU-MIGRANTES-DESASTRES NATURALES (AP)

Si un gran huracán se acerca a Florida Central esta temporada, María sabe que es peligroso quedarse dentro de su casa de madera, similar a un remolque. En tormentas pasadas, se refugió en la casa de su hermana, que es más resistente. Si no podía llegar allí, había un albergue instalado en la escuela secundaria local si era necesario.

Pero con la agresiva aceleración de las detenciones y deportaciones de inmigrantes en su comunidad de Apopka, a 32 kilómetros (20 millas) al noroeste de Orlando, María, una trabajadora agrícola de México sin estatus legal permanente en Estados Unidos, no sabe si esas opciones son seguras. Todos corren el riesgo de encontrarse con agentes de inmigración.

“Pueden llegar a donde sea”, dijo María, de 50 años, quien insistió en que The Associated Press no usara su apellido por temor a ser detenida. “No es un límite”.

Durante mucho tiempo, los desastres naturales han planteado riesgos singulares para las personas que están en Estados Unidos sin un estatus legal permanente. Pero con la llegada de la temporada alta de huracanes en el Atlántico, los inmigrantes y sus defensores dicen que la agenda militarista de aplicación de la ley de inmigración del presidente Donald Trump ha aumentado el riesgo.

Lugares considerados espacios neutrales por los inmigrantes, como escuelas, hospitales y agencias de manejo de emergencias, ahora son sospechosos, y los acuerdos de las fuerzas del orden locales para colaborar con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) los hacen más vulnerables, ya que deben elegir entre la seguridad física o evitar la detención.

“¿Voy a arriesgarme a la tormenta o a poner en peligro a mi familia en el refugio?” dijo Dominique O’Connor, organizadora de la Asociación de Trabajadores Agrícolas de Florida. “Te vas a encontrar con las agencias de aplicación de la ley de cualquier manera”.

Para O’Connor y para muchos inmigrantes, se trata de las tormentas. Pero las personas sin estatus legal permanente podrían enfrentar estas decisiones en cualquier lugar donde el calor extremo, los incendios forestales u otro clima severo podrían exigirles evacuar, obtener suministros o incluso buscar atención médica.

Las agencias federales y estatales han dicho poco sobre si la aplicación de la ley de inmigración se suspendería en un desastre. No haría mucha diferencia para María: “Con lo que hemos vivido, la confianza se ha perdido”.

Nuevas políticas profundizan las preocupaciones

Los esfuerzos de la administración republicana de Trump para ampliar exponencialmente la capacidad de aplicación de la ley migratoria significan que muchas de las agencias activas en la respuesta a desastres tienen cada vez más participación en la aplicación de la ley de inmigración.

Desde enero, cientos de agencias del orden público han firmado acuerdos 287(g), que les permiten realizar ciertas acciones de aplicación de la ley de inmigración. La mayoría de los acuerdos se realizaron en Florida y Texas, estados propensos a huracanes.

La División de Manejo de Emergencias de Florida supervisa la construcción de las nuevas instalaciones de detención del estado, como la que se conoce como “Alcatraz de los caimanes” en los Everglades. Los fondos de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) se utilizan para construir más centros de detención en todo el país, y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) reasignó temporalmente a algunos empleados de la FEMA para ayudar al ICE.

La Guardia Nacional, que suele repartir comida y agua después de desastres, ha sido activada para apoyar las operaciones de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) y colaborar en los centros de detención.

Estos roles duales pueden crear una situación intimidante durante un desastre. Tras las inundaciones de julio, más de 2.100 personas de 20 agencias estatales ayudaron en el amplio esfuerzo de respuesta en el centro de Texas, junto con agentes de la CBP. La policía controló la entrada a las áreas más afectadas. El Departamento de Seguridad Pública de Texas y agentes de seguridad privada controlaron las entradas a los centros de recuperación de desastres establecidos por la FEMA.

Eso inquietó incluso a las familias con estatus legal permanente, dijo Rae Cárdenas, directora ejecutiva del Centro Comunitario Doyle en Kerrville, Texas. Cárdenas ayudó en la coordinación con el consulado mexicano en San Antonio para reemplazar documentos de personas que vivían detrás de los puntos de control policial.

“Algunas familias tienen miedo de ir a buscar su correo porque sus documentos legales fueron arrastrados por el agua”, dijo Cárdenas.

