Qué hay que saber sobre disputa entre Elon Musk y un juez brasileño en torno a la libre expresión

Gabriela S. Pessoa,Barbara Ortutay
Jueves, 11 de abril de 2024 21:29 EDT
BRASIL-MUSK
BRASIL-MUSK (AP)

El multimillonario Elon Musk protagoniza una disputa con un juez del Supremo Tribunal Federal de Brasil en lo relativo a la libertad de expresión, las cuentas de extrema derecha y la desinformación en X, la red social que Musk adquirió cuando se llamaba Twitter.

Desde su adquisición, el controversial empresario ha cambiado drásticamente muchas de las políticas de Twitter, recortó personal y ha transformado lo que la gente ve en la plataforma. Como su propietario y tal vez su usuario más influyente, también la ha utilizado para intentar influir en el discurso político en diversas partes del mundo. Su más reciente embrollo se desarrolla en la nación de 203 millones de habitantes con la mayor economía y población de América del Sur.

El director general de Tesla y SpaceX, nacido en Sudáfrica, adquirió Twitter en 2022 y se declara a sí mismo un “absolutista de la libertad de expresión”. Para sus críticos, es un absolutismo con un sesgo político. Reactivó cuentas que habían sido dadas de baja, tales como la del promotor de teorías de conspiración Alex Jones y la del expresidente estadounidense Donald Trump, al igual que cuentas que pertenecían a neonazis y supremacistas blancos. Los anunciantes que dejaron de gastar en X en respuesta a la presencia de material antisemita y otros contenidos de odio en la plataforma eran parte de un “chantaje”, según Musk.

En Estados Unidos, la libertad de expresión es un derecho constitucional mucho más permisivo que en otros países, incluido Brasil, en donde Alexandre de Moraes, juez del Supremo Tribunal Federal, ordenó este mes llevar a cabo una investigación contra Musk respecto a la divulgación de noticias falsas difamatorias y otra pesquisa sobre posible obstrucción, instigación y asociación delictuosa.

¿QUÉ CUENTAS HA BLOQUEADO BRASIL?

En Brasil, los jueces pueden ordenarle a cualquier sitio web que retire contenido. Algunas de estas decisiones están bajo precinto.

Ni las cortes brasileñas ni X han dado a conocer la lista de cuentas que se ha ordenado que dejen de publicar, pero destacados simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro y activistas de extrema derecha ya no aparecen en la plataforma.

Algunos pertenecen a una red conocida como “milicias digitales”. Fueron objeto de una investigación de cinco años que supervisó De Moraes, en un principio por la presunta divulgación de noticias falsas difamatorias y amenazas contra jueces del Supremo Tribunal Federal, y posteriormente, después de la derrota electoral de Bolsonaro en 2022, por incitar manifestaciones en todo el país en las que se pedía revocar el triunfo del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

¿QUIÉN ES EL JUEZ DE MORAES?

De Moraes es inconfundible, con su cabeza calva, complexión atlética y amplia toga negra. En sus crecientes ataques al juez, Musk lo llamó el “Darth Vader de Brasil”.

Ya sea al investigar a Bolsonaro, eliminar las cuentas de sus aliados en redes sociales, u ordenar el arresto de los simpatizantes del exmandatario que irrumpieron en edificios gubernamentales el 8 de enero de 2023, De Moraes ha actuado enérgicamente en contra de aquellos a los que considera que socavan la joven democracia de Brasil.

Días después de que una turba irrumpió en los edificios gubernamentales de la capital brasileña, De Moraes ordenó a Facebook, Twitter, Telegram, TikTok e Instagram que bloquearan las cuentas de individuos acusados de incitar o apoyar los ataques al orden democrático de Brasil.

¿CÓMO FUE QUE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN SE CONVIRTIÓ EN UNA CAUSA PARA LA EXTREMA DERECHA DE BRASIL?

Desde hace tiempo, la derecha política de Brasil ha considerado que De Moraes amordaza la libre expresión y que es parte de una persecución política. Legisladores del círculo de Bolsonaro han sido encarcelados y las viviendas de algunos de sus simpatizantes han sido allanadas.

