Netflix revive la historia de Aileen Wuornos, la asesina serial más temida de EE. UU.
Aileen Wuornos mató a siete hombres y alegó defensa propia en al menos uno de los casos. Un nuevo documental de Netflix repasa sus crímenes a través de entrevistas inéditas con la asesina, ejecutada en 2002. La periodista Andrea Cavallier habló con el dueño del bar de motociclistas en Florida donde Wuornos bebió su última cerveza


El fantasma de Aileen Wuornos todavía ronda The Last Resort, el bar de motociclistas en Florida donde la asesina serial tomó su última cerveza antes de ser arrestada, hace más de treinta años.
Su ficha policial enmarcada cuelga detrás de la barra, Su rostro aparece en camisetas y botellas de salsa picante Y Un altar improvisado con su retrato pintado enumera a los hombres que mató, junto con el lema del lugar: “Hogar de cerveza helada y mujeres asesinas”.
La historia de Aileen Wuornos lleva décadas alimentando la cultura popular, con versiones ficcionalizadas en televisión y cine. La más célebre fue la de Charlize Theron, quien ganó un Oscar por interpretarla en Monster: Asesina en serie, la película de 2003.
El interés por Wuornos, considerada la asesina serial más famosa de Estados Unidos, sigue atrayendo visitantes de todo el mundo al bar de Port Orange.
Al Bulling, dueño del lugar desde hace 33 años, la conocía bien.

“Quería ser recordada y mantener viva su memoria”, dijo Al Bulling al Daytona Beach News-Journal. “Pues bien, nosotros nos encargaremos de eso”.
Aileen Wuornos se dedicaba al trabajo sexual en Florida cuando, entre 1989 y 1990, asesinó al menos a siete hombres. Después de cada crimen, abandonaba los cuerpos en zonas boscosas y apartadas, y se quedaba con algunas de sus pertenencias.
Sin embargo, siempre afirmó haber actuado en defensa propia y alegó que sus clientes se volvieron violentos durante los encuentros.
Fue detenida en enero de 1991 en el bar de motociclistas The Last Resort y, al año siguiente, condenada por asesinato a los 35 años. Pasó diez años en el corredor de la muerte hasta que fue ejecutada por inyección letal.
Casi cuatro décadas después, su nombre regresa a los titulares con el estreno de un nuevo documental en Netflix.
Aileen: La reina de las asesinas en serie, ya disponible en la plataforma, vuelve a indagar en la figura detrás de los crímenes. Dirigido por Emily Turner, el filme combina audios nunca antes escuchados, archivos visuales y entrevistas poco conocidas desde prisión con la propia Wuornos.


Su historia, marcada por la tragedia y el horror a partes iguales, cautivó al país y redefinió la imagen de lo que podía ser una “asesina serial”.
“La verdadera Aileen Wuornos no es una asesina serial”, afirma en el documental de Netflix. “Estaba tan borracha, tan perdida, tan jodida de la cabeza, que me convertí en una, pero mi verdadero yo no lo es”.
De prostituta a asesina
Nacida en Michigan en 1956, la infancia de Wuornos fue una sucesión de traumas: abandono, abuso sexual y una exposición temprana a la violencia.
Su padre, Leo Wuornos, fue encarcelado por abuso sexual a una menor y se quitó la vida en prisión. Su madre, que tenía apenas 16 años cuando la dio a luz, más adelante abandonó a sus hijos y los dejó al cuidado de sus propios padres.
Además, durante la adolescencia, Wuornos quedó embarazada, tuvo que dar al niño en adopción y sus abuelos la echaron de la casa.
A los 15 años, sin un lugar donde vivir, Wuornos recurrió al trabajo sexual para conseguir dinero con el que poder alimentarse, mientras cruzaba el país pidiendo aventones, hasta llegar a Florida.


En 1986 conoció a Tyria Moore, una empleada de limpieza de 24 años que trabajaba en un motel de Daytona Beach. Se encontraron en un bar gay y pronto comenzaron una relación. Wuornos se enamoró y trató de mantenerla a su lado como fuera.
Sin embargo, su actividad como trabajadora sexual empezó a tornarse más oscura.
Los asesinatos
Entre 1989 y 1990, Wuornos mató a siete hombres de un disparo: Richard Mallory, David Spears, Charles Carskaddon, Troy Burress, Charles Humphreys, Peter Siems y Walter Antonio. Según declaró, al menos en uno de los casos, actuó en defensa propia.
Todas las víctimas eran automovilistas que se habían acercado a ella como clientes.
La primera fue Richard Mallory, un comerciante de equipos electrónicos de 51 años, a quien asesinó el 30 de noviembre de 1989. Dos semanas después, su cuerpo apareció en una zona boscosa, con múltiples impactos de bala.
Wuornos declaró que Mallory la golpeó y la violó después de recogerla. Más adelante se supo que él tenía una condena previa por intento de violación en Maryland, lo que dio peso a su versión de los hechos.

