Trump aseguró que la investigación de Durham destaparía el “crimen del siglo”. ¿Qué fue lo que encontró?
Finalmente concluyó la investigación sobre los orígenes de la pesquisa del FBI sobre los vínculos entre Rusia y la campaña presidencial de Donald Trump de 2016
La investigación de dos años que llevó a cabo un fiscal del gobierno de Trump encargado de socavar y desacreditar la investigación del FBI sobre supuestos vínculos entre la campaña de 2016 del expresidente Donald Trump y el gobierno ruso terminó después de cuatro años con una sola condena penal. Un informe sobre los resultados de esa investigación encontró que el FBI tenía justificación para iniciar una investigación preliminar sobre el asunto.
El informe del fiscal especial John Durham fue la culminación de una investigación de cuatro años sobre posibles conductas indebidas de funcionarios del gobierno estadounidense. En el documento de casi 300 páginas, Durham criticó duramente al FBI, pero ofreció poca información nueva y pocas revelaciones significativas. No obstante, echará leña a la hoguera de los partidarios de Trump que han denunciado durante mucho tiempo la investigación de Rusia, así como a los opositores de Trump que dicen que los escasos antecedentes judiciales del equipo de Durham muestran que su investigación tenía intenciones políticas.
Durham es un veterano del Departamento de Justicia que el entonces fiscal general William Barr seleccionó personalmente para deslegitimar los esfuerzos del FBI para determinar si la campaña de Trump colaboró con Rusia para impulsar su candidatura. El fiscal criticó al FBI por abrir una investigación sobre la campaña de Trump basada en “información sin procesar, analizar ni corroborar” y acusó a los investigadores de dejarse llevar por “sesgo de confirmación”.
Su crítica al FBI se centra en la decisión de la agencia de lanzar una investigación completa de contrainteligencia sobre la campaña de Trump y Rusia, en lugar de una investigación preliminar en la que los agentes habrían tenido una autoridad más limitada. Si bien admite que había justificación para una investigación preliminar, no estuvo de acuerdo con la decisión de lanzar una investigación completa de contrainteligencia sobre los presuntos vínculos entre Trump y Rusia con base en un aviso que la oficina había recibido de un diplomático australiano. Dicho diplomático reveló que un asistente de campaña de Trump, George Papadopoulos, se había jactado de que los rusos habían adquirido y estaban preparados para divulgar información perjudicial sobre la campaña de la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, la oponente demócrata de Trump.
Los hallazgos de Durham parecen ser una contradicción directa de una investigación previa sobre los orígenes de la indagación Trump-Rusia realizada por Michael Horowitz, el inspector general del Departamento de Justicia.
En ese informe, Horowitz escribió que el FBI tenía motivos suficientes para iniciar una investigación sobre los presuntos vínculos entre la campaña de Trump y el gobierno ruso según la pista del diplomático australiano.
Hasta cierto punto, Durham no cuestiona las conclusiones de ese informe, ya que reconoció que la oficina “tenía la obligación afirmativa de examinar de cerca” las acusaciones que surgieron de las conversaciones de Papadopoulos con el diplomático australiano. Pero escribe que el FBI debió haber abierto una “investigación preliminar” en lugar de la investigación de contrainteligencia completa para determinar si había vínculos entre la campaña de Trump y los esfuerzos de Rusia por interferir en las elecciones de 2016.
Durham también criticó al FBI por no realizar ninguna “colaboración o evaluación conjunta” de la información obtenida sobre el diplomático con “servicios de inteligencia extranjeros amigos u otras agencias de inteligencia estadounidenses”.
Echemos un vistazo a la investigación y el informe:
¿Quién es John Durham?
Durham pasó décadas como fiscal del Departamento de Justicia, con asignaciones anteriores que incluyeron investigaciones sobre la íntima relación del FBI con mafiosos en Boston y la destrucción por parte de la CIA de cintas de vídeo de sus duros interrogatorios a sujetos terroristas.
En 2019, Barr le encargó que investigara posibles conductas indebidas de funcionarios del gobierno de EEUU mientras examinaban la interferencia electoral rusa en 2016 y si hubo alguna coordinación ilegal entre el Kremlin y la campaña presidencial de Trump. Las acusaciones de mala conducta surgieron en gran parte de las quejas que presentaron Trump y sus aliados, quienes acusaron al FBI de llevar a cabo una “cacería de brujas” por motivos políticos contra el entonces presidente.
Durante los cuatro años que Durham trabajó para desacreditar la investigación del departamento, solo presentó un puñado de casos contra acusados penales, incluido un abogado del FBI que se declaró culpable de manipular un correo electrónico utilizado para obtener una orden de vigilancia contra un exasesor de campaña de Trump y otras dos figuras asociadas con la investigación Trump-Rusia que fueron absueltas en el juicio.
A pesar de los brevísimos resultados (una declaración de culpabilidad y dos absoluciones) que no cumplieron las expectativas de Trump, Durham pudo continuar su trabajo hasta bien entrada la administración de Biden, gracias en parte a que William Barr designó a Durham como asesor especial del Departamento de Justicia poco antes de la renuncia de Barr como fiscal general en 2020.
¿Por qué el Departamento de Justicia de Trump lo nombró para liderar la investigación Trump-Rusia?
A Durham se le asignó la tarea de investigar al FBI apenas unas semanas después de que otro fiscal especial, Robert Mueller, concluyera su investigación sobre las posibles conexiones entre Rusia y la campaña de Trump. Esa investigación produjo más de dos docenas de casos penales, incluso contra media docena de asociados de Trump.
