Con Rubiales finalmente fuera, España trata de dejar atrás un capítulo bochornoso
El fútbol español quiere voltear la página, tres semanas después que su selección femenina se proclamó campeona del Mundial pero cuyos festejos fueron empañados por un beso que provocó una crisis.
Luis Rubiales, el presidente de la Federación Española de fútbol que besó a la jugadora Jenni Hermoso en los labios sin su consentimiento durante la premiación en Australia el mes pasado, finalmente renunció el domingo luego de un incesante clamor dentro de todas las estructuras del deporte y la sociedad española en general.
La decisión, que muchos en el país deseaban que se hubiera dado mucho antes, abre las puertas para que el fútbol español intente dejar atrás uno de sus capítulos más bochornosos. También debe espantar cuestionamientos a su candidatura como sede de la Copa Mundial masculina de 2030, el cual pretende organizar junto a Portugal, Marruecos y posiblemente Ucrania.
“Se Acabó”, escribió Irene Montero, la ministra de Igualdad en funciones en sus redes sociales.
Rubiales fue fustigado por diversos sectores tras besar a Hermoso en la entrega de medallas tras la victoria 1-0 ante Inglaterra el 20 de agosto en Sydney. Hermoso aseguró que el beso no fue consentido.
La dimisión de Rubiales se daba como hecho durante una asamblea extraordinaria convocada por la federación poco después de la final del Mundial pero acabó declarándose en víctima de una “caza de brujas” por “falsas feministas”.
Su desafiante reacción exacerbó la situación.
“El país feminista avanza cada vez más rápido”, dijo Yolanda Díaz, la vicepresidente en funciones del gobierno español, en las redes sociales. “La transformación y mejora de nuestras vidas es inevitable. Estamos contigo, Jenni, y con todas las mujeres”.
El lunes, un juez español admitió la querella presentada por la Fiscalía por los delitos de agresión sexual y coacciones contra Rubiales. Ello implica que el juzgado recabará pruebas sobre el caso, y probablemente llame a testificar a Rubiales antes de decidir si procede adelante.
Según la ley de consentimiento sexual que se aprobó el año pasado, Rubiales podría recibir una multa o una pena de cárcel de cuatro si se le encuentra culpable de agresión sexual. La nueva ley eliminó la distinción entre abuso y agresión sexual, sancionado todo acto sexual sin consentimiento.
Rubiales recibió un nulo respaldo público, salvo el de su madre — quien se mantuvo en un breve huelga de hambre en una iglesia en el sur de España. Su propia federación le pidió la dimisión y Jorge Vilda, el técnico de la selección femenina, fue despedido la semana pasada.
Pedro Rocha asumió como presidente interino de la federación luego que Rubiales fue suspendido provisionalmente por la FIFA. La federación anunció de inmediato que empezará el proceso para convocar a una elección.
"Tenemos que trabajar todos en este daño reputacional. Esto nos va a costar”, dijo Javier Tebas, el presidente de la Liga española y que protagonizó varios encontronazos verbales con Rubiales en años recientes.
Rubiales también dimitió como vicepresidente de la UEFA y dijo que tomó en cuenta el daño que el escándalo podría causar en la candidatura de España por el Mundial masculino.
“No quiero que el fútbol español pueda resultar perjudicado por toda esta campaña tan desproporcionada y, sobre todo, tomo esta decisión tras haberme asegurado de que mi marcha contribuirá a la estabilidad que va a permitir que tanto Europa como África sigan unidas en el sueño de 2030, que permitirá traer a nuestro país el mayor evento del mundo”, escribió en su carta de renuncia.