Nuevo estudio cuestiona lo que sabemos sobre los tatuajes y el cáncer de piel
A pesar de su popularidad, los científicos aún no saben con certeza si los tatuajes tienen alguna repercusión en la salud
¿Pueden los tatuajes proteger la piel de los rayos nocivos del sol o, por el contrario, empeoran la situación? Un nuevo estudio que llevé a cabo con algunos colegas sugiere que puede haber motivos de preocupación. Descubrimos que las personas con tatuajes tenían un 29 % más de riesgo de desarrollar melanoma, una forma grave de cáncer de piel a menudo relacionada con la exposición a los rayos ultravioleta (UV).
Sin embargo, los tatuajes no parecían aumentar el riesgo de carcinoma de células escamosas, otro tipo de cáncer de piel relacionado con los daños causados por los rayos UV. Aunque ambos cánceres comparten una causa común, surgen de tipos celulares diferentes y difieren en gravedad, siendo el melanoma mucho más peligroso.
Los tatuajes son una poderosa forma de autoexpresión y una piedra angular de la identidad moderna. En Suecia, aproximadamente uno de cada tres adultos está tatuado, lo que demuestra que el arte corporal se ha convertido en una tendencia dominante. Sin embargo, a pesar de su popularidad, los científicos aún no saben si los tatuajes tienen alguna repercusión en la salud, ni cómo podrían desarrollarse sus posibles efectos con el paso del tiempo.
Los epidemiólogos intentan ahora responder a estas preguntas. Es una tarea difícil, porque las personas que deciden hacerse tatuajes a menudo difieren de las que no lo hacen en aspectos que pueden influir en los resultados de salud.
Otra dificultad es que la mayoría de los historiales médicos no indican si una persona está tatuada, lo que dificulta el estudio de patrones a largo plazo. Sin esta información básica, resulta difícil saber si los propios tatuajes influyen en la salud o si las diferencias se deben a otros factores.

Tanto el melanoma como el carcinoma de células escamosas se desarrollan lentamente y son relativamente infrecuentes, lo que dificulta la investigación a largo plazo. Llevar un registro de grandes grupos de personas tatuadas y no tatuadas durante muchos años sería caro y llevaría mucho tiempo. Así que nuestro equipo utilizó un enfoque diferente. Empezamos con personas a las que ya se les había diagnosticado cáncer y miramos hacia atrás para ver quiénes tenían tatuajes. Este tipo de investigación, conocida como estudio de casos y controles, es una forma eficaz de detectar posibles asociaciones.
Suecia mantiene registros nacionales de alta calidad que recogen información sobre salud y demografía. A partir del Registro Nacional de Cáncer, identificamos a todas las personas de entre 20 y 60 años a las que se les diagnosticó melanoma en 2017 o carcinoma de células escamosas entre 2014 y 2017.
Esto incluía 2.880 casos de melanoma y 2.821 de carcinoma de células escamosas. Para cada caso, se seleccionaron tres personas de comparación de la misma edad y sexo del Registro de Población Total, que no habían sido diagnosticadas de cáncer de piel.
A continuación, se enviaron cuestionarios a todos los participantes, en los que se les preguntaba por los tatuajes, incluidos los decorativos, los de maquillaje permanente y los médicos, así como por su tamaño, ubicación y edad en el momento del primer tatuaje. Esto nos permitió establecer si alguien se había tatuado antes o después de desarrollar el cáncer.
Un total de 5.695 personas participaron en el estudio del melanoma (1.598 con melanoma) y 6.151 en el del carcinoma de células escamosas (1.600 con ese cáncer).
Sobre el autor
Christel Nielsen es profesora asociada de Epidemiología en la Universidad de Lund, Suecia.
Este artículo se publicó originalmente en The Conversation y se distribuye bajo licencia Creative Commons. Puedes leer el artículo original aquí.
Las personas con tatuajes tenían un 29 % más de probabilidades de desarrollar un melanoma en comparación con las que no tenían tatuajes. El aumento del riesgo parecía ser mayor en quienes llevaban tatuados más de diez años, aunque las cifras eran menores en este grupo, por lo que los resultados deben interpretarse con cautela.
Para el carcinoma de células escamosas, los tatuajes no supusieron ninguna diferencia. Los resultados fueron coherentes en todos los análisis, lo que sugiere que no existe relación entre los tatuajes y este tipo de cáncer de piel.
