¿Se pasó Trump de la raya con su opinión sobre Rihanna en el Super Bowl?
Como siempre, con Trump todo es venganza, que se sirve helada y hasta mucho después de que todos los demás hayan olvidado cualquier desaire que su frágil ego pudiera haber sufrido alguna vez
Otra vez está de regreso. Se nota. Está bien, nunca se fue, aunque estuvo un poco callado durante un tiempo. Sin embargo, como una mandarina inflable gigante que se cierne sobre los cielos del mundo, Donald J. Trump es omnipresente. Es el ser humano más famoso del planeta. Posiblemente en la historia. O: “¡¡DE LA HISTORIA!!”, como él lo diría. Más importante que Jesucristo. Sin embargo, no es suficiente. Es un adicto. No estará satisfecho hasta que las tribus remotas que quedan en las profundidades del Amazonas sepan lo inteligente que es, y aquellos en los rincones más remotos del mundo aprecien la suerte que tiene Melania de estar con él.
Imaginemos, por un momento, cómo esta fama, infamia e influencia globales podrían usarse para el bien. Podría pedirle a la gente que done un poco de dinero por el terremoto de Turquía y Siria, habiendo tomado la iniciativa con una importante donación propia. Podría alentar a las personas a vacunarse contra el covid-19 y rechazar las peligrosas teorías de conspiración contra la ciencia adoptadas por tantos de sus discípulos. Podría respaldar el derecho de Ucrania a defenderse.
Pero decidió, en su lugar, buscar pleito con Rihanna. Nada habla más fuerte del infantilismo y la trivialidad inherentes a Trump que sus diatribas en las redes sociales, y este último ataque en particular. Todavía abandonado en su canal personal de Truth Social, por razones comerciales, el expresidente poco diplomático dijo al mundo: “ERROR ÉPICO: Rihanna dio, sin duda, el peor espectáculo de medio tiempo en la historia del Super Bowl”.
“Después de insultar a mucho más de la mitad de nuestra nación, que ya está en grave DECLIVE, con sus palabras groseras e insultantes”.
Y, para su golpe letal final y supuestamente devastador…
“También, qué decepción su ‘¡estilista!’”.
¿Cómo podría Rihanna recuperarse?
Como siempre, con Trump todo es venganza, que se sirve helada y hasta mucho después de que todos los demás hayan olvidado cualquier desaire que su frágil ego pudiera haber sufrido alguna vez. Las “palabras groseras e insultantes” a las que Trump hizo referencia fueron el eslogan “Que se j*da Trump” que la cantante escribió en un automóvil en Cadillac Ranch en Texas en 2020.
Parece que a Trump se le reactivó la memoria sobre esa insoportable humillación por otra publicación de Truth Social del congresista de Texas Ronny Jackson, exmédico de Trump en la Casa Blanca.
“Ella ha construido su carrera vomitando basura degenerada mientras habla mal de Estados Unidos cada vez que puede. ¿Por qué la NFL está mostrando esta basura? ¡¡Rihanna NO DEBERÍA ser la artista del medio tiempo!!”.
Todo parece que proviene de alguien que se ofende con facilidad, esta muestra de indignación de tipos cuya imagen de sí mismos es tan tosca y machista. Tal vez Trump se esté quedando sin machismo, al igual que el mundo se está quedando sin aire para respirar gracias a su negacionismo climático. O tal vez es el mismo Donald de siempre que tiene un pequeño problema con cualquier mujer en el ojo público que no es hermosa (a sus ojos) y debidamente respetuosa con el viejo monstruo. Aquí hay algunos recordatorios:
Hillary Clinton: “Si Hillary Clinton no puede satisfacer a su esposo, ¿qué le hace pensar que puede satisfacer a Estados Unidos?”.
Cher: “Cher es algo perdedora. Ella está sola. Es infeliz. Es muy miserable”.
Arianna Huffington: “Poco atractiva tanto por dentro como por fuera. Entiendo perfectamente por qué su exmarido la dejó por un hombre; tomó una buena decisión”.
Kim Kardashian: “¿Tiene buen cuerpo? No. ¿Tiene un trasero gordo? Por supuesto”.
Y, no olvidemos, su némesis, Stormy Daniels: “Cara de caballo”.
No estoy calificado para decir lo que pasa debajo de ese peinado confeccionado como algodón de azúcar. La mente de Trump puede estar sufriendo algún tipo de trastorno psicológico relacionado con la inseguridad; o podría ser simplemente que es un cerdo machista pasado de moda. Lo que sea: su última explosión sugiere un par de cosas que abarcan un significado mucho más amplio.
Primero, que anhela publicidad como nunca antes, y eso significa otra candidatura a la Casa Blanca; no se retirará en silencio y actuará como una especie de persona con influencia. El valor de la atención supera la posibilidad de fracasar.
En segundo lugar, debería servir como recordatorio para el mundo (de nuevo) de lo peligroso que es el tipo. Pelearse con Rihanna no va a matar a nadie, pero enloquecer con el presidente Xi o los ayatolás bien podría hacerlo.
Trump es tan inadecuado para un alto cargo como lo era cuando se postuló en 2106 y, de hecho, con la edad se ha vuelto más inmaduro y peligroso, como lo demostró la insurrección del 6 de enero que incitó. Simplemente empeora. Demasiado.
Traducción de Michelle Padilla