Presidente colombiano acoge como propia la marcha de la clase obrera para defender sus reformas
El presidente colombiano Gustavo Petro acogió como propia la tradicional marcha del Día Internacional de los Trabajadores para impulsar desde las calles y con sectores afines a su gobierno las reformas sociales que impulsa en el Congreso y que han causado preocupación en algunos sectores de la población.
“Sí a la reforma pensional, por una vejez digna”, defendía en un cartel Edison Manrique, un electricista de 34 años, mientras marchaba el miércoles por la céntrica carrera séptima de Bogotá junto a miles de personas con carteles de sindicatos, banderas de Colombia, alusivas a entidades del gobierno y de partidos de izquierda.
“Sin la reforma es muy difícil pensionarme, las semanas que se necesitan (cotizando) lo hacen algo inalcanzable. Una reforma como esta nos ayudaría a tener un poco más de esperanza”, señaló a The Associated Press.
La manifestación del miércoles por las calles del centro de Bogotá, a la que Petro asistió, es también una respuesta a una reciente protesta de opositores que logró convocar a más de 250.000 personas en todo el país.
Petro se unió a la marcha y caminó unas cuadras hasta la icónica Plaza de Bolívar, la misma en la que juró como presidente, que lucía nuevamente llena. La plaza tiene una capacidad para albergar a 55.000 personas
“La marcha es más un punto de orgullo para el gobierno, principalmente para el presidente, quien ha basado parte de su autoridad y su legitimidad en el apoyo de las mayorías”, dijo a The Associated Press Javier Garay, doctor en Ciencia Política y docente de la Universidad Externado de Colombia. “Las últimas manifestaciones, que no coinciden con otras ya previamente citadas como ésta, no le han funcionado bien”.
La víspera Petro rechazó que algunos críticos dijeran que se estaba aprovechando de la marcha de los trabajadores. “Tan acostumbrados a tirarle gases a los trabajadores los 1 de mayo que ahora no entienden por qué el presidente de la república marcha con la clase obrera”, señaló desde X, antes Twitter.
Las manifestaciones en contra y a favor del gobierno se han convertido en una constante en Colombia desde que Petro subió al poder en 2022. Los sectores de derecha y moderados no estaban habituados a hacer contrapeso de ese modo en un país que experimenta por primera vez un gobierno de izquierda. Mientras que Petro, quien siempre estuvo en la oposición, llama a las calles al “pueblo” constantemente.
El 21 de abril la oposición manifestó su disconformidad con Petro en la marcha más concurrida de este sector durante su gobierno. Los reclamos se centraron especialmente en las reformas sociales que impulsa y su idea de llevar al país a un proceso para reformar la Constitución, el cual no ha quedado claro.
“Este es un gobierno democrático, no es comunista como dicen, no va a expropiar a nadie, trabaja por las comunidades que nunca han sido tenidas en cuenta”, dijo a AP Marta Cecilia García, de 67 años, mientras ondeaba la bandera del Partido Comunista.
García cuenta con una pensión luego de dedicar su vida al magisterio y asegura que no le interesa que la reforma logre un aumento en su mesada. “Lo que necesitamos es que el dinero público se reparta para todos”, explicó.
Entre las reformas que impulsa Petro, hay dos que cursan en el Congreso y atañen directamente a los trabajadores, cuyos sindicatos nutren las manifestaciones pro gobierno: la del sistema de pensiones que ya fue aprobada en dos debates y debe discutir el Senado, y la laboral, que está en su primer debate.
El gobierno busca aumentar la cobertura, dado que actualmente sólo una de cada cuatro personas en edad de pensionarse lo logran. La propuesta implica darle más cabida al régimen estatal, en que cotizarían obligatoriamente quienes devenguen hasta 2,3 salarios mínimos mensuales (unos 780 dólares), que al administrado por los fondos privados, donde podrían cotizar quienes ganen más de ese monto.
La reforma laboral, por su parte, aboga por aumentar la estabilidad de los trabajadores al priorizar la contratación a término indefinido, así como modificar las jornadas de trabajo para reducir el turno diurno y aumentar el recargo dominical.