Tampoco se encontraron pruebas de que los tatuajes más grandes aumentaran el riesgo. Esto fue inesperado, ya que los tatuajes más grandes contienen más tinta y, por tanto, más sustancias potencialmente nocivas.
Una posible explicación es que la tinta de los tatuajes no permanece confinada en la piel. El sistema inmunitario del organismo la trata como una sustancia extraña y transporta algunas partículas de tinta a los ganglios linfáticos. Estas partículas pueden permanecer allí a largo plazo. Aunque todavía no sabemos si esto causa daños, podría provocar una inflamación crónica, que se ha relacionado con el desarrollo del cáncer.
Otra explicación puede ser el error de medición: la gente tiende a sobrestimar el tamaño de los tatuajes. Futuros estudios que utilicen medidas más precisas podrían ayudar a aclarar este punto.
Estilo de vida y factores de confusión
Lo que hace único a este estudio es el abanico de factores del estilo de vida que podíamos considerar. Se incluyeron datos sobre la exposición al sol (tanto ocupacional como recreativa), el uso de camas de bronceado, el tabaquismo, el nivel educativo, el estado civil y los ingresos familiares. También tuvimos en cuenta el tipo de piel, la pigmentación, la edad y el sexo.
Estos detalles son importantes porque pueden influir tanto en quién se tatúa como en quién desarrolla cáncer. Por ejemplo, las personas que pasan mucho tiempo al sol pueden ser más propensas a tener tatuajes y a desarrollar un melanoma. Tener en cuenta estas diferencias reduce el sesgo y refuerza la confianza en los resultados.
En la investigación científica, este problema se conoce como confusión. Si los factores de confusión no se controlan adecuadamente, pueden distorsionar los resultados y llevar a conclusiones erróneas.
Principales síntomas del melanoma
NHS
Un lunar nuevo o un cambio en un lunar existente puede ser un signo de melanoma. Entre las señales a las que debemos estar atentos se incluyen:
- Un lunar con forma o bordes irregulares
- Un lunar con una mezcla de colores
- Un lunar grande
- Un lunar que cambia con el tiempo.
Otros signos incluyen lunares con las siguientes características:
- hinchado y dolorido
- sangrado
- pica
- con costras.
Recientes investigaciones estadounidenses sugieren que los tatuajes grandes podrían incluso reducir el riesgo de melanoma, pero ese estudio no controló factores clave como el tipo de piel o la exposición a los rayos UV. Por tanto, los resultados pueden reflejar el comportamiento más que la biología. Por ejemplo, las personas con tatuajes grandes pueden evitar tomar el sol o usar camas solares para proteger su arte corporal, lo que reduciría de forma natural los daños causados por los rayos UV.
Entonces, ¿los tatuajes provocan cáncer de piel? La respuesta más sencilla es que aún no lo sabemos. Nuestros resultados sugieren una posible relación entre los tatuajes y el melanoma, pero un estudio nunca es suficiente para demostrar la causalidad.
Se necesita más investigación para explorar posibles mecanismos biológicos, como la inflamación crónica, y examinar cómo podrían interactuar los distintos tipos de tinta o colores con la exposición a los rayos UV. La composición de los pigmentos de los tatuajes varía mucho, y muchos contienen compuestos que pueden descomponerse en subproductos nocivos cuando se exponen a la luz solar o a tratamientos de eliminación con láser.
Si tienes tatuajes, no hay por qué alarmarse, pero la concienciación es importante. Sigue protegiendo tu piel de la radiación UV como lo harías de otro modo: utiliza protección solar, evita el bronceado excesivo y observa tu piel regularmente para detectar lunares nuevos o que hayan cambiado.
Nuestros hallazgos subrayan la necesidad de un seguimiento a largo plazo y de una mejor recopilación de datos sobre tatuajes en los historiales médicos. Ahora que los tatuajes son comunes en todo el mundo, se trata de un importante problema de salud pública. La investigación continua sobre la biología de los tatuajes y sus efectos a largo plazo ayudará a garantizar que las personas puedan tomar decisiones informadas sobre sus cuerpos, su arte corporal y su salud.
Traducción de Sara Pignatiello





