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El conocido jugo de frutas que podría controlar la presión arterial y calmar la inflamación

Un estudio reciente ha demostrado que el consumo regular de jugo de naranja puede influir en la actividad de miles de genes

David C. Gaze
The Conversation
Jueves, 27 de noviembre de 2025 07:22 EST
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La mayoría de nosotros pensamos en el jugo de naranja como un simple hábito de desayuno, algo que te sirves sin pensarlo mucho. Sin embargo, los científicos están descubriendo que esta bebida cotidiana puede estar haciendo mucho más en el organismo que calmar la sed.

Un estudio reciente ha demostrado que el consumo regular de jugo de naranja puede influir en la actividad de miles de genes dentro de nuestras células inmunitarias. Muchos de estos genes ayudan a controlar la presión arterial, calmar la inflamación y gestionar el modo en que el organismo procesa el azúcar, todo lo cual desempeña un papel importante en la salud cardíaca a largo plazo.

El estudio realizó un seguimiento de adultos que bebieron 500 ml de jugo de naranja puro pasteurizado cada día durante dos meses. Al cabo de 60 días, muchos genes asociados a la inflamación y a una mayor presión arterial se habían vuelto menos activos.

Entre ellos se encontraban NAMPT, IL6, IL1B y NLRP3, que suelen activarse cuando el organismo está sometido a estrés. Otro gen conocido como SGK1, que afecta a la capacidad de los riñones para retener el sodio (sal), también se volvió menos activo.

Estos cambios coinciden con hallazgos anteriores, según los cuales el consumo diario de jugo de naranja puede reducir la presión arterial en adultos jóvenes.

Hallazgos anteriores sugieren que el consumo diario de jugo de naranja puede reducir la presión arterial en adultos jóvenes
Hallazgos anteriores sugieren que el consumo diario de jugo de naranja puede reducir la presión arterial en adultos jóvenes (Getty/iStock)

Esto es digno de mención porque ofrece una posible explicación de por qué el jugo de naranja se ha relacionado con una mejor salud cardíaca en varios ensayos. El nuevo trabajo demuestra que la bebida no solo eleva el azúcar en sangre. En cambio, parece desencadenar pequeños cambios en los sistemas reguladores del organismo que reducen la inflamación y ayudan a relajar los vasos sanguíneos.

Los compuestos naturales de las naranjas, en particular la hesperidina, un flavonoide cítrico conocido por sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios, parecen influir en procesos relacionados con la hipertensión arterial, el equilibrio del colesterol, y la forma en que el organismo gestiona el azúcar.

La respuesta también varía en función del tamaño corporal. Las personas con más peso tendían a mostrar mayores cambios en los genes implicados en el metabolismo de las grasas, mientras que los voluntarios más delgados mostraban mayores efectos sobre la inflamación.

Una revisión sistemática de ensayos controlados con 639 participantes de 15 estudios descubrió que el consumo regular de jugo de naranja reducía la resistencia a la insulina y los niveles de colesterol en sangre. La resistencia a la insulina es una característica clave de la prediabetes, y el colesterol alto es un factor de riesgo establecido de enfermedad cardíaca.

Otro análisis centrado en adultos con sobrepeso y obesidad descubrió pequeñas reducciones de la presión arterial sistólica y aumentos de la lipoproteína de alta densidad (HDL), a menudo denominada colesterol bueno, tras varias semanas de consumo diario de jugo de naranja. Aunque estos cambios son modestos, incluso ligeras mejoras en la presión arterial y el colesterol pueden suponer una diferencia significativa cuando se mantienen durante muchos años.

Más pistas proceden de estudios que examinan los metabolitos, las diminutas moléculas que se producen cuando el organismo procesa los alimentos. Una revisión reciente descubrió que el jugo de naranja influye en procesos relacionados con el uso de la energía, la comunicación entre células y la inflamación. También puede afectar a la microbiota intestinal, la cual desempeña un papel cada vez más comprobado en la salud del corazón.

Sobre el autor

David C. Gaze es profesor titular de Patología Química en la Universidad de Westminster, Inglaterra.

Este artículo se publicó originalmente en The Conversation y se distribuye bajo licencia Creative Commons. Puedes leer el artículo original aquí.

Un estudio demostró que beber jugo de naranja sanguina durante un mes aumentaba el número de bacterias intestinales que producen ácidos grasos de cadena corta. Estos compuestos ayudan a mantener una presión arterial saludable y a reducir la inflamación. Los voluntarios también mostraron un mejor control del azúcar en sangre y niveles más bajos de indicadores inflamatorios.

Las personas con síndrome metabólico —un conjunto de factores de riesgo que incluye hipertensión arterial, aumento del azúcar en sangre y exceso de grasa corporal— pueden obtener beneficios particulares. En un estudio, el consumo diario de jugo de naranja mejoró la función del revestimiento de los vasos sanguíneos, conocida como función endotelial, en 68 participantes obesos. La función endotelial describe la capacidad de los vasos sanguíneos para relajarse y dilatarse, y una mejor función se asocia a un menor riesgo de infarto de miocardio.

Sin embargo, no todos los estudios informan de los mismos resultados. Un análisis más amplio de las concentraciones de grasa en sangre descubrió que, aunque los niveles de lipoproteína de baja densidad (LDL), a menudo denominada colesterol malo, suelen disminuir, otras mediciones de lípidos como los triglicéridos y el HDL pueden no cambiar mucho. Aun así, las personas que beben jugo de naranja con regularidad pueden seguir beneficiándose.

Un estudio de 129 trabajadores de una fábrica de jugo de naranja de Brasil reveló concentraciones sanguíneas más bajas de apolipoproteína B, o apo-B, un marcador que refleja el número de partículas portadoras de colesterol relacionadas con el riesgo de infarto.

En conjunto, las pruebas cuestionan la idea de que beber jugo de cítricos sea simplemente consumir azúcar en un vaso. La fruta entera sigue siendo la mejor opción por su fibra, pero un humilde vaso diario de jugo de naranja puro parece tener efectos que se acumulan con el tiempo.

Por ejemplo, alivia la inflamación, favorece un flujo sanguíneo más sano y mejora varios marcadores sanguíneos relacionados con la salud cardíaca a largo plazo. Es un recordatorio de que los alimentos cotidianos pueden influir en el organismo más de lo que cabría esperar.

Traducción de Sara Pignatiello

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