Rusia-Ucrania: un vistazo a las gestiones diplomáticas
El presidente ruso Vladimir Putin recibe al canciller de Alemania para hablar sobre Ucrania
El presidente ruso Vladimir Putin recibió al canciller de Alemania después que el Kremlin indicó que aún era posible que la diplomacia evite lo que funcionarios occidentales han dicho que podría ser una invasión inminente de Ucrania.
En otra posible señal de que el Kremlin quiere bajar la temperatura, Rusia anunció que algunas de las unidades que participan en maniobras regresarían a sus cuarteles.
Pero hay escasa claridad sobre las intenciones rusas y cómo se desarrollará la crisis.
Un vistazo a lo que sucede, dónde y por qué:
¿QUÉ DICE EL GOBIERNO RUSO?
El Ministerio de Defensa ruso anunció que algunas de las unidades que participan en las maniobras iniciarán el regreso a sus cuarteles. Pero en principio no estaba claro dónde estaban apostadas esas fuerzas y cuántas partían.
En la víspera, funcionarios occidentales dijeron que algunas fuerzas y pertrechos se desplazaban hacia la frontera, lo que enturbió el panorama. Rusia niega tener planes de invadir Ucrania a pesar de apostar tropas en las fronteras norte, sur y este del país y realizar grandes maniobras en las cercanías.
Rusia ha acumulado más de 130.000 efectivos cerca de Ucrania. Si bien Estados Unidos acepta que puede haber una salida diplomática, los aliados insisten en advertir que esas fuerzas pueden avanzar sobre Ucrania en cualquier momento.
En una reunión con Putin el lunes, el canciller Serguei Lavrov dijo que Rusia estaba dispuesta a seguir conversando sobre los agravios de seguridad que han provocado la crisis.
Preguntado el martes acerca del regreso de las tropas a sus cuarteles, Lavrov dijo que Rusia realiza ejercicios militares “en su propio territorio, y de acuerdo con sus propios planes éstos comienzan, se desarrollan y terminan como está planificado”.
Kiev respondió con escepticismo.
¿QUÉ SUCEDE EN EL FRENTE DIPLOMÁTICO?
El canciller alemán Olaf Scholz se reunió con Putin en Moscú, luego de reunirse en la víspera con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy en Kiev en una muestra de solidaridad.
El lunes, Scholz exigió “pasos claros para desescalar las tensiones actuales” en Rusia. Y destacó la unidad occidental al prepararse a aplicar sanciones graves si Rusia sigue penetrando en Ucrania, aunque no aclaró cuáles serían.
Scholz dijo que “estamos en una situación para tomar las decisiones necesarias en cualquier momento”.
“Nadie debe dudar de que la UE, la OTAN, Alemania y Estados Unidos están resueltos y preparados, por ejemplo, en cuanto a lo que se debe hacer si hay una agresión militar contra Ucrania”, añadió. “Entonces actuaremos y habrá medidas de muy largo alcance que afectarían significativamente las posibilidades de desarrollo económico de Rusia”.
El canciller polaco Zbigniew Rau, presidente actual de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), se reunió con Lavrov en Moscú. Rau dijo que la OSCE ha ofrecido organizar conversaciones multilaterales para mitigar las tensiones.
El canciller ucraniano recibió a su contraparte italiano.
¿QUÉ QUIEREN LOS LEGISLADORES RUSOS?
Los legisladores rusos pidieron públicamente a Putin que reconozca las zonas en poder de los rebeldes en el este de Ucrania, las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk, como Estados independientes. La Duma, la cámara baja del Parlamento, votó el martes presentar una exhortación a Putin a tal efecto, bajo una propuesta del Partido Comunista.
Kiev no cumple los acuerdos de Minsk, mediados por Alemania y Francia para tratar de llevar la paz al este de Ucrania, y “nuestros ciudadanos y compatriotas que viven en Donbas necesitan ayuda y apoyo”, dijo el presidente de la Duma, Vyacheslav Volodin, en la aplicación de mensajería Telegram.
Volodin dijo que se presentará el documento a Putin “inmediatamente”.
El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo previamente el martes que el reconocimiento de las repúblicas autoproclamadas es “muy, muy pertinente para el público”. Pero no estaba claro si la votación tendría alguna consecuencia.
¿QUÉ DICEN LOS ALIADOS EN LA OTAN?
La secretaria del Exterior británica Liz Truss dijo que una invasión rusa de Ucrania “sería inminente”, pero que Putin aún tiene tiempo de “dar un paso atrás del borde del precipicio”.
Antes de que Rusia anunciara el regreso de algunas unidades a sus cuarteles, Truss dijo que “creemos que Vladimir Putin aún no ha tomado una decisión sobre si invadirá Ucrania. Nos parece muy probable”.
“Hay enormes cantidades de tropas apostadas en la frontera. Sabemos que están en posición de atacar de manera inminente, pero puede cambiar de opinión y por eso la diplomacia es tan vital”, dijo a Sky News.
Truss dijo que una invasión podría incluir un ataque a Kiev”, así como “un ataque desde el este”.
“Lo que prevemos en los próximos días es que podría intentarse una operación de bandera falsa para crear un pretexto de que los ucranianos los atacan a ellos para que los rusos puedan justificar una invasión de Ucrania”, añadió.
En Oslo, El ministro de Defensa noruego Odd-Roger Enoksen dijo que el país enviará entre 50 y 60 soldados a Lituania para reforzar la presencia de los aliados en los Estados del Báltico. El contingente irá por tres meses, con la posibilidad de extender su permanencia.
¿CÓMO SE VIVE LA SITUACIÓN EN MOSCÚ?
Mientras Estados Unidos advierte que Rusia podría invadir Ucrania en cualquier momento, los tambores de guerra apenas se oyen en Moscú, donde los analistas y la gente común coinciden en que Putin no atacará al vecino exmiembro de la Unión Soviética.
El Kremlin habla de “histeria” y “absurdo” al calificar las advertencias de un ataque inminente y muchos rusos creen que Washington está avivando el pánico y fomentando las tensiones deliberadamente para provocar un conflicto por razones interiores.
La retórica furiosa de Putin sobre los planes de la OTAN de ampliarse hasta el “umbral” de Rusia y su negativa a reconocer las inquietudes de Moscú han resonado en la opinión pública, en la que reinan una sensación de haber sido traicionados por Occidente después de la Guerra Fría y suspicacias generalizadas sobre los designios occidentales.
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Dasha Litvinova en Moscú, Yuras Karmanau en Kiev, Jill Lawless en Londres y Jan M. Olsen en Copenhague contribuyeron a este despacho.