Las “pruebas de virginidad” en TikTok demuestra que todavía estamos obsesionados con los mitos de la sexualidad femenina
A medida que los vídeos de prácticas dañinas y humillantes de “pruebas de virginidad” se vuelven virales en TikTok, Eloise Hendy habla con expertos sobre por qué se debe hacer más para poner fin a los errores y falsedades perpetuados sobre la sexualidad femenina
No todos los días un proyecto de segundo año de la escuela de arte aparece en los titulares. Pero en octubre de 2013, la prensa se enteró de que un estudiante de Central Saint Martins planeaba un nuevo performance, titulado Art School Stole My Virginity. Clayton Pettet afirmó que su proyecto culminaría en un evento en vivo donde tendría sexo con una pareja masculina por primera vez, frente a una audiencia. Sin embargo, cuando el performance finalmente se realizó el siguiente abril, algunos quedaron decepcionados. Las aproximadamente 120 personas que compraron boletos para el evento que se realizó en Londres no presenciaron una “desfloración” en vivo, sino que vieron a Pettet borrándose palabras como “NSFW” y “TEEN W****” de su cuerpo, mientras que una adolescente en topless cortaba trozos de su cabello. Luego, los asistentes fueron conducidos escaleras abajo a una cabina privada, donde se invitó a cada persona a deslizar un plátano en la boca de Pettet varias veces.
Muchos se apresuraron a calificar todo el asunto como un ardid, no más que un elaborado truco artístico, y varios críticos sugirieron que Pettet manipuló el circo mediático por 15 minutos de rabiosa fama sensacionalista. Sin embargo, otros discernieron y hallaron un significado más profundo detrás de la actuación final. Porque si es la virginidad lo que está sobre la mesa, ¿qué podría ser mejor que un evento que en realidad nunca existió? Si el proyecto de Clayton Pettet era “solo una exageración”, ¿no podría decirse lo mismo del concepto mismo de virginidad?
Ness Cooper, sexóloga clínica y terapeuta, llama al concepto de virginidad “una construcción cultural y social, y a menudo utilizada para tratar de justificar la abstinencia, la crianza o el valor económico”. De hecho, Pettet describió el motivo de su proyecto en esos mismos términos, definiendo la virginidad como “una actuación que ha sido utilizada para dar valor a las mujeres; un término heteronormativo que se usa constantemente para calcular el valor de alguien”. Casi una década después , las preguntas que plantea Art School Stole My Virginity siguen siendo, a falta de una palabra mejor, penetrantes. Como dijo Pettet: “¿Es la virginidad siquiera real? ¿O es solo una palabra ignorante que se usó para dictar el valor de la mujer antes del matrimonio?”.
El concepto de virginidad, su validez y su importancia, sigue siendo controvertido. En las últimas semanas, los usuarios de las redes sociales reportaron una oleada de vídeos de “pruebas de virginidad” que se volvieron virales en TikTok. Según los informes, las pruebas de virginidad son comunes en más de 20 países, a través de las cuales las mujeres se consideran dignas de matrimonio o empleo. Gran parte de esta tendencia reciente en vídeos se centra en las ceremonias realizadas por las comunidades romaníes en Europa occidental, en las que la virginidad de una mujer joven es “verificada” por una mujer profesional mayor, o una juntaora.
Esta “prueba de virginidad” en particular se basa en la creencia de que dentro del cuerpo de una mujer virgen hay una “uva”, una semilla pálida que contiene su “honra”, que se cree que es un líquido amarillo que se derrama y se “pierde” cuando una mujer es penetrada durante la relación sexual con un hombre, o cuando es “desflorada” por una juntaora. Como muestran muchos de los TikToks, la “desfloración” implica meter un dedo índice envuelto en un pañuelo en los genitales de la joven novia, para “reventar” la “uva”, o en lenguaje más común, “reventar la cereza”. Luego se muestran una serie de manchas o “rosas” a la multitud que observa. Su valor, antes del matrimonio, se mide públicamente y de forma humillante.
