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¿Cómo se comparan las políticas inmigratorias de Biden y Trump?

La propuesta del expresidente representaría una de las políticas de inmigración más extremas de cualquier presidente en la historia de EE. UU

Alex Woodward,Richard Hall
Jueves, 29 de febrero de 2024 07:28 EST
Trump planea visitar la frontera
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El presidente Joe Biden y su antecesor Donald Trump visitaron la frontera entre EE. UU y México el jueves. Buscaron aprovechar la narrativa en torno a la inmigración antes de enfrentarse en las elecciones presidenciales a finales de este año.

Los candidatos a la presidencia emprendieron sus respectivas visitas después de que en diciembre entrara en el país un número récord de inmigrantes indocumentados, muchos de los cuales viajaron a ciudades gobernadas por los demócratas.

Trump, que visitó Eagle Pass, una zona de gran afluencia de inmigrantes, quiso aprovechar la imagen y reputación notorias de la conflictiva ciudad fronteriza para acusar a la administración de Biden de no proteger la frontera, al tiempo que ofreció su visión de una política de inmigración draconiana en la que habría deportaciones masivas.

Los republicanos, en particular Trump, han utilizado durante mucho tiempo la inmigración como pretexto para atacar a la administración Biden, llegando incluso a destituir a Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional, en la Cámara de Representantes.

Biden, por su parte, ha acusado a los republicanos de bloquear un acuerdo fronterizo que hubiera abordado muchas de las cuestiones de las que se quejan a instancias de Trump. Según la Casa Blanca, durante su visita, Biden se reunirá con agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense, fuerzas del orden y políticos locales.

El asunto de la frontera será un tema clave en las elecciones generales de noviembre. A continuación, abordamos las diferencias entre las políticas inmigratorias de ambos candidatos.

El segundo mandato de Trump promete ser más draconiano

Trump difundió la idea de la amenaza de una invasión ficticia de migrantes para abrirse camino hacia la Casa Blanca en 2016. Prometió construir un muro que se extendiera a lo largo de toda la frontera e insistió en que obligaría a México a financiarlo. Trump parece seguir el mismo guión al postularse nuevamente para la presidencia.

El favorito a la candidatura del Partido Republicano planea radicalizar su anterior programa antiinmigración, basándose justamente en las políticas que la administración del presidente Joe Biden ha intentado revertir.

En un mero intento de justificar su agenda, Trump ha empleado un discurso despectivo para referirse a las personas que llegan a la frontera entre Estados Unidos y México.

En un mitin en New Hampshire a finales del año pasado, el expresidente se hizo eco de las páginas de Mein Kampf y de manifiestos supremacistas blancos, al afirmar que los inmigrantes están “envenenando la sangre de nuestro país”.

Al día siguiente, en un mitin en Reno (Nevada), se refirió a la “invasión” de inmigrantes y afirmó, de forma infundada, que “cientos de miles de personas están cruzando la frontera”.

En ambos mítines, reveló su visión radical que propone revisar las leyes de inmigración del país, desde la puesta en marcha de “la mayor operación de deportación de la historia de Estados Unidos” hasta la imposición de “controles ideológicos” para las personas que llegan a la frontera sur.

En pocas palabras, si es elegido, el próximo gobierno de Trump anularía las protecciones de asilo para miles de personas que están radicadas en Estados Unidos; perseguiría a las personas indocumentadas que viven en el país y las detendría en campamentos antes de deportarlas. Además, prohibiría que se conceda la ciudadanía a los niños nacidos en Estados Unidos de padres no ciudadanos.

En efecto, representaría una de las agendas de inmigración más extremas de cualquier presidente en la historia de EE. UU.

Biden, en cambio, quiere llegar a un acuerdo

La seguridad fronteriza y la inmigración han representado durante mucho tiempo un asunto polémico para el presidente Biden. Según una encuesta reciente, los votantes consideran que la frontera ha sido el mayor fracaso del mandatario.

En cierta medida, Biden organizó su visita a la frontera con la intención de socavar esa imagen de fracaso. A finales del año pasado, Biden dio luz verde para que sus funcionarios se unieran a las negociaciones sobre un proyecto de ley bipartidista que abordaría muchas de las quejas de los republicanos con respecto a la frontera.

Los legisladores de ambas partes redactaron un acuerdo que habría reemplazado las actuales normativas y la aplicación de las leyes de inmigración de asilo con un sistema más rígido. Además, habría ampliado las competencias de la Casa Blanca para poder deportar a los inmigrantes.

Sin embargo, a instancias de Trump, muchos republicanos se manifestaron en contra de la propuesta y el acuerdo quedó efectivamente anulado.

Tras el fracaso de dicho acuerdo en el Congreso, Biden empezó a analizar la posibilidad de tomar medidas al nivel del poder ejecutivo para limitar la inmigración.

Al parecer, el presidente está considerando la posibilidad de adoptar medidas para impedir que las personas que cruzan la frontera sur sin permiso legal puedan solicitar asilo una vez dentro de Estados Unidos. Cabe destacar, no obstante, que la iniciativa pondría en entredicho las garantías que protegen el derecho de asilo de las personas que se encuentran en territorio estadounidense.

Curiosamente, tal propuesta, que pasaría por alto el Congreso, se parece a una disposición propuesta durante el mandato de Trump. Un juez federal rechazó la medida, al calificarla como un intento ilegal de “reescribir” las leyes de inmigración de la nación para “imponer una norma que el Congreso ha prohibido de forma categórica”.

Al parecer, la iniciativa propuesta por Biden invocaría el artículo 212(f) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1952, que permite al presidente negar la residencia a cualquier persona que “perjudique los intereses de Estados Unidos”. Apela a la misma lógica que adoptó Trump para prohibir de forma unilateral la entrada de inmigrantes de países de mayoría musulmana; una medida que fue bloqueada en los tribunales.

Según los informes, la administración Biden también intensificaría los controles que realizan los agentes fronterizos a las personas que solicitan asilo y establecería una política que consiste en priorizar la deportación de los migrantes que entraron al país de forma más reciente por encima de aquellos que están radicados en EE. UU hace más tiempo.

La propuesta ha enfurecido a los progresistas del Partido Demócrata y los defensores de los derechos han advertido sobre los peligros de este tipo de política represiva.

Conforme a lo estipulado por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Convención de las Naciones Unidas sobre los Refugiados, las personas que huyen de la persecución y la violencia tienen el derecho de solicitar el asilo. En EE. UU, una persona a la que se concede asilo puede permanecer legalmente en el país sin temor a ser deportada y puede trabajar en blanco con posibilidades de obtener residencia permanente. Actualmente, solo se puede solicitar el asilo en la frontera estadounidense o dentro de Estados Unidos.

Los cambios “infringirían sin duda tanto la legislación estadounidense como las pautas internacionales en materia de derechos humanos, que establecen que las personas pueden solicitar asilo tanto si entran por puertos de entrada oficiales como si no cumplen con protocolos migratorios al cruzar la frontera”, declaró a The Independent Amy Fischer, directora de derechos de los refugiados y migrantes de Amnistía Internacional Estados Unidos.

Traducción de Anna McDonnell

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