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Argentina: La sequía le propina un duro golpe a las granjas

La tierra cruje a medida que Guillermo Cuitino camina encima de campos agrícolas secos que deberían estar verdes y exuberantes en esta época del año en Argentina

Vctor R. Caivano
Miércoles, 22 de marzo de 2023 21:58 EDT
ARGENTINA-SEQUÍA
ARGENTINA-SEQUÍA

La tierra cruje a medida que Guillermo Cuitino camina encima de campos agrícolas secos que deberían estar verdes y exuberantes en esta época del año. Toma una planta de soya y fácilmente le desintegra las hojas con sus manos.

“La sequía de este año fue extrema”, lamentó el ingeniero agrícola esta semana en la granja donde trabaja en Urquiza, un poblado a unos 230 kilómetros (143 millas) de la capital de Argentina.

Normalmente Cuitino no camina sobre tierras cultivadas, pero todo está tan seco ahora que no hay absolutamente nada que pudiese resultar dañado. Ni siquiera hay hierbas malas.

Esa escena se repite en granjas de toda Argentina, donde la cosecha debería estar en su apogeo, pero meses de sequía la han arruinado. Los agricultores están pasando apuros para que les alcance el dinero, y una fuerte caída en los ingresos previstos por las exportaciones de productos agrícolas le propinará un duro golpe a la inestable economía del país.

“La sequía esta no tiene precedentes”, manifestó el granjero Martín Sturla, de pie en medio de sus campos polvorientos en la cercana localidad de San Antonio de Areco. “Es dantesco. Nadie vio una cosa así”.

La situación es especialmente grave porque Argentina ya había estado sufriendo dos años de clima inusualmente seco.

“Los últimos dos años fueron malos, pero siempre algún evento de lluvias teníamos y eso nos permitía zafar (salir adelante)”, dijo Cuitino.

Incluso a los expertos se les dificulta aceptar la crisis.

“No hay palabras para describir el impacto que ha tenido una campaña marcada por todos los récords históricos de tiempo: déficit de lluvias por tercer año consecutivo en el verano, olas de calor persistentes hasta entrado el mes de marzo y heladas agronómicas tan tarde como octubre en 2022 y tan temprano como febrero en 2023”, señaló la Bolsa de Comercio de Rosario, que ha recortado agudamente los estimados para la cosecha de este año.

Cultivos, “animales, recursos naturales, han visto semana a semana deteriorarse sus condiciones hasta dejarnos en vísperas del invierno con un vendaval de pérdidas”, agregó.

En su reporte semanal más reciente, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires indicó que la producción de soya de este año sería de aproximadamente 25 millones de toneladas, un descenso de 44% con respecto al promedio de los últimos cinco ciclos. Mientras tanto, la producción total de trigo se pronostica en 36 millones de toneladas, una caída de 31% con relación al año pasado.

Osvaldo Bo ha visto esto de primera mano en su granja en Urquiza.

“Nosotros perdimos el 90%”, señaló Bo mientras mostraba un campo de maíz seco, e hizo notar que nunca ha visto una sequía como esta, ya que ha habido sequías en las que no había soya ni granos, pero había trigo y maíz. Y en esta se perdieron todas las cosechas.

Si se toman en cuenta las cosechas de soya, trigo y maíz, que representan el 87% de la producción de cereales de Argentina, las pérdidas alcanzarán aproximadamente 14.140 millones de dólares, según la Bolsa de Comercio de Rosario. El Consorcio Regional de Experimentación Agrícola indicó en un informe reciente que las condiciones actuales derivarán en una pérdida de casi 20.500 millones de dólares en las exportaciones.

Aunque muchos se han apresurado a atribuirle la sequía al calentamiento global, los expertos dijeron que no es tan fácil llegar a esa conclusión.

“No tenemos ninguna evidencia de que sea el cambio climático por ahora”, dijo Anna Sörensson, investigadora del cambio climático en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), financiado con dinero público. "Al contrario, vemos que por el cambio climático la precipitación ha aumentado”.

Indicó también que hay una “gran certeza” de que la sequía actual fue generada por el fenómeno conocido como La Niña, el cual involucra un enfriamiento en el Océano Pacífico central que deriva en cambios en el clima en todo el mundo. El fenómeno duró mucho más de lo usual en esta ocasión.

Sin embargo, incluso si no es directamente responsable de la sequía, el calentamiento global sí tiene algo que ver, reconoció.

“Lo que sí pasa por el cambio climático es que las olas de calor se vuelven más frecuentes y más severas”, señaló Sörensson. Eso significa que “la tierra se seca más rápido”.

Argentina ha registrado el verano más cálido desde 1961, según el Servicio Meteorológico Nacional. En Buenos Aires, los habitantes soportaron el verano más caliente desde que comenzaron a llevarse registros en 1906.

Los agricultores están tratando de dilucidar cómo salir adelante.

“Yo ya hice un par de proyecciones y no me alcanza la plata para pagar las cuentas del año para volver a sembrar", dijo Jorge Bianciotto, que administra la granja en la que trabaja Cuitino.

“Hemos perdido bastante capital de trabajo, y entonces lo que estoy haciendo ahora es tratando de buscar financiación para cubrir el bache financiero que tengo pidiendo créditos, con la esperanza de que el año que viene sea mejor”, agregó. "Siempre uno cree que lo que viene es mejor que lo que pasó”.

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El periodista de The Associated Press Daniel Politi contribuyó a este despacho desde Buenos Aires.

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