¿Cada cuánto hay que lavar la ropa de cama? Microbióloga explica
La constancia de lavar la ropa de cama va más allá de la limpieza
La mayoría de nosotros pasamos alrededor de un tercio de nuestra vida en la cama. El sueño no es solo tiempo de inactividad; es esencial para el funcionamiento normal del cerebro y la salud en general.
Y aunque a menudo nos enfocamos en el número de horas que dormimos, también es importante la calidad de nuestro entorno de sueño. Una cama limpia y acogedora con sábanas impecables, fundas de almohada suaves y cobijas frescas no solo sienta bien, sino que favorece un mejor descanso.
Pero, ¿qué recomienda la ciencia?
Veamos qué ocurre en la cama cada noche y por qué el lavado regular va más allá de cuestiones de higiene.

Cada noche, mientras dormimos, desprendemos cientos de miles de células de la piel, excretamos grasa de nuestras glándulas sebáceas y sudamos hasta medio litro de líquido, aunque nos hayamos duchado justo antes de acostarnos. Nuestra piel alberga millones de bacterias y hongos, muchos de los cuales se transfieren a las sábanas, almohadas y edredones al movernos durante la noche.
Ese sudor fresco puede ser inodoro, pero las bacterias de nuestra piel, en particular los estafilococos, lo descomponen en bioproductos malolientes. Por eso, a menudo te despiertas con olor corporal, aunque te hayas acostado limpio.
Pero no se trata solo de microbios. Durante el día, nuestro pelo y nuestro cuerpo acumulan contaminantes, polvo, polen y alérgenos, que también pueden pasar a la ropa de cama. Pueden provocar alergias, afectar a la respiración y contribuir a una mala calidad del aire en el dormitorio.
Ácaros, hongos y otros compañeros de cama invisibles
Las escamas de piel que desprendemos cada noche se convierten en alimento para los ácaros del polvo, criaturas microscópicas que prosperan en la ropa de cama y los colchones cálidos y húmedos. Los ácaros en sí no son peligrosos, pero sus excrementos son potentes alérgenos que pueden agravar el eccema, el asma y la rinitis alérgica.
Los hongos también encuentran la cama como un entorno apetecible. Se han detectado algunas especies, como Aspergillus fumigatus, en almohadas de cama usadas y pueden causar infecciones pulmonares graves, sobre todo en personas con sistemas inmunitarios debilitados.
Si duermes con mascotas, se unen muchos más microbios. Los animales introducen más pelo, caspa, suciedad y, a veces, restos de heces en las sábanas y cobijas, lo que aumenta la frecuencia con la que hay que lavarlas.
Entonces, ¿con qué frecuencia se debe lavar la ropa de cama?

Sábanas y fundas de almohada
Cuándo: cada semana, o cada tres o cuatro días si te enfermaste, sudas mucho o compartes la cama con animales domésticos.
Por qué: para eliminar el sudor, la grasa, los microbios, los alérgenos y las células muertas de la piel.
Cómo: lavar a 60 °C o más con detergente para eliminar las bacterias y los ácaros del polvo. Para una mayor higiene, secar en secadora o planchar. Para combatir los ácaros del polvo en el interior de las almohadas, congélalas durante al menos 8 horas.
Colchones
Cuándo: pasa la aspiradora al menos una vez a la semana y ventila el colchón cada pocos días.
Por qué: el sudor aumenta los niveles de humedad y crea un caldo de cultivo para los ácaros.
Consejos: utiliza un protector de colchón de plástico o antialérgico y sustituye el colchón cada siete años para mantener la higiene y el soporte.
Interiores de almohada
Cuándo: cada cuatro o seis meses (revisa antes la etiqueta).
Por qué: el relleno interno puede albergar bacterias y moho.
Cómo: lavar a fondo y secar completamente para evitar la formación de hongos.

Cobijas y edredones
Cuándo: cada dos semanas, o con mayor frecuencia si las mascotas duermen ahí.
Por qué: atrapan las células de la piel, el sudor y los alérgenos.
Cómo: lavar a 60 °C o la temperatura más alta que permita la etiqueta. Algunas guías recomiendan tratarlas como toallas: los lavados regulares y en caliente las mantienen limpias.
Edredones
Cuándo: cada tres o cuatro meses, dependiendo del uso y de si las mascotas o los niños comparten la cama.
Por qué: incluso con una funda, los fluidos corporales y los ácaros acaban filtrándose en el relleno.
Cómo: revisa la etiqueta: muchos edredones se pueden lavar a máquina, otros pueden requerir una limpieza profesional.
La cama puede parecer que está limpia, pero está repleta de microbios, alérgenos, ácaros e irritantes que se acumulan rápido. Lavar la ropa de cama no es solo una cuestión de frescura, sino también de salud.
El lavado regular elimina la sopa biológica de sudor, piel, polvo y microbios, lo que ayuda a reducir las reacciones alérgicas, prevenir las infecciones y mantener a raya los olores. Y como las investigaciones siguen demostrando el profundo efecto del sueño en todos los aspectos, desde la salud cardiaca hasta la claridad mental, un entorno que propicia la higiene de sueño es una pequeña pero poderosa inversión en el bienestar.
Así que adelante, quita todo de la cama. Lava las sábanas. Congela tus almohadas. Tus microbios (y tus senos nasales) te lo agradecerán.
Dulces sueños y feliz lavado.
Primrose Freestone es profesora titular de Microbiología Clínica en la Universidad de Leicester
Este artículo fue publicado originalmente por The Conversation y se publica bajo licencia Creative Commons. Puedes leer el artículo original aquí.
Traducción de Michelle Padilla