Mueller, exdirector del FBI, llevó a cabo una investigación de un año sobre las acusaciones de que la campaña de Trump había colaborado con agentes de inteligencia rusos, pero no logró encontrar que los funcionarios de la campaña de Trump hubieran conspirado con alguien con vínculos en el gobierno ruso.
Sin embargo, sí encontró cientos de contactos entre la campaña de Trump y los funcionarios rusos durante la temporada de campaña de 2016, y concluyó que los agentes de inteligencia rusos habían recibido órdenes de ayudar a Trump a ganar la presidencia, en parte jaqueando y filtrando correos electrónicos del Comité Nacional Demócrata y los funcionarios de la campaña de Clinton a través de WikiLeaks.
Aunque su investigación no resultó en cargos contra ningún asistente de Trump por trabajar con Rusia para favorecer las elecciones, sí encontró que Rusia interfirió en nombre de Trump y que la campaña agradeció, en lugar de rechazar, la ayuda.
Pero Barr, quien llamó la atención de Trump al criticar la investigación, se mostró profundamente escéptico sobre el fundamento de la investigación y alegó al Congreso que “sí ocurrió espionaje” contra la campaña de Trump.
Con ese fin, otorgó a Durham la autoridad para buscar posibles conductas indebidas en las agencias gubernamentales involucradas en la recopilación de inteligencia y la realización de la investigación, e incluso viajó con él a Italia para reunirse con funcionarios allí como parte de la investigación.
¿Hubo problemas con la investigación de Rusia?
Sí, y una investigación general del inspector del Departamento de Justicia ya identificó a muchos.
El informe del organismo de control encontró que las solicitudes del FBI de obtener órdenes judiciales para espiar a un excolaborador de campaña de Trump, Carter Page, contenían errores significativos y omitían información que probablemente habría debilitado o socavado la premisa de la solicitud.
El efecto acumulativo de esos errores, según el informe, fue hacer que “pareciera que la información que apoyaba la causa probable era más sólida de lo que realmente era”.
Aún así, el inspector general no encontró evidencia de que los investigadores actuaran con sesgo político y admitió que había una base legítima para abrir una investigación completa sobre una posible conspiración, aunque Durham discrepa.
¿Qué causas penales presentó y cuál fue el resultado?
Durham inició tres procesamientos durante su mandato, pero solo uno resultó en una condena, y fue por un caso que le remitió el inspector general del Departamento de Justicia. Ninguno de los tres desmintió los hallazgos principales de Mueller de que Rusia había interferido con las elecciones de 2016 de manera radical y que la campaña de Trump había recibido con agrado, en lugar de rechazar, la ayuda.
Un exabogado del FBI, Kevin Clinesmith, se declaró culpable en 2020 de alterar un correo electrónico relacionado con la vigilancia de un exasistente de campaña de Trump. Se le dio libertad condicional.
Pero otros dos casos, ambos relacionados con presuntas declaraciones falsas al FBI, concluyeron con absoluciones por parte del jurado.
Michael Sussmann, abogado de la campaña de Hillary Clinton, fue declarado inocente de mentirle al FBI durante una reunión en la que presentó información de datos informáticos que quería que el FBI investigara. Un jurado diferente absolvió a Igor Danchenko, un analista ruso-estadounidense, de los cargos de mentirle al FBI sobre su papel en la creación de un expediente desacreditado sobre Trump.
¿Qué encontró Durham?
En su informe, Durham dijo que el FBI actuó con demasiada precipitación y se basó en información confidencial sin procesar ni confirmar cuando inició la investigación Trump-Rusia.
Dijo que en el momento en que se abrió la investigación, el FBI no tenía información sobre ningún contacto real entre los asociados de Trump y los funcionarios de inteligencia rusos.
También afirmó que los investigadores del FBI eran propensos al “sesgo de confirmación”, ignorando o racionalizando repetidamente información que podría haber socavado la premisa de su investigación, y señaló que el FBI no pudo corroborar una sola acusación sustantiva de un expediente de investigación en el que se basó en el transcurso de su indagación.
“La evaluación objetiva y honesta de estos hilos de información debió haber provocado que el FBI cuestionara no solo la predicción de Crossfire Hurricane, sino que también reflexionara sobre si estaban manipulando al FBI con fines políticos o de otro tipo”, explicaba el informe, utilizando el nombre en clave del FBI para la investigación Trump-Rusia. “Desafortunadamente, no fue así”.
¿Cómo respondió el FBI?
En un comunicado, el FBI señaló que hace mucho tiempo que había realizado decenas de acciones correctivas. Si tales medidas hubieran estado vigentes en 2016, alega, podrían haberse evitado los errores principales del informe.
También se esmeró en señalar que las conductas recogidas en el informe tuvieron lugar antes de que el actual director, Christopher Wray, asumiera el cargo en otoño de 2017.
¿Y luego?
Los republicanos del Congreso no tardaron en reaccionar. El representante Jim Jordan, quien preside el Comité Judicial de la Cámara de Representantes, dijo que invitó a Durham a testificar en el Capitolio la próxima semana.
Trump también trató de aprovechar el informe. En una publicación en su plataforma Truth Social volvió a alegar que el informe de Durham había encontrado “el crimen del siglo” y tachó la investigación de Rusia como el “engaño de los demócratas”.
Aunque el FBI dice que ya tomó algunas medidas, Durham dijo que es posible que se necesiten más reformas. Una idea, dijo, sería proporcionar un escrutinio adicional de las investigaciones delicadas desde una perspectiva política, al eligir a un funcionario que sería responsable de cuestionar los pasos tomados en una investigación.
Dijo que su equipo había considerado, pero finalmente no recomendado, pasos que limitarían las autoridades de investigación del FBI, incluido el uso de herramientas bajo la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera para espiar a presuntos espías o terroristas.
Traducción de Michelle Padilla