Pensando en Art School Stole My Virginity, es algo irónico que las representaciones de la virginidad sean, en muchos lugares del mundo, más aceptables socialmente que las representaciones de su supuesta “pérdida”. A pesar de que estas últimas involucran actos consensuados entre adultos, uno de los actos se imagina como prueba de valor; el otro de envilecimiento. Sin embargo, las “pruebas de virginidad”, ya sea que involucren la honra de una mujer o, como en el caso de las “pruebas de dos dedos“, su himen, solo pueden describirse con verdad como trucos y acrobacias elaboradas, ya que se basan en una densa red de ciencia falsa y miedos en torno a la sexualidad femenina.
La idea esencial de que la virginidad es verificable y el cuerpo cederá sus secretos a la investigación, tiene sus raíces en el error y la falsedad. En 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ONU Derechos Humanos y ONU Mujeres pidieron a los gobiernos que prohibieran las pruebas de virginidad en todo el mundo, y consideraron que la práctica era “médicamente innecesaria”. En cambio, está diseñada para cosificar la importancia de la “pureza” femenina, generar una cultura de vergüenza en torno al deseo y la imagen femeninos, y establecer la ley de que el sexo es un regalo para los hombres.
Saarrah Ray es estudiante de doctorado en derecho en la Universidad de Oxford. Su investigación se centra en la violencia contra la mujer, con especial interés en la regulación legal de las prácticas genitales femeninas y las intersecciones de imagen corporal, raza, género y cultura. “Para decirlo sin rodeos”, dice, “la ‘virginidad’ es un mito. No es más que una idea adherida a una membrana carnosa, maleable e inútil que puede o no existir dentro de la vagina”.
Sin embargo, Ray deja en claro que exponer la virginidad como un mito no disminuye su fuerza en el mundo real. “El mito de la virginidad no debe socavarse”, insta Ray, “porque el poder de la creencia de perpetuar esta construcción social ha sido en parte responsable de causar graves daños mentales y físicos a niñas y mujeres de todo el mundo”.
De hecho, justo mientras los videos de “pruebas de virginidad” acumulaban visitas en TikTok, se supo en varios medios indios que una mujer de 24 años en Bhilwara, Rajasthan, supuestamente había sido obligada a someterse a una “prueba de virginidad” por sus suegros. Luego fue golpeada y maltratada por su esposo y su familia después de que “reprobara”. Posteriormente, la policía informó a la prensa que la mujer le había dicho a sus suegros que, en algún momento antes de casarse, un vecino la había violado.
La criminalización de las pruebas de virginidad y la himenoplastia podría ser el inicio para tener conversaciones factuales sobre el sexo, desmantelando los dobles raseros
La violencia de esta naturaleza ocurre en todas partes. “Ahora sabemos que las niñas y las mujeres han experimentado mucho daño aquí”, dice Ray, “en las clínicas británicas, a manos de los profesionales de la salud”. Son “sometidas a dos prácticas particulares en las que el mito de la virginidad se manifiesta explícitamente: la prueba de virginidad y la himenoplastia”. El año pasado, una investigación encubierta reveló que docenas de hospitales privados en el Reino Unido prometían “restaurar la virginidad” a través de la himenoplastia, un procedimiento quirúrgico que tiene como objetivo garantizar que una mujer sangrará la próxima vez que tenga sexo con penetración, para que pueda pasar la prueba de la virginidad. Los profesionales de la salud y los activistas han condenado ambas prácticas como una forma de violencia contra las mujeres y las niñas.
Sin embargo, hay señales de que, al menos en el Reino Unido, la ley finalmente se está poniendo al día con el daño que causa el mito de la virginidad. A principios de este año, el gobierno agregó una enmienda a la Ley de Salud y Atención que hizo ilegales la himenoplastia y las pruebas de virginidad. Ray describe el movimiento como “monumental para el movimiento feminista”, ya que demuestra claramente que la ley del Reino Unido “proscribe acciones forzadas sobre niñas y mujeres que reducen sus cuerpos a recipientes sexuales, y que degradan y subordinan el valor de sus vidas”.
