Bolivia: fiesta de las miniaturas inicia con ritos al Ekeko
Con alcohol, cerveza y papeles de colores vertidos sobre una figura del Ekeko, el dios de la abundancia, los bolivianos inician la fiesta de la Alasita o de las miniaturas
Con alcohol, cerveza y papeles de colores vertidos sobre una figura del Ekeko, el dios de la abundancia, los bolivianos iniciaron el martes la fiesta de la Alasita o de las miniaturas en La Paz.
“Él nos ayuda a conseguir un poco más de trabajo, nos ayuda a tener un poco más de fortaleza”, dijo a The Associated Press Ruth Gonzales, una enfermera de 37 años. Gonzales aseguró que también prende un cigarro y luego se lo pone en la boca para que el Ekeko le cumpla sus sueños.
Según la tradición, el Ekeko -representado por un hombre regordete y de baja estatura- carga bienes y alimentos y cumple los deseos el 24 de enero, por lo que la gente compra objetos en miniatura para pedirle que se los haga realidad.
Varias personas se dieron cita en una estatua del Ekeko, le prendieron un cigarro y le echaron alcohol y cerveza para que este año les dé trabajo para superar la crisis que dejó la pandemia de COVID-19.
Milton Oyonaga, un transportista de carga pesada, asiste cada año a la celebración para que el Ekeko le cumpla su sueño de “dinero, prosperidad para todas las familias de todos los bolivianos”. En sus manos tenía una figura de la deidad y muchos billetes pequeños.
Este año la festividad incluyó entre sus novedades decenas de réplicas de la Copa Mundial de Fútbol que en su última edición ganó Argentina. En la vecina ciudad de El Alto se vendían réplicas de la copa convertidas en alcancías.
La celebración tiene su origen en antiguas creencias de pueblos prehispánicos andinos y ha logrado vencer el tiempo e incluso el veto de la Iglesia católica, que durante la época colonial trató de desterrar el culto por considerarlo ateo, según los antropólogos. El mismo Ekeko se ha ido transformado a lo largo de los años.
Alasita es una palabra aymara que significa “cómprame”. La feria, de origen indígena, suele concentrar a más 5.000 comerciantes así como a miles de artesanos, creyentes y brujos aymaras. La feria se extiende durante casi un mes en el centro de La Paz.