Entre el 1 de junio y el 19 de noviembre de 1990, se encontraron los cuerpos de otros cinco hombres desaparecidos, todos vinculados a Wuornos.
Las víctimas fueron: David Andrew Spears, obrero de la construcción de 47 años; Charles Edmund Carskaddon, jinete de rodeo de 40; Troy Eugene Burress, vendedor de 50; Charles Richard Humphreys, exoficial de la Fuerza Aérea y jefe de policía retirado de 56; y Walter Jeno Antonio, camionero y guardia de seguridad de 62.
También se cree que Wuornos mató y robó a una séptima víctima durante ese mismo periodo: Peter Abraham Siems, un marinero mercante retirado de 67 años. Fue reportado como desaparecido, pero su cuerpo nunca fue encontrado.
El último trayecto de Wuornos
El 9 de enero de 1991, detectives encubiertos ingresaron al bar The Last Resort y detuvieron a Wuornos sin levantar sospechas.
La pista clave fue el automóvil de Peter Siems, hallado chocado al borde de una carretera. En el interior, la policía encontró una huella de palma en una de las manijas, lo que confirmó la conexión con Wuornos.
Un día después, arrestaron a su pareja. Las autoridades lograron convencerla de colaborar. Bajo presión, accedió a hablar con Wuornos y obtener una confesión.


En una llamada telefónica grabada, Wuornos le confesó a Moore que había cometido los asesinatos. Esa grabación fue presentada como prueba en el juicio, lo que sorprendió a Wuornos, ya que no sabía que Moore la estaba grabando.
El 27 de enero de 1992, fue declarada culpable del asesinato de Richard Mallory.
Durante el juicio, los psiquiatras de la defensa argumentaron que Wuornos no se encontraba mentalmente estable y sugirieron que podría padecer un trastorno límite de la personalidad. A pesar de eso, fue condenada a muerte por el crimen.
El 31 de marzo de 1992, se declaró culpable de los asesinatos de David Spears, Troy Burress y Charles Humphreys, y recibió tres condenas más a muerte. Posteriormente, también se declaró culpable de los homicidios de Charles Carskaddon y Walter Antonio, lo que sumó otras dos sentencias de muerte.
El asesinato de Peter Siems fue el único por el que no tuvo que responder, ya que su cuerpo nunca fue encontrado.
“Hogar de cerveza helada y mujeres asesinas”
Casi 24 años después de la ejecución de Wuornos, el bar The Last Resort, donde tomó su última cerveza, sigue atrayendo visitantes de todo el mundo: motociclistas, simpatizantes, fanáticos del true crime y curiosos.
“Vienen de todas partes”, contó Bulling. “Son personas comunes, vienen porque saben que todo sigue igual. La misma mesa de billar, todo está como entonces”.
Aunque el negocio ha bajado con los años, algunos clientes creen que podría volver a llenarse con el estreno del nuevo documental de Netflix.
Alan Campbell, originario de Iowa, visitó el bar en 2023. Le dijo The Independent que no sabía que había un nuevo documental, pero que ahora tiene muchas ganas de verlo.
“La mejor parada de todo el viaje”, escribió en Facebook junto a unas fotos tomadas en el bar.
Campbell contó que se encontraba viajando por Florida y, al investigar sobre la zona, encontró información sobre el bar y la historia detrás. Eso despertó su interés.
“Nunca vi la película, pero la recordaba, así que pensé que el bar sería un lugar interesante para conocer”.

Michelle Forbes, a diferencia de Campbell, sí había visto Monster: Asesina en serie y viajó desde Nueva Orleans hasta Florida para conocer el bar, que aparece en la película.
En una entrevista con el New York Daily News, contó que dudó en bajarse del auto cuando llegó al lugar.
“No es el tipo de sitio al que iría normalmente”, dijo. “Pero una vez adentro, estaban muy dispuestos a hablar del tema. Me hicieron sentir mal por haberme quedado acobardada en el auto. Creo que estaban rindiéndole homenaje, no solo montando un espectáculo”.
A pocas cuadras, sobre South Ridgewood Avenue, todavía se conserva otro sitio ligado a la historia de Wuornos. El antiguo Fairview Motel —hoy rebautizado como Scoot Inn— fue donde se hospedó antes de ser arrestada.
La figura de Wuornos sigue influyendo en cómo se habla de las mujeres que matan. Para algunas personas, representa la furia que nace del abuso; para otras, no es más que una asesina a sangre fría.

Las últimas palabras de una asesina
Después de pasar una década en el corredor de la muerte en Florida, Wuornos fue ejecutada por inyección letal el 9 de octubre de 2002. En ese momento, tenía 46 años.
Para su última comida, dejó de lado el menú estándar de la prisión y solo pidió una taza de café.

Poco antes de ser ejecutada, pronunció sus últimas palabras:
“Sí, solo quiero decir que zarpo con la roca y que voy a volver, como en Día de la Independencia, con Jesús. El 6 de junio, como en la película. Con la nave nodriza y todo. Voy a volver”.
Esa frase está escrita en la pared del bar The Last Resort, justo debajo de su foto. Ahí, su memoria sigue viva.
Aileen: La reina de las asesinas en serie ya disponible en Netflix.
Traducción de Leticia Zampedri




