‘La mujer del camarote 10’, con Keira Knightley, es un ‘thriller’ para personas con atención limitada
Este misterio de asesinato es solo una excusa perezosa para interiores bonitos, ropa bonita, emociones baratas y gente atractiva
La mujer del camarote 10 de Netflix es una historia al estilo de Agatha Christie, pero para la era del escroleo sin sentido. Es un misterio de asesinato que solo funciona si no estás prestando atención de verdad, y si estás bien con el hecho de que los personajes en pantalla en realidad tampoco lo estén haciendo. También es la última entrega en el traslado tonal de Keira Knightley de los dramas de época a los thrillers con estilo como Secretos de estado (2019) y Palomas negras (2024), esta última también con Netflix.
Ella combina con el género. Esa franqueza amistosa —la sensación de que hará todas las preguntas adecuadas y te invitará a tomar algo después— funciona tan bien con los detectives como con las mujeres pioneras de la historia. Sin embargo, La mujer del camarote 10 es la más débil y desechable de todas.
Knightley interpreta a Laura “Lo” Blacklock, una periodista de investigación del periódico The Guardian cuyo último encargo, sobre la corrupción en las ONG, la dejó con un informante muerto y la conciencia atormentada. Es alérgica al ocio, así que en su lugar elige una trivial “historia de interés humano” como cambio de ritmo: una heredera noruega con cáncer terminal (Lisa Loven Kongsli) y su esposo (Guy Pearce) han creado una nueva fundación de investigación que, convenientemente, arrancará con un crucero benéfico en su yate privado. Laura ha sido invitada a observar y a escribir unas palabras aduladoras.
Lanzada en paracaídas en el territorio del 1 %, Laura se ve asfixiada por el lujo, pero comete el aparente error de vestirse bien para ir a cenar. Lo incómodo se convierte en malévolo cuando se topa con una misteriosa mujer en la puerta de al lado (en el camarote 10, ya lo habrán adivinado) y luego es testigo de los claros signos de un delito: voces elevadas, salpicaduras de sangre en el cristal, un chapoteo y, a continuación, bon voyage a un cadáver.
Se trata, en definitiva, de otro relato de “Cómanse a los ricos”, como The White Lotus, Parpadea dos veces, Nine Perfect Strangers, Succession... me agotaré a mí misma y a ustedes si nombro el resto. Irónicamente, su material de origen, la novela de Ruth Ware de 2016, tiene casi una década de antigüedad, lo que la sitúa más firmemente a la era del entretenimiento sobre mujeres manipuladas pasando tiempo en diversos lugares (. ..en la ventana, . ..en el tren, etc. etc.).
Así que nos han regalado dos tendencias retorcidas en una sola película, ya que todos los invitados de élite del yate (tres de ellos interpretados por Hannah Waddingham, David Morrissey y Kaya Scodelario) conspiran para convencer a Laura de que no había ninguna mujer en el camarote 10, y que realmente debería hacerse mirar ese trastorno de estrés postraumático cuando estén de vuelta en tierra. Tiene un posible aliado: el fotógrafo Ben (David Ajala), que también resulta ser su ex. La ruptura no fue del todo amistosa.

Se podría argumentar que La mujer del camarote 10 es una película oportuna sobre la amenaza que presentan al periodismo los intereses capitalistas, sobre las mujeres descreídas y la sensación de impunidad de los ricos. Hasta la inteligencia artificial acaba por aparecer. Pero no lo es, por supuesto. Cualquier relevancia social que pueda encontrarse aquí no es más que una excusa para disfrutar de una hora y media de bonitos interiores, ropa elegante, emociones baratas y gente atractiva.
Termina con un giro argumental que verán venir a los 15 minutos si están atentos a los diálogos. Desgraciadamente, en ese caso también oirían la bobada que le hacen decir en la primera escena a Gugu Mbatha-Raw, desaprovechada como la colega de Laura que solo aparece dos veces: “¿Hablamos ahora de fondos robados de una ONG para niños hambrientos o de tu accidentada historia romántica?”. Dicho esto, tampoco estarían consumiendo La mujer del camarote 10 tal y como fue concebida: como una serie de acontecimientos desenfocados que pueden disfrutarse sin dejar de mirar Instagram.
Dir: Simon Stone. Protagonistas: Keira Knightley, Guy Pearce, Art Malik, Gugu Mbatha-Raw, Kaya Scodelario, Daniel Ings, Hannah Waddingham. Clas. 15, 95 minutos.
'La mujer del camarote 10' ya está disponible en Netflix
Traducción de Sara Pignatiello