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‘Las mil muertes de Nora Dalmasso’: Netflix retrata la historia del caso que conmocionó a Argentina

Nora murió una vez, pero la dejaron morir mil veces más: en los juzgados, en la prensa, en la conversación pública, escribe Santiago Barraza López

Lunes, 23 de junio de 2025 14:07 EDT
Imagen de la serie de Netflix sobre Nora Dalmasso
Imagen de la serie de Netflix sobre Nora Dalmasso (Cortesía de Netflix ©2025)

Casi dos décadas después, el asesinato de Nora Dalmasso sigue sin justicia. No hay culpable, ni condena firme, ni cierre real para su familia. Lo que sí hay —y que Netflix rescata en su nueva docuserie Las mil muertes de Nora Dalmasso— son certezas más profundas que cualquier veredicto judicial. La serie, estrenada el pasado 19 de junio, no intenta resolver el crimen. Lo que sí hace es identificar tres verdades dolorosas: el machismo estructural en América Latina, el feminicidio como fenómeno silenciado, y el modo en que la víctima fue revictimizada por su entorno y por el país entero.

El crimen puede ser confuso. El machismo no.

En noviembre de 2006, Nora Dalmasso fue encontrada muerta en su casa de Villa Golf, en Río Cuarto, provincia de Córdoba, Argentina. Tenía 51 años. Su marido estaba de viaje. Sus hijos, fuera de casa. Su cuerpo apareció desnudo, en su cama, con signos de estrangulamiento. Desde entonces, el caso se convirtió en un espectáculo nacional: teorías conspirativas, acusaciones cruzadas y un desfile de imputados que incluyó desde un albañil hasta su propio hijo. Ninguno condenado.

Lo que sí quedó claro desde el primer día fue cómo el machismo estructural infiltró cada etapa del caso. Nora fue tratada no como una víctima, sino como una transgresora. Se analizaron sus vínculos, sus rutinas, su ropa interior. Se cuestionó su rol como madre, su libertad, su deseo. En lugar de investigar quién la mató, muchos parecían más interesados en juzgar cómo vivía.

La docuserie del director Jamie Crawford no lo dice con slogans, pero lo muestra con crudeza. Las portadas de diarios de la época son, hoy, pruebas condenatorias de una cultura que no necesitó un arma para matar a Nora una y otra vez. “Crimen sexual”, “viuda negra”, “mujer liberal”: etiquetas que sirvieron para justificar lo injustificable. El mensaje implícito: si una mujer no se comporta como se espera, su muerte puede ser debatida como si fuera un asunto moral.

Imagen de la serie de Netflix sobre Nora Dalmasso
Imagen de la serie de Netflix sobre Nora Dalmasso (Cortesía de Netflix ©2025)

El feminicidio no siempre necesita una confesión para ser evidente.

El término “feminicidio” no fue utilizado en los titulares de 2006, pero verlo hoy en retrospectiva es inevitable. Nora fue asesinada en su hogar y las sospechas siempre giraron en torno a personas cercanas. No fue un robo. No fue al azar.

Las mil muertes de Nora Dalmasso reconstruye esa línea invisible entre lo que no se dijo y lo que se intuía. Habla de un sistema judicial que dilató las investigaciones, que imputó sin pruebas y que falló en lo más básico: proteger la dignidad de una víctima. Pero también deja claro algo aún más doloroso: cómo el feminicidio, sin importar si se nombra, deja huellas que todo un país debería poder reconocer.

El documental tiene algo en común con otras piezas recientes del género, como Carmel ¿Quién mató a María Marta? o El fotógrafo y el cartero: El Crimen de Cabezas: no necesita una conclusión para ser potente. Lo que importa aquí no es tanto el “quién fue”, sino todo lo que se permitió que ocurriera después. Nora murió una vez, pero la dejaron morir mil veces más: en los juzgados, en la prensa, en la conversación pública.

A Nora la mataron. Luego la usaron.

Tal vez lo más impactante del documental no es lo policial, sino lo íntimo. Los testimonios de sus hijos —Facundo y Valentina— y de su círculo cercano, son desgarradores. Hablan del duelo sin fin, del linchamiento mediático, de la imposibilidad de llorar en paz cuando el país entero ha decidido opinar sobre tu madre.

Facundo Macarrón, Marcelo Macarrón, Valentina Macarrón en documental de Nora Dalmasso
Facundo Macarrón, Marcelo Macarrón, Valentina Macarrón en documental de Nora Dalmasso (Cortesía de Netflix ©2025)

El director vivió en Córdoba un tiempo y el caso lo marcó personalmente. La docuserie evita reconstrucciones morbosas o música sensacionalista. En su lugar, hay archivos, testimonios, y sobre todo, silencio. Porque en este caso, lo que más duele es lo que no se dijo.

El título, “Las mil muertes,” no es solo una referencia a las múltiples teorías. Es un grito de dolor por cómo una mujer fue reducida a objeto. A titular. A rumor.

La serie no la idealiza. No convierte a Nora en mártir. Pero sí exige, con respeto y firmeza, que se le devuelva lo que le quitaron: su voz, su historia, su derecho a ser recordada como alguien más que una víctima.

Un caso sin cierre, una sociedad en deuda.

Quizás nunca sepamos quién mató a Nora Dalmasso y nunca haya justicia penal. Pero eso no significa que no haya verdad. La verdad está en cómo una mujer fue asesinada y olvidada por las instituciones. En cómo se permitió que su imagen fuera arrastrada por años, en nombre de teorías. En cómo la indignación tardó en llegar.

Ver la docuserie no es cómodo. Pero es necesario. No porque resuelva el crimen, sino porque expone algo más urgente: cómo una sociedad puede fallar, no una vez, sino mil. Y cómo el feminicidio, incluso sin sentencia, deja una marca imborrable.

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