Acoso, abuso emocional y sexual y encubrimiento como norma en la NWSL revela informe
"Aunque este informe es difícil de leer, ha sido aún más doloroso para las jugadoras, conocidas o no, que lo vivieron", apuntó en un comunicado el sindicato de jugadoras de la NWSL
El más reciente informe publicado sobre las prácticas abusivas en la liga femenil de futbol soccer de los Estados Unidos ha levantado una ola de indignación a lo largo del país. La investigación, ordenada por la US Soccer, la Federación de Futbol de los Estados Unidos, a la ex fiscal Sally Q. Yates, derivó de las denuncias presentadas por Sinead Farrelly y Mana Shim, contra el exentrenador Paul Riley por acoso y coerción sexual ocurridas durante la década pasada.
“El abuso en la NWSL (National Women’s Soccer League) responde a una cultura arraigada en el fútbol femenino, que viene de las ligas juveniles, que hace normal el abuso verbal por parte de los entrenadores y nubla los límites entre entrenadores y jugadoras”, escribió Sally Q. Yates, la exfiscal general adjunta del gobierno federal, en su informe sobre la investigación.
Se trata de las conclusiones de una investigación independiente del bufete de abogados King & Spalding que, en más de 300 páginas, revela el abuso y el encubrimiento sistemático por parte de los dueños de los equipos a los agresores, así como la revictimización constante de quienes fueron sometidas a abuso verbal, acoso y coerción de entrenadores y otras figuras.
"Creo que cuando acusaciones serias llegan a ti y tú nos ignoras... no deberías tener nada que ver con este deporte nunca más. Punto. No hay control de daños: hay solo daño", tuiteó Sydney Leroux, delantera del Angel City, sobre la actitud de las autoridades de la liga frente a las acusaciones que lograron escalar desde el 2014 y fueron desestimadas.
En las cerca de 200 entrevistas a jugadoras retiradas y en activo, entrenadores, propietarios de clubes o personal de plantilla, se pusieron en evidencia tácticas manipuladoras de abuso de poder y un patrón de comentarios de contenido sexual, tocamientos indeseados e, incluso, relaciones sexuales coercitivas.
“El abuso verbal y emocional que las jugadoras describen en la NWSL no es meramente ‘severidad’ de un entrenador. Y las jugadoras afectadas no son frágiles. Están entre los mejores atletas del mundo", escribió Yates en su reporte.
Mientras los equipos, la Federación y la Liga fallaron en responder de forma adecuada ante las denuncias que llegaron a realizar las jugadoras y en instaurar medidas para prevenir el acoso y el abuso contra las jugadoras. En consecuencia, los entrenadores que cometieron abusos, lograron moverse de equipo en equipo sin ser requeridos por la justicia y repitiendo sus conductas en diferentes conjuntos.
El reporte indica que los equipos involucrados se negaron a cooperar con la investigación, por lo que sugiere encuestar anualmente a las jugadoras, una investigación de antecedentes para todos los entrenadores y determinar si es meritoria una sanción para los dueños y ejecutivos nombrados en la investigación.
Los principales hallazgos de la investigación
En el informe resaltan tres nombres, Paul Riley, Rory Dames y Christy Holly, que ilustran de cuerpo entero las violaciones sistemáticas a la privacidad y la vulnerabilidad que sufrieron las jugadoras durante décadas.
Christy Holly, exentrenador del Racing Louisville y el Sky Blue, fue despedido de este último en 2017 luego de acusaciones de abuso verbal y de tener una relación con una jugadora, sin embargo, el equipo dijo públicamente que la salida había sido de mutuo acuerdo y dio sus agradecimientos a Holly.
Después, fue despedido del Racing Louisville en 2021 por tocar indebidamente a una jugadora en varias ocasiones.
“Le pidió (a la jugadora) que lo encontrara en su casa para revisar videos del juego, en su lugar proyectó pornografía y se masturbó frente a ella antes de que se fuera. En otro incidente, otra vez con el pretexto de revisar el juego, tocó los genitales y busto de la jugadora cada vez que ella fallaba un pase en el vídeo”, dice el informe.
Paul Riley, quien fue acusado en un primer momento por Sinead Farrelly y Mana Shim, forzó a al menos tres jugadoras a tener relaciones sexuales con él y fue acusado ante la liga y la Federación de conductas inapropiadas cada año de 2015 al 2021.
El equipo de los Thorns despidió a Riley tras una investigación interna, sin embargo, públicamente le agradeció y dijo que su contrato no había sido renovado. El entrenador entonces fue contratado por el WNY Flash y el NC Courage.
Gavin Wilkinson, actual gerente general del Timbers y exgerente del Thorns, le dijo al vicepresidente del Flash que Riley “la jugadora había puesto a Riley en una mala posición” y que él “lo contrataría en un santiamén”.
Una de las exjugadoras del Thorns contó que Wilkinson le habría preguntado con tono de broma “¿por qué no podía dejar de ser tan perra?”, refiriéndose a las acusaciones contra Riley.
Paul recibió el respaldo también de Merritt Paulson, dueño del Thorns, quien felicitó al presidente del Flash por la contratación del entrenador y le aseguró después a Steve Malik, dueño del Courage, que la investigación había comprobado su inocencia.
Rory Dames, exentrenador del Red Stars y dueño del club juvenil llamaba a las jugadoras del Chicago Eclipse Select, "putas", "retrasadas" o "culo gordo" y fue acusado de que "en múltiples ocasiones cruzó la línea de las relaciones sexuales".
Aunque los abusos se denunciaron en el 2014, en el 2021 la psicóloga contratada por el Red Stars encontró que el 70 por ciento de las jugadoras reportaba un comportamiento emocionalmente abusivo por parte de Dames. El equipo le permitió renunciar ese mismo año, pero se le concedió continuar como dueño del juvenil.
Arnim Whisler, dueño del Red Stars, recibió las quejas desde el 2014, se negó a aceptar la renuncia de Rory y acusó a las jugadoras del equipo nacional de querer echar abajo la Liga. Whisler asegura que no tenía conocimiento del comportamiento de Dames, sin embargo, las denunciantes reportaron que no sólo sabía lo que pasaba, sino que puso su amistad con el entrenador por encima de la seguridad de las jugadoras.