Pastores evangélicos mantienen apoyo espiritual en una Venezuela golpeada por la crisis
“¿Puedo ir al templo con mi pistola?”.
La pastora venezolana Fernanda Eglé entró en un dilema. Aceptar arriesgaría a su congregación en una iglesia evangélica de Caracas. Pero, ¿y si negarse terminaba por alejar de Dios al joven pandillero?
“Era un riesgo, pero Dios estaba en el asunto”, dijo Eglé. “Él conocía el corazón de esas personas, así que comenzamos un ‘culto para malandros’ con la intención de que ellos fueran”.
Otros pastores evangélicos como ella ofrecen acompañamiento espiritual en barrios venezolanos afectados por el crimen, el consumo de drogas y las pandillas. Su labor es compleja en medio de la crisis que afecta al país sudamericano desde hace 12 años, ocasionada por un desplome en los precios del petróleo, la corrupción y mal manejo gubernamental.
El colapso económico ha forzado a millones a migrar desde que el presidente Nicolás Maduro tomó el poder en 2013. Y a pesar de las declaraciones oficiales que aseguran que los niveles de inflación bajaron en 2024, el mandatario declaró en abril una “ emergencia económica ”, lo que le concede poderes especiales para tomar medidas extraordinarias.
“El trabajo en las comunidades es muy difícil, pero eso no nos detiene”, dijo Eglé. “Tenemos que seguir avanzando”.
¿Qué tan grande es la comunidad evangélica en Venezuela?
Aunque no se han publicado cifras oficiales en más de una década, expertos y miembros de la comunidad sostienen que el número de evangélicos ha crecido como en otros países latinoamericanos.
Las crisis sociales, políticas y económicas en la región podrían estar detrás de dicho crecimiento, afirmó David Smilde, profesor de sociología en la Universidad de Tulane en Nueva Orleans.
El segundo factor que impulsa a las comunidades a acudir a los templos evangélicos podría ser la escasez de sacerdotes en la Iglesia católica, agregó. Y con normas menos estrictas para formar e instituir líderes, los evangélicos pueden llenar esos vacíos con mayor rapidez.
En cuanto a los venezolanos, muchos se encuentran al borde de la supervivencia. “Este es un contexto en el que la participación en las iglesias evangélicas puede brindar fortaleza, enfoque y una red social de apoyo mutuo”, afirmó Smilde.
A pesar de que no hay estadísticas oficiales en Venezuela, el Departamento de Estado de Estados unidos estimó en un informe de 2023 que el 96% de la población venezolana es católica, aunque la cifra podría dejar afuera el aumento de los evangélicos.
Por su parte, el sociólogo Enrique Alí González estima que la afiliación religiosa actual sería del 82% al 84% católica y del 10% al 12% evangélica, con otras confesiones representando los porcentajes restantes. Basó esas cifras en su trabajo de campo y datos de una de las evaluaciones demográficas más recientes, dirigida por la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas en 2016.
El rol de los pastores en las comunidades
Al igual que Eglé, el pastor José Luis Villamizar invita a otros venezolanos a abrazar el evangelio para empezar de cero. “Hemos logrado que personas que se dedicaban al asesinato se aparten de ese tipo de vida”, dijo.
Villamizar fundó su iglesia en su casa de Caracas durante la pandemia de COVID-19. Al principio compartió la palabra desde su ventana, pero cuando el encierro terminó, salió a las calles a predicar.
Tanto él como Eglé visitan ancianos y otras comunidades que carecen de recursos básicos.
Empleando donaciones y sus propios recursos reparten alimentos, medicinas y ropa. En sus visitas hay oración pero también actividades recreativas, talleres financieros y jornadas de barbería.
“Echamos bromas, a las mujeres les pintamos las uñas, intentamos todo para hacerles la vida un poco más fácil”, dijo Eglé.
Una iglesia acogedora
De acuerdo con la pastora, los miembros de bandas criminales que se unieron a su congregación eventualmente aceptaron dejar sus armas en la entrada del templo.
“Yo traté con muchos y les pregunté: ¿qué te llevó ahí?” recordó. “Y cuando me contaban su historia, yo lloraba con ellos”.
La iglesia de Villamizar encuentra hogares temporales para quienes aceptan abrazar la fe y dar un giro positivo a su vida. Su congregación monitorea su comportamiento y les ofrece apoyo hasta que encuentran un empleo y se independizan.
“Si no los ayudamos a salir de esa situación, van a volver al mismo sitio”, dijo el pastor.
Maduro se acerca a los evangélicos
En 2023 el gobierno venezolano lanzó el programa “Mi iglesia bien equipada”, que ofrece ayudas económicas para mejorar templos cristianos. Algunos pastores aceptan los recursos gubernamentales. Otros prefieren valerse por sí mismos.
Eglé recuerda que una contribución estatal le ayudó a comprar sillas y un inmueble que después transformó en un templo. Villamizar opta por mantenerse al margen de los apoyos.
“Yo creo que si la Iglesia de Dios se enreda con la política, terminan pasándole una facturita”, dijo el pastor. “Prefiero que Él provea todas las cosas. Y hasta el día de hoy, siempre ha proveído”.
De acuerdo con Smilde, el acercamiento de Maduro con algunos líderes evangélicos ha traído pocas repercusiones al país.
Según explicó, los políticos tienden a pensar en los evangélicos como integrantes de una iglesia unificada, similar a la católica, pero son distintos. Ellos crean comunidades independientes y en sus creencias la idea de una relación individual con Jesucristo es central.
“Las posibilidades de movilizar políticamente a los evangélicos es ampliamente malentendida en Venezuela y se sobreestima”, aseguró Smilde.
“Hace un año había mucha preocupación sobre si el acercamiento de Maduro a los evangélicos sería un factor en las elecciones, pero no fue el caso, a pesar de los esfuerzos considerables de su parte”.
Lo que los venezolanos encuentran en sus iglesias
Israel Guerra fue criado como católico, pero una crisis de fe lo llevó a convertirse en evangélico.
“Hago la transición porque en el catolicismo nunca sentí apoyo”, recordó Guerra, actual miembro de una mega iglesia de Caracas.
Él también ha notado la expansión de estas iglesias en su ciudad y considera que una de las causas es que los venezolanos las encuentran accesibles.
“Más allá de ser donde te dicen reglas para poder entrar al cielo, es donde se va a refugiar la persona maltratada, la persona abusada, la persona que está saliendo del alcoholismo, la persona que está saliendo de las drogas”, aseguró.
No todas las congregaciones son tan flexibles o acogedoras, dijo Génesis Díaz, hija de pastores evangélicos en una iglesia que pide a sus miembros ceñirse a normas estrictas al profesar su fe. Sin embargo, la manera en la que su alcance ha crecido también le parece notable.
Como misionera y creadora de contenido cristiana que visita diversas congregaciones en Caracas de manera cotidiana, refirió haber visto unas 20 iglesias evangélicas en barrios donde no hay más que un templo católico.
“Venezuela es un país cristiano”, dijo. “Si bien hay cosas que como país hemos ido olvidando y hay gente mala, en la mayoría hay un despertar muy fuerte de parte de Dios”.
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María Teresa Hernández reportó desde Ciudad de México.
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