Escuela femenina de samba prepara desfile desafiante en Río
A medida que se aproxima el Carnaval de Río de Janeiro, los miembros de las escuelas de samba afinan sus bailes y ritmos minuciosamente cronometrados
A medida que se aproxima el Carnaval de Río de Janeiro, los miembros de una escuela de samba perfeccionan una actuación minuciosamente afinada con bailarinas que giran con faldas azules, rojas y blancas y 40 percusionistas que marcan el ritmo con entusiasmo.
No hay ningún hombre a la vista. Esta escuela de samba, en el barrio Madureira de Río, es la primera de la ciudad hecha por y para mujeres.
Estos clubes de música y baile vinculados con la comunidad siempre han incluido mujeres, más comúnmente como costureras y bailarinas. Han tocado los instrumentos más pequeños de las escuelas y las reinas del Carnaval encabezan las procesiones con atuendos intrincados de lentejuelas. Pero rara vez las mujeres toman las decisiones sobre finanzas, temas o incluso disfraces.
“Las grandes escuelas de samba están coordinadas por hombres, lo que significa que las mujeres están acostumbradas a recibir órdenes”, señala Barbara Rigaud, de 54 años, productora cultural y estilista que dirige la nueva escuela de samba Turma da Paz de Madureira (Grupo de la Paz de Madureira, conocido por las siglas TPM).
Durante un ensayo reciente, los músicos tocaron bajo una enorme marquesina roja y naranja, que ofrecía cierta protección contra el sol abrasador, mientras que las mujeres mayores y una niña se sentaban en sillas alineadas contra la pared.
“Aquí, una mujer puede expresar sus deseos, sus ideas, sus opiniones, lo que aumenta la autoestima”, añade Rigaud, una mujer negra de sonrisa amplia y quien usa aretes de cuentas. “Es algo que nos empodera”.
TPM nació en 2011 como un bloco, el nombre que reciben las agrupaciones musicales que inundan las calles con fiestas durante la época del Carnaval. Rigaud decidió que quería llevar más allá el grupo formado sólo por mujeres y competir en las ligas de samba de la ciudad. Logró la aprobación de los concejales de la ciudad y la escuela se inauguró en septiembre.
La escuela tiene 320 miembros y ensaya en el barrio de clase media baja de Madureira, en la zona norte de Río, junto con algunas de las escuelas de samba más prestigiosas de la ciudad, como Portela e Império Serrano.
Entre las decenas de bateristas del grupo se encuentra Gisele Rosires, de 47 años. Está orgullosa de su tambor surdo grande y voluminoso, pero el rechazo es fuerte.
“Los hombres me miran de arriba abajo, creen que no soy capaz”, afirma. Hace un año y medio, estaba tocando en el parque de Madureira para su primer show con la escuela, cuando un hombre le quitó el instrumento. “Me dijo: ‘Eres mujer, lárgate’”, recuerda Rosires, quien terminó yéndose, molesta, para evitar armar un escándalo.
Los retos comienzan con la sola mención del nombre de TPM, pues las siglas son las mismas en portugués que para el síndrome premenstrual o SPM. Si bien las bandas callejeras del Carnaval a menudo emplean juegos ingeniosos de palabras, esta fue una coincidencia involuntaria que a menudo provoca risas y burlas entre los hombres. Algunos las llaman la Turma (Grupo) de Putas de Madueira.
El sistema patriarcal sigue persistiendo en Brasil. Las mujeres son mayoría en el electorado brasileño, pero en las elecciones al Congreso de octubre sólo obtuvieron el 18% de los escaños de la cámara baja. La proporción de senadoras es aún menor. En el ámbito empresarial, las mujeres ocupan puestos de liderazgo en el 38% de las 250 empresas medianas encuestadas por la consultora Grant Thornton. Ese porcentaje ha subido desde el 15% de 2015, pero sigue sin alcanzar la igualdad.
Entretanto, siguen siendo generalizados el acoso y las agresiones sexuales en las fiestas callejeras del Carnaval. Sin embargo, las mujeres han estado defendiendo cada vez más durante la última década sus derechos, difundiendo el mensaje “¡No es no!” en calcomanías y folletos.
Cuando las mujeres son el centro de atención del Carnaval, a menudo son sexualizadas, en particular las mujeres negras. Durante su cobertura del Carnaval cada año, la gigantesca cadena de televisión Globo transmite viñetas con la llamada Globeleza, que significa “belleza del globo”, interpretada por una actriz negra cuyo papel es promover el espectáculo bailando sugerentemente mientras está prácticamente desnuda.
“Ser parte de esta escuela es una forma de decir que estamos juntas. Creo que las mujeres necesitan esto, las mujeres negras en particular”, manifiesta durante un ensayo Margaret Oliveira, una ama de casa negra de 55 años que forma parte del grupo de bailarinas de TPM.
Hacer tiempo para uno mismo en una sociedad que valora y espera el sacrificio de las mujeres es un acto de resistencia, agrega Oliveira.
Con raras excepciones, las mujeres que contribuyeron a la samba a lo largo del tiempo han sido omitidas de su historia, subraya Maira de Deus Brito, quien investiga la samba y la religión afrobrasileña Candomblé en la Universidad de Brasilia.
Para su primer desfile, el 19 de febrero, TPM honrará a Iansã, la deidad femenina y guerrera del Candomblé. Faltan unos cuantos días para el Carnaval, pero los disfraces siguen incompletos debido a la falta de fondos. Su proyección también será un poco corta, dado que el protocolo del desfile requiere que el desfile incluya a dos hombres como maestros de ceremonia.
“Tiene que ser un hombre por ahora, hasta que cambie, hasta que termine este machismo”, lamenta Rigaud, la directora de la escuela.
Como en cualquier disputa de poder, la escuela enfrentará problemas y oposición, recalca Paula Dürks Cassol, quien escribió un artículo sobre los derechos de las mujeres y la samba en Río de Janeiro y que fue publicado el año pasado en el Journal of International Women’s Studies (Revista de Estudios Internacionales sobre la Mujer).
“Cada vez que las mujeres intentan crear nuevos métodos de resistencia, emancipación y empoderamiento, va a haber barreras”, manifiesta Dürks Cassol. “Pero estoy segura de que, gracias a su unión y fuerza, vencerán”.
Al anochecer de un día reciente de ensayos de TPM, el grupo salió del patio, con el sonido de sus tambores reverberando por la calle estrecha que conduce al parque Madureira.
Este año, la escuela debutará en la liga de samba de nivel más bajo de Río. Si las mujeres se desempeñan suficientemente bien, pueden subir de rango para el desfile del año próximo. Rigaud ya tiene la vista puesta en alcanzar el Sambódromo, donde sólo compiten las mejores escuelas
“No estamos aquí para andar con juegos”, asegura Rigaud. “Estamos aquí para luchar, para ganar”.