Reseña de ‘Barbie’: un triunfo casi milagroso de Greta Gerwig y Margot Robbie
Aunque es imposible que una película de estudio sea verdaderamente revoltosa, esta comedia aprobada por Mattel se sale con la suya mucho más de lo que uno creería posible
Barbie es una de las películas populares más inventivas, inmaculadamente elaboradas y sorprendentes de los últimos tiempos, un testimonio de lo que se puede conseguir incluso en las entrañas más profundas del capitalismo. Además, llega en un momento oportuno, una semana después de que las fuerzas creativas detrás de estas historias iniciaran una huelga por su derecho a un salario digno y la posibilidad de trabajar sin la amenaza de que una inteligencia artificial las sustituya. Es un manifiesto salpicado de rosa sobre el poder del trabajo creativo insustituible y la imaginación.
Aunque es imposible que una película de estudio sea verdaderamente revoltosa, sobre todo cuando la cultura de consumo se contagió de la idea de que la autoconciencia es buena para los negocios (no hay nada que guste más a las empresas hoy en día que sentir que están en el ajo), Barbie se sale con la suya mucho más de lo que uno creería posible. Greta Gerwig, guionista y directora, Noah Baumbach, coguionista (además de la pareja en la vida real y frecuente colaborador de Gerwig), y Margot Robbie, productora y estrella, tuvieron la libertad de trabajar en este proyecto en relativa intimidad, encerrados durante la pandemia lejos de los impulsos entrometidos de los ejecutivos de Warner Bros y Mattel.
El resultado es apropiadamente despreocupado: hay guiños a The Umbrellas of Cherbourg, de Jacques Demy, y a Playtime, de Jacques Tati, despliegues de decorados y coreografías de baile al estilo de la Época de Oro musical de Hollywood, y una traviesa vena de sátira corporativa que recuerda al clásico de culto de 2001 Josie and the Pussycats. Pero mientras que el absurdo de su humor se sitúa en algún lugar entre It’s a Mad, Mad, Mad, Mad World y Pee-wee’s Big Adventure, su sincera y vulnerable visión de la feminidad es pura Gerwig, como continuación directa de Lady Bird y Little Women.
El hecho de que estos elementos estén vinculados a uno de los productos más reconocibles que existen —y que cualquier éxito que obtenga impulsará sin duda los precios de las acciones de Mattel— subraya el hecho de que es en gran medida imposible abrazar el arte sin abrazar la hipocresía. El capitalismo no siempre se traga el arte; a veces prospera a pesar de él. Y esa complejidad es especialmente propia de una directora que hizo que su Jo March, en Little Women, declarara: “Estoy harta de que la gente diga que el amor es lo único para lo que sirve una mujer. Estoy harta. Pero… estoy muy sola”.
Barbie contiene otro discurso Gerwigiano, pronunciado de forma maravillosa por una madre normal (humana) interpretada por America Ferrera, sobre la trampa infernal en la que se han visto forzadas las mujeres. Atrapadas entre el feminismo que te enseña a ser jefa de tu propia vida y la misoginia descarada, las mujeres ahora tienen que ser ricas, delgadas, liberadas y eternamente agradecidas sin siquiera sudar, porque cuando Barbie prometió a las niñas que “las mujeres pueden ser cualquier cosa”, las palabras se tergiversaron para significar “las mujeres deben serlo todo”. La película de Gerwig comienza jugando una brillante broma a su público: la narración inicial de Helen Mirren es autocomplaciente, un poco de relaciones públicas prácticas sobre el legado del “poder de las niñas” de Barbie que se vuelve cada vez más irónico. “Gracias a Barbie” —concluye— “se solucionaron todos los problemas del feminismo y la igualdad de derechos”.
A continuación se nos presenta a nuestra Barbie, es decir, “la Barbie estereotipada”, que es alegre, segura de sí misma, rubia y, lo que es más importante, se parece a Margot Robbie. Es adorada eternamente por Ken (Ryan Gosling), cuyo trabajo es “playa”. No “salvavidas”, sino “playa”. Todas las amigas de Barbie tienen trabajos de alto nivel: presidenta (Issa Rae), escritora (Alexandra Shipp), física (Emma Mackey), doctora (Hari Nef) y abogada (Sharon Rooney). Todas las mañanas, se mete a duchar (sin agua), prepara su desayuno, un waffle en forma de corazón con una cucharada de crema batida (no come), y sale en su convertible rosa (no baja las escaleras, sino que flota). Todo es perfecto. Entonces Barbie empieza a tener pensamientos irreprimibles sobre la muerte.
En su intento por solucionar ese repentino y aterrador ataque de humanidad, Barbie visita el “Mundo real”, donde se encuentra con la junta ejecutiva masculina de Mattel (entre ellos Will Ferrell y un Jamie Demetriou maravillosamente bobo), que se creen aptos para determinar lo que las niñas gustan y necesitan porque una vez tuvieron una directora ejecutiva mujer (o dos, quizá). Mientras tanto, Gerwig utiliza, a través de una farsa histérica centrada en Gosling y sus compañeros Kens, el matriarcado implícito de Barbielandia para explorar cómo el poder y la visibilidad moldean la autopercepción de una persona. Gosling ofrece una interpretación cómica que es en parte infantil, en parte Zoolander, en parte maníaca, y una validación del 100% para cualquiera a quien alguna vez le gustara su actuación en la comedia negra de 2016 The Nice Guys. Hay (naturalmente) algunos atuendos exquisitos diseñados por Jacqueline Durran, algunas referencias muy divertidas a Barbies descontinuadas (diviértete leyendo sobre la historia detrás de Earring Magic Ken), y algunas burlas inesperadas a los fans de Duolingo, Top Gun, y Justice League de Zack Snyder.
Barbie es jacarandosa minuto a minuto. Pero es el final de la película lo que realmente consolida lo casi milagroso del logro de Gerwig. Muy al final de la película, se produce una conversación que resume perfectamente una de las grandes ilusiones del capitalismo: que las creaciones existen independientemente de quienes las crearon. Por eso las películas y las series de televisión se convierten en “contenido”, y por eso es que los escritores y actores acaban explotados y degradados. Barbie, a su manera astuta y tonta, llega al corazón mismo de por qué estas huelgas actuales son tan necesarias.
Dirección: Greta Gerwig. Protagonistas: Margot Robbie, Ryan Gosling, Simu Liu, America Ferrera, Kate McKinnon, Issa Rae, Rhea Perlman, Will Ferrell. Clasificación 12A (para mayores de 12 años), 114 minutos.
Barbie se estrena en cines el 21 de julio
Traducción de Michelle Padilla