Irán conmemora toma de embajada de EEUU en plenas protestas
Irán conmemora la toma de la embajada de EEUU en Teherán en 1979 mientras su teocracia enfrenta protestas generalizadas por la muerte de una mujer de 22 años que había sido detenida por la policía de la moral del país
Irán conmemoró el viernes la toma de la embajada de Estados Unidos en Teherán en 1979 mientras su teocracia enfrenta protestas generalizadas por la muerte de una mujer de 22 años que había sido detenida por la policía de la moral del país.
La televisora iraní emitió imágenes en vivo de varias contramanifestaciones en todo el país, mientras algunos en la capital, Teherán, mostraban pancartas de los drones fabricados en el país que Rusia está utilizando en sus ataques en Ucrania. Pero aunque las multitudes en la capital parecían grandes, incluyendo mujeres vestidas con chador ondeando la bandera de la República Islámica, en otros puntos la asistencia parecía menor, con apenas unas docenas de participantes.
En un discurso ante la antigua embajada estadounidense en Teherán, el presidente iraní, el conservador Ebrahim Raisi, criticó a quienes protestaban contra el liderazgo religioso.
“Cualquiera que de el más mínimo paso para quebrar la seguridad y hacia los disturbios, debe saber que está dando un paso en la dirección de los enemigos de la Revolución Islámica", afirmó. “Los estadounidenses creen que pueden ejecutar aquí el plan que han llevado a cabo en algunos países como Siria y Libia. ¡Qué sueño más falso!".
Los manifestantes portaban también efigies del presidente de Francia, Emmanuel Macron, y del príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman. Los carteles y cánticos de los asistentes decían “¡Muerte a Estados Unidos!” “¡Muerte a Israel!”.
Las protestas que sacuden al país desde hace más de seis semanas, cuando falleció Mahsa Amini, son uno de los mayores desafíos a la teocracia gobernante desde que los clérigos asumieron el poder en la Revolución Islámica de 1979. Al menos 300 manifestantes han perdido la vida y otros 14.000 fueron arrestados desde el inicio de los disturbios, según Activistas por los Derechos Humanos en Irán, un grupo que monitorea la represión.
El gobierno no ha ofrecido una cifra oficial de fallecidos, y un diario estatal llegó a afirmar que en los 49 días de protestas no se produjeron decesos a manos de las fuerzas de seguridad.
Más tarde el viernes, hubo protestas en la provincia de Sistán y Baluchistán, en el sureste del país, donde se registran disturbios desde hace semanas. Videos publicados en internet mostraban supuestamente a personas marchando por las calles, con el sonido de disparos de fondo. Algunos inconformes aparecían ensangrentados. El número de heridos no estuvo claro de inmediato.
Según los reportes, un clérigo chií fue asesinado a tiros en la conflictiva región de mayoría suní.
Desde hace tiempo, el liderazgo conservador mandan a los funcionarios gubernamentales, entre otros, a actos como las manifestaciones del 4 de noviembre, que tienen un carácter carnavalesco para los estudiantes y los demás que recorren la calle Taleqani, en el centro de la capital.
Este año, sin embargo, quedaba claro que la teocracia iraní esperaba motivar a su base más conservadora. En algunas pancartas podía leerse “Obedecemos al líder”, en referencia al líder supremo del país, el ayatolá Ali Jamenei, de 83 años, quien tiene la última palabra en todos los asuntos de Estado. En las movilizaciones antigubernamentales se ha pedido la muerte de Jamenei y la caída del gobierno.
La conmemoración anual del 4 de noviembre recuerda la fecha en la que estudiantes escalaron la valla de la legación diplomática de Washington molestos porque el entonces presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, permitió que el sha Mohammad Reza Pahlavi, quien estaba ya muy enfermo, recibiese tratamiento contra el cáncer en el país.
Los estudiantes no tardaron con hacerse con el control de todo el complejo. Algunos trabajadores huyeron y se escondieron en la casa del embajador de Canadá antes de escapar del país con ayuda de la CIA, una historia dramatizada en la película de 2012 “Argo”.
La crisis, que duró 444 día, paralizó a Estados Unidos mientras las imágenes nocturnas de rehenes con los ojos vendados aparecían en los televisores de todo el país. Irán liberó a todos los cautivos el día que Carter dejó la Casa Blanca, coincidiendo con la toma de posesión de Ronald Reagan en 1981.
Esa enemistad entre las dos naciones ha sufrido altibajos en las décadas posteriores. En 2015, Washington y las potencias nucleares alcanzaron un acuerdo con Irán que limitó de forma drástica su programa a cambio de un alivio de las sanciones internacionales. Pero tres años más tarde, en 2018, el entonces presidente Donald Trump retiró unilateralmente a Estados Unidos del pacto revitalizando las tensiones.
El jueves en la noche, durante un acto de campaña en California en vísperas de las elecciones de mitad de legislatura, el presidente Joe Biden paró su discurso para dirigirse a un grupo que mostró en sus celulares en alto el mensaje “Irán libre”.
“No se preocupen, vamos a liberar a Irán", dijo Biden. “Van a ser libres muy pronto".
Biden había mostrado su disposición al regreso de Washington al histórico acuerdo nuclear, pero las conversaciones se han roto. Desde el inicio de las protestas a mediados de septiembre, la postura estadounidense parece haberse endurecido y los funcionarios sostienen que recuperar el pacto no es una prioridad en la situación actual.
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