Reclusos a la espera de deportación forman un mensaje de “SOS” que puede verse desde el cielo
El grupo de inmigrantes venezolanos deletreó la señal de socorro desde su centro de detención, donde fueron grabados por un dron de Reuters
Un grupo de migrantes venezolanos retenidos en un centro de detención en Texas a la espera de ser deportados por la administración de Donald Trump deletrearon con sus cuerpos la señal de socorro “SOS” en un patio del centro.
Treinta y un reclusos retenidos en el centro de detención de Bluebonnet, en Anson, vestidos con monos rojos y naranjas, se reunieron el lunes para deletrear las letras, mientras un dron de Reuters sobrevolaba la zona. El objetivo era protestar por su encarcelamiento a manos de funcionarios de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU.) y pedir ayuda.
Las instalaciones de seguridad, situadas a 300 km al oeste de Dallas, se han utilizado para alojar a presuntos inmigrantes ilegales procedentes de Centroamérica, a muchos de los cuales la administración ha acusado de pertenecer a la conocida banda criminal Tren de Aragua, aunque en la mayoría de los casos ellos y sus familias han negado tener relación alguna con el grupo.


Según Reuters, 10 días antes de esta maniobra, el 18 de abril, muchos de los detenidos fueron acusados formalmente de pertenecer a la banda e informados de que serían deportados en virtud de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798. La ley se utilizó por última vez para detener a japoneses-estadounidenses como medida de precaución tras el bombardeo de Pearl Harbor durante la Segunda Guerra Mundial.
Siete reclusos entrevistados por la agencia de noticias dijeron que habían negado la acusación de pertenencia a una banda criminal, y que se habían negado a firmar la documentación que se les presentó.
No obstante, según la ACLU (Unión Estadounidense por las Libertades Civiles), unas horas más tarde fueron embarcados en un autobús con destino al cercano aeropuerto regional de Abilene, pero la Corte Suprema de EE. UU. intervino y bloqueó temporalmente los vuelos previstos por la administración, lo que obligó a trasladar a los deportados de nuevo a Bluebonnet.
En caso de que la Corte levante su prohibición, los hombres retenidos en Anson aún podrían ser enviados a la ya infame megaprisión CECOT en El Salvador, que ha recibido a unas 137 personas deportadas por el Gobierno de Trump hasta el momento.


Entre ellos se encuentra Kilmar Abrego García, el hombre de Maryland cuyo caso se ha convertido en una causa célebre, y a quien visitó el mes pasado el senador demócrata Chris Van Hollen para llamar la atención sobre su difícil situación.
La administración ha seguido aplicando su agresiva política de deportaciones masivas a pesar de la creciente hostilidad por sus injusticias percibidas, que solo han servido para suscitar más críticas —por ejemplo, con historias como la de Maikelys Antonella Espinoza Bernal, una niña de dos años abandonada en un centro de acogida sin sus padres.

No obstante, el propio presidente Trump, su “zar de fronteras” Tom Homan y la secretaria de seguridad nacional Kristi Noem se han mantenido desafiantes y han seguido impulsando una retórica antimigrante de línea dura en lugar de ceder a las presiones.
A principios de esta semana, la administración cubrió triunfalmente los jardines del norte de la Casa Blanca con carteles en los que se veían fotos de personas que había deportado como parte de su ofensiva.
En cada cartel aparecía la palabra “Arrestado” sobre el rostro del sujeto y se enumeraba el delito del que se le acusaba, pero solo se identificaba a cada persona como “extranjero ilegal”, en lugar de dar su nombre.
Traducción de Sara Pignatiello