El mismo Bolsonaro fue objeto de la investigación sobre las milicias digitales en 2021. Eso fue en parte porque sembraba dudas infundadas en torno al sistema de voto electrónico de Brasil. Ese año también declaró en un mitin que ya no acataría las decisiones de De Moraes, lo que puso al país al borde de una crisis institucional.

¿CUÁL ES EL PAPEL DE MUSK?

Los usuarios de X de extrema derecha han estado tratando de involucrar a Musk en la política brasileña desde hace años, dijo Bruna Santos, abogada y jefa de campañas en Digital Action, un organismo activista que lucha por defender a la democracia y los derechos humanos de las amenazas digitales.

“Con frecuencia lo etiquetan, pidiéndole que asuma una posición respecto a (De) Moraes”, señaló.

El sábado lo hizo al compartir una publicación de la cuenta del equipo de Asuntos Globales de Gobierno de X en la que etiquetó a De Moraes y escribió: “¿Por qué estás haciendo esto?”

Musk publicó el sábado que reactivar las cuentas —la mayoría de las cuales aparentemente sólo están bloqueadas en Brasil— “probablemente” llevará a la red social a perder sus ingresos en el país sudamericano y a tener que cerrar su oficina local.

En su decisión de investigar a Musk, De Moraes lo acusó de librar una “campaña de desinformación” pública sobre las acciones del máximo tribunal brasileño.

¿MUSK ES UN “ABSOLUTISTA DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN”?

Aunque Musk ha despotricado contra lo que percibe como la censura de ciertos puntos de vista por parte de la administración anterior de Twitter, también ha tratado de silenciar a los críticos con los que no está de acuerdo, incluidos periodistas y organizaciones sin fines de lucro que reportan sobre sus compañías.

A fines de 2022, Musk había acusado a los periodistas de compartir información privada sobre su paradero, la cual describió como “básicamente coordenadas para efectuar un asesinato”. No presentó evidencia que sustentara dicha afirmación, aunque previamente el empresario decidió bloquear permanentemente una cuenta que rastreaba automáticamente los vuelos de su avión privado utilizando datos disponibles al público.

El mes pasado, un juez federal sobreseyó una demanda de X en contra del Centro para Contrarrestar el Odio Digital, un organismo sin fines de lucro que ha documentado el incremento en el discurso de odio en la plataforma desde que fue adquirida por el propietario de Tesla.

La plataforma había argumentado que los investigadores del centro violaron los términos de servicio del sitio al recopilar indebidamente tuits públicos, y que sus informes subsecuentes sobre el incremento en el discurso de odio le costaron a X millones de dólares cuando los anunciantes se retiraron.

Pero el juez federal Charles Breyer desestimó la demanda, escribiendo en su orden que la denuncia trataba “abierta y descaradamente sobre una cosa”, castigar al organismo sin fines de lucro por su discurso.

¿QUÉ TAN GRANDE ES X EN BRASIL?

Brasil es un mercado crucial para X y otras plataformas. Aproximadamente 40 millones de brasileños, o alrededor del 18% de la población, ingresan a X al menos una vez al mes, según el grupo de investigación de mercado eMarketer.

Twitter cerró oficinas y despidió a empleados en Brasil en 2022, después de que Musk compró la compañía. Se desconoce cuántos trabajadores tiene X actualmente en el país sudamericano.

El representante jurídico de X en Brasil, el despacho de abogados Pinheiro Neto, se negó a comentar al respecto. X no respondió a un mensaje en busca de comentarios.

¿QUÉ SIGUE?

Eso depende de las acciones de Musk y de X. Si se reactivan las cuentas en Brasil, la empresa enfrentará multas, en el mejor de los casos. Aunque en general las multas no han desuadido a Musk, los expertos dicen que podrían aumentar y X podría incluso enfrentarse a una suspensión.

“Las multas podrían incrementarse, y a la larga derivar en la suspensión de la plataforma. Pero esta siempre es la última medida, ya que perjudica a otros usuarios en Brasil”, dijo Filipe Medon, abogado de privacidad de datos y profesor en la Fundación Getulio Vargas.

En cuanto a Musk —un ciudadano extranjero con una compañía cuya sede se encuentra en Estados Unidos— cualquier medida de parte de las autoridades brasileñas exigiría cooperación jurídica con las autoridades estadounidenses.

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Ortutay reportó desde San Francisco.

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