Pero, si la ley está cambiando, ¿qué hay de la cultura? Cambiar las leyes puede no ser suficiente para poner fin a las creencias pseudocientíficas y dañinas sobre la virginidad, ni a las expectativas sociales de la “pureza” sexual femenina. Ray admite que es “poco probable” que la ley por si sola pueda cambiar la opinión de las personas sobre el sexo. Sin embargo, espera que la criminalización de las pruebas de virginidad y la himenoplastia en el Reino Unido “pueda ser el comienzo [para] tener discusiones fácticas sobre el sexo, específicamente la positividad sexual, y el desmantelamiento de los dobles raseros que ocultan efectivamente la violencia contra las mujeres y las niñas”.
Kalila Bolton y Holly Jackson son las cofundadoras de la “marca de bienestar sexual de la mujer”, SheSpot. Ambas reconocen la importancia de la enmienda al Proyecto de Ley de Salud y Atención, pero dicen que “todavía sienten que queda mucho trabajo por hacer para derribar por completo las ideas arcaicas sobre el sexo y la virginidad”. Tras lanzar SheSpot en 2021, Jackson dice que a menudo se ha “sorprendido de lo profundamente arraigados que están la vergüenza sexual y el estigma entre las mujeres con las que hablamos”, y cómo esto afecta a todas las edades. “Todavía hay persistentes tabúes en torno al placer propio en particular”, dice Jackson. En su investigación, “escucharon varios relatos de parejas masculinas que expresaban incomodidad con sus esposas/novias masturbándose fuera del sexo en pareja”, algo que, para Jackson, “se siente como una extensión de los obsoletos puntos de vista sobre la virginidad y la idea de que el sexo sea un regalo para los hombres”.
Para Elena Zaharova, directora ejecutiva y cofundadora de la aplicación de sexo y relaciones Purpur, el problema esencial es una falta más amplia de consideración o respeto por el placer cuando se trata de educación sexual. En su opinión, todavía se trata el sexo como “un acto de interacción física íntima entre personas, no un intento de comunicación o placer”. Jackson y Bolton están de acuerdo y sugieren que esta “falta de conocimiento sobre sexo y placer saludables, junto con un mayor consumo de contenido en línea no controlado” está formando la “tormenta perfecta” para los jóvenes. Creen que es esta combinación tóxica la que “perpetúa ideas dañinas relacionadas con el sexo y la virginidad” y alimenta “la naturaleza viral de los vídeos de TikTok que muestran pruebas de virginidad”. Ness Cooper, fundadora de The Sex Consultant, también enfatiza que parte del desafío para cambiar ideas culturales profundamente arraigadas sobre la pureza y el placer es trabajar en contra de los algoritmos de la mentalidad conservadora. “Lamentablemente, los algoritmos de TikTok estigmatizan y es más probable que eliminen las publicaciones positivas sobre el sexo”, explica, “y mantengan las publicaciones que se centran en las perspectivas sexuales negativas y estigmatizantes, como las pruebas de virginidad”.
Sin embargo, también hay motivos para ser optimistas. “La educación sexual en el Reino Unido se está alejando de la educación basada en la abstinencia”, destaca Cooper. Ahora, “el enfoque está más en enseñar sobre el sexo consensuado y normalizar el comportamiento sexual saludable en lugar de hacer sentir vergüenza”. Cooper espera que un plan de estudios más amplio y más positivo sobre el sexo, que se centre en el sexo y las relaciones queer, el placer propio y el consentimiento, junto con un cambio en la ley, contribuirá en gran medida a contrarrestar la “tormenta perfecta” del mito y el contenido en línea sin control. “Predigo que cosas como las pruebas de virginidad se volverán menos populares con el tiempo”.
En última instancia, entonces, tal vez lo que se necesita es una discusión más frenética, performances públicos y acrobacias elaboradas por parte de los estudiantes de las escuelas de arte. Excepto que, en lugar de trabajar desde la conmoción, la vergüenza y el mito, comience y termine con la aceptación, la comodidad y el placer.