Inicia fase de veredicto y sentencia en juicio de Bolsonaro por conspiración electoral en Brasil

El destino del expresidente brasileño Jair Bolsonaro está en juego el martes al comenzar la fase de veredicto y sentencia de su juicio por presuntamente encabezar una conspiración para mantenerse en el poder.
Un panel del Supremo Tribunal Federal programó sesiones durante cinco días hasta el 12 de septiembre con el fin de decidir si el exlíder derechista es culpable de intentar anular el resultado de las elecciones presidenciales de 2022, cuando fue derrotado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva por un estrecho margen.
Bolsonaro, quien niega haber cometido algún delito, fue acusado de cinco cargos relacionados con el intento de dar un golpe de Estado. Está bajo arresto domiciliario y ha dicho repetidamente que el juicio tiene motivaciones políticas.
Ese argumento le pareció sólido al presidente estadounidense Donald Trump, quien vinculó directamente un arancel del 50% sobre los bienes importados de Brasil a la situación judicial de su aliado. Trump ha calificado el proceso judicial de ser una "cacería de brujas" contra un oponente político, lo cual ha desencadenado reacciones nacionalistas de muchos políticos brasileños.
Se acusa a Bolsonaro de intentar dar un golpe de Estado, de involucrarse en una organización criminal armada, de intentar la abolición violenta del Estado de derecho democrático y de dos cargos relacionados con destrucción de propiedad estatal.
Un veredicto de culpabilidad tan sólo por el cargo de conspiración para el golpe conlleva una sentencia de hasta 12 años de cárcel.
Otros siete aliados cercanos de Bolsonaro están siendo juzgados junto al expresidente, incluidos su excompañero de fórmula y ministro de defensa Walter Braga Netto y el exministro de defensa Paulo Sérgio Nogueira.
El máximo tribunal electoral de Brasil ya le ha prohibido a Bolsonaro postularse en elecciones hasta 2030 por abuso de poder mientras estaba en el cargo, y por sembrar dudas infundadas sobre el sistema de votación electrónica del país.
Una investigación de la policía federal indicó que los intentos por difundir noticias falsas sobre el sistema de votación de Brasil formaban parte de un plan multifacético para mantener a Bolsonaro en el poder.
Parte de ese complot incluía un plan para asesinar a Lula y a un juez del Supremo Tribunal, según alega la fiscalía. Dice también que el motín del 8 de enero —en el que partidarios de Bolsonaro saquearon importantes edificios gubernamentales una semana después de que Lula asumiera el cargo— fue un intento de obligar a una intervención militar y derrocar al nuevo presidente.
La fiscalía terminó de presentar su caso en julio y la defensa concluyó sus argumentos a mediados de agosto.
Poco después, la policía acusó a Bolsonaro y a su hijo Eduardo de obstrucción a la justicia en un caso separado. Dijeron que en una ocasión el expresidente quiso huir a Argentina y solicitar asilo político.
Eduardo Bolsonaro se mudó a Estados Unidos este año a pesar de tener un escaño en el Congreso de Brasil, y ha procurado que haya sanciones contra el juez Alexandre de Moraes, quien supervisa el caso de su padre. El gobierno de Trump impuso tales medidas a finales de julio.
Las autoridades consideran que existe el riesgo de que Bolsonaro se dé a la fuga. En el período previo a la fase de veredicto y sentencia, el Supremo Tribunal Federal ordenó medidas de seguridad adicionales. El sábado, De Moraes permitió la inspección de vehículos que salían de la residencia de Bolsonaro y ordenó la vigilancia presencial del área circundante a su hogar.
Algunos expertos consideran que el juicio a Bolsonaro es “histórico”, y han destacado que es la primera vez que altos funcionarios acusados de un intento de golpe de Estado son sometidos a un juicio penal.
Brasil fue gobernado por una dictadura militar durante más de dos décadas, entre 1964 y 1985, una era por la cual Bolsonaro ha expresado nostalgia. El gobierno aprobó una amplia Ley de Amnistía en 1979 y Brasil nunca procesó a ninguno de los oficiales militares responsables de las violaciones generalizadas de derechos humanos durante esa época.
El país aún no hace frente del todo a su violento pasado, pero este juicio marca una ruptura histórica con la impunidad, expresó Lucas Figueiredo, autor de varios libros sobre la dictadura más reciente del país.
“La historia dirá si es 100% exitoso, pero lo que estamos viendo hoy es un movimiento que rompe con una tradición de golpes militares”, afirmó.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.