En Florida, estas políticas podrían hacer que las personas no quieran conducir por las carreteras de evacuación. Las paradas de tráfico son una herramienta frecuente de detención, y en febrero, Florida aprobó una ley que criminaliza la entrada al estado de personas sin estatus legal, aunque un juez la bloqueó temporalmente.

Podría haber menos lugares para evacuar ahora que los refugios públicos, a menudo custodiados por la policía o que requieren identificación para entrar, ya no son considerados “áreas protegidas” por el DHS. En enero, la agencia rescindió una política del expresidente demócrata Joe Biden para evitar la aplicación de la ley en lugares como escuelas, instalaciones médicas y sitios de respuesta a emergencias.

Los temores se extienden incluso a la recuperación de desastres. Además de encontrarse con la policía en los centros de recuperación de la FEMA, los hogares de estatus mixto que califican para recibir ayuda de la agencia podrían dudar en solicitarla por temor a que otras agencias accedan a su información, dijo Esmeralda Ledezma, asociada de comunicaciones de la organización sin fines de lucro Woori Juntos, con sede en Houston. “Aun si tienes derecho a recibir ayuda federal, tienes miedo de ser castigado por ello”, dijo Ledezma.

En emergencias anteriores, el DHS ha emitido mensajes donde indica que suspendería la aplicación de la ley de inmigración. La política actual de la agencia no está clara.

La secretaria adjunta del DHS, Tricia McLaughlin, dijo en un correo electrónico que la CBP no había emitido ninguna guía “porque no ha habido desastres naturales que afecten la aplicación de la ley en áreas fronterizas”. No dijo qué instrucciones se dieron durante la activación de la agencia en las inundaciones de Texas, o si el ICE estaría activo durante un desastre.

La División de Manejo de Emergencias de Florida no respondió a preguntas relacionadas con sus políticas hacia las personas sin estatus legal. La División de Manejo de Emergencias de Texas remitió a The Associated Press a la oficina del gobernador republicano Greg Abbott, que no respondió.

Construir resiliencia local es una prioridad

A pesar de las estrictas medidas de aplicación de la ley, las autoridades locales de algunas áreas propensas a huracanes están ampliando su contacto con las poblaciones inmigrantes. “Tratamos de avanzar como de costumbre”, dijo Gracia Fernández, coordinadora de acceso lingüístico para el condado de Alachua en Florida Central.

El año pasado, el condado puso en marcha un programa para traducir y distribuir comunicaciones de emergencia en español, criollo haitiano y otros idiomas. Ahora, el personal quiere difundir el mensaje de que los refugios del condado no requerirán identificaciones, pero dado que son espacios públicos, Fernández reconoció que no hay mucho que puedan hacer si el ICE llega.

“Todavía existe un riesgo”, dijo. “Pero haremos nuestro mejor esfuerzo para ayudar a que la gente se sienta segura”.

A medida que las comunidades inmigrantes son empujadas más profundamente a las sombras, más responsabilidad recae en las organizaciones sin fines de lucro y en las propias comunidades para mantenerse seguras entre sí.

El Centro Comunitario Hope en Apopka ha presionado a los funcionarios locales para que se comprometan a no requerir identificaciones en los refugios y puntos de distribución de sacos de arena. Durante una evacuación, la instalación se convierte en un refugio alternativo y un centro de comando, desde el cual el personal traduce y envía comunicaciones de emergencia en varios idiomas. Para aquellos que no abandonarán sus hogares, el personal realiza controles de bienestar puerta a puerta, entregando comida y agua.

“Es una operación muy de base, muy subterránea”, dijo Felipe Sousa Lazaballet, director ejecutivo del centro.

Preparar a la comunidad es un desafío cuando está consumida por las crisis diarias provocadas por las detenciones y deportaciones, dijo Sousa Lazaballet.

“Todos estamos en modo de triaje”, dijo. “Todos los días hay una emergencia, por lo que la comunidad no necesariamente está pensando en la temporada de huracanes todavía. Por eso debemos tener un plan”.

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La cobertura de The Associated Press sobre filantropía y organizaciones sin fines de lucro recibe apoyo a través de la colaboración de la AP con The Conversation US, con financiamiento de Lilly Endowment Inc. La AP es la única responsable de este contenido.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

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