Comienzan vacunaciones contra el sarampión en zona rebelde del Congo tras mortal brote hace un año

Las vacunas contra el sarampión han llegado a una zona controlada por rebeldes en el este de la República Democrática del Congo, casi un año después de que comenzó un brote mortal de esta enfermedad altamente contagiosa.
La toma de partes de la región a principios de este año por los rebeldes del M23, respaldados por Ruanda, ha afectado la prestación de atención médica en una de las crisis humanitarias más graves del mundo, según han dicho residentes y grupos de ayuda.
Esta semana, padres ansiosos que llevaban a sus pequeños en brazos han hecho fila en Kachehembe, en la provincia de Kivu del Norte, para recibir la vacuna de la organización médica Médicos Sin Fronteras (MSF).
“Los niños están sufriendo mucho por esta enfermedad”, comentó Silas Bazimaziki Rugiriki, quien llevó a su hijo.
Ha habido brotes de sarampión en varios países africanos. El Congo ha reportado más de 36.000 casos sospechosos y 565 muertes en casi todas sus 26 provincias este año hasta julio.
El brote está agotando los recursos en el Congo, que también ha enfrentado brotes de viruela símica (mpox) y ébola en los últimos meses, junto con la amenaza rebelde.
Desde enero, el grupo rebelde M23 ha tomado ciudades clave en el este rico en minerales. Miles de personas han sido asesinadas. Los esfuerzos de paz liderados por Estados Unidos y Qatar continúan.
MSF dijo que ha tratado al menos a 1.000 niños por sarampión este año solo en Kachehembe, y 11 han muerto.
Su campaña de vacunación está dirigida a los menores de 5 años. Estas campañas se ven desafiadas por el desplazamiento masivo en el este de Congo, ya que continúan los ataques de múltiples grupos rebeldes.
“La zona está experimentando un constante flujo de familias desplazadas, lo que está aumentando la demanda”, dijo a The Associated Press el doctor Toussaint Selemani, director médico de la respuesta al sarampión en MSF.
En un hospital cercano, Selemani dijo que 53 niños estaban siendo tratados por sarampión.
Sarah Noëlla, de 37 años, observaba a su hijo de 2 años, Fariji Jacques, quien, según ella, tuvo fiebre la semana pasada. Sus ojos se pusieron rojos y aparecieron manchas alrededor de su boca.
Noëlla pensó que era gripe.
Otras madres relataron un rápido deterioro en sus hijos. Sin recursos financieros, dijeron que dependen de la ayuda de MSF.
“Estamos viviendo en una zona de guerra, no tenemos nada”, comentó Irène Shashire, de 21 años, madre de dos.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.




