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El Holodomor, la hambruna que explica el rechazo de Ucrania a ser parte de Rusia

Entre 1932 y 1934 murieron de inanición millones de personas, en su mayoría ucranianos, por la hambruna creada por Stalin para someterlos al dominio soviético

María Luisa Arredondo
Lunes, 14 de marzo de 2022 14:51 EDT
Cientos de ucranianos encienden la "Vela de la Memoria" en homenaje a las víctimas del Holodomor

La determinación y valentía con que millones de ucranianos se han quedado en su país para defenderlo de la invasión ordenada por Vladimir Putin ha conmovido a millones en todo el mundo. Lo que muchos no saben es que el rechazo de Ucrania a ser parte de Rusia tiene raíces históricas muy profundas, entre ellas un trágico episodio conocido como el Holodomor.

El término “Holodomor” significa en ucraniano “matar de hambre” y se refiere a la hambruna que creó a principios de la década de 1930 el dictador ruso Joseph Stalin para eliminar físicamente a los campesinos de Ucrania y, al mismo tiempo, aplastar cualquier intento de esa nación para independizarse de Rusia.

La historia de ese genocidio se remonta a 1919, cuando Ucrania era una nación independiente, pero la Unión Soviética decidió anexarla como parte de su territorio, pese a que los ucranianos se consideraban a sí mismos un pueblo de Europa Central, como los polacos, y no de Europa del Este, como los rusos.

Entre 1921 y 1929, la Unión Soviética puso en marcha algunas políticas para ganar la confianza de la población escéptica hacia el comunismo, pero no tuvo éxito. Fue entonces cuando decidió destruir todo vestigio de la cultura ucraniana, incluyendo su idioma y sus monumentos y documentos históricos y emprendió una agresiva política de “rusificación”.

Como parte de esa política, Stalin instauró también la “colectivización forzosa de las granjas” que obligaba a los campesinos de Ucrania, Kazajistán y el norte del Cáucaso a entregar la mayor parte de sus cosechas al Estado soviético.

A finales de 1927 ocurrió un hecho inesperado. Se produjo una caída impresionante en las entregas de productos agrícolas que los campesinos estaban obligados a darle al Estado. La situación, a la que se denominó “crisis de las cosechas” se agravó en 1928 cuando los campesinos solo entregaron 4,8 millones de toneladas en vez de los 6,8 millones del año previo.

Decomiso de granos

Esa situación, como indica la revista National Geographic, le dio a Stalin el pretexto perfecto para intervenir de manera directa en Ucrania. En respuesta a la crisis, la Unión Soviética implementó un plan quinquenal para modernizar la industria pesada de todo el país. Y una de las medidas para lograrlo era que las exportaciones de trigo ucraniano pagaran la factura.

Con ese propósito, a partir de 1930, integrantes de la (GPU) Dirección Política del Estado empezaron a requisar el grano y el trigo de Ucrania. Al mismo tiempo, dejaron las tierras sin semillas para que no pudieran germinar. El objetivo era enseñarle a los ucranianos a “ser inteligentes” para que no opusieran resistencia al dominio de Moscú.

La crueldad de Stalin no tenía límites. El 7 de agosto de 1932 promulgó la Ley de Espigas que imponía penas de prisión a todos los que estuvieran contra el decomiso de granos o se atrevieran a robarlos. Pero la desesperación de los campesinos era tan grande que muchos saqueaban los graneros para alimentar a sus familias. Se establecieron entonces penas de muerte. Los registros de la época indican que 5.400 personas fueron ejecutadas y a otras 125.000 se les envió a los temibles gulags de Siberia, donde fueron sometidas a torturas y trabajos forzados.

Temeroso de una insurgencia, Stalin bloqueó las fronteras de Ucrania para evitar que la población escapara y formó brigadas que iban de puerta en puerta para confiscar los alimentos de los campesinos.

Las consecuencias de esas medidas fueron devastadoras. A principios de 1932, miles de campesinos ucranianos comenzaron a morir de hambre. Numerosos documentos hablan de niños con el vientre hinchado por falta de alimento, familias enteras obligadas a alimentarse de hierba o corteza de roble y miles de muertos por doquier. Los cadáveres eran tantos que se apilaban en las calles porque nadie tenía fuerzas para sepultarlos.

Crimen contra la humanidad

Tras dos años de calvario, finalmente a principios de 1934 terminó el Holodomor en Ucrania, Kazajistán y el norte del Cáucaso. El saldo fue de alrededor de siete millones de muertos por inanición y 40 millones afectados por la hambruna en la Unión Soviética.

Aunque muchos historiadores coinciden en que el Holodomor fue uno de los mayores crímenes cometidos contra la humanidad, por muchos años se le dio muy poca difusión a estos hechos. Gracias al eficiente aparato de propaganda de la URSS las atrocidades cometidas por Stalin durante este periodo se mantuvieron silenciadas para evitar la condena internacional hacia ese país.

Sin embargo, poco a poco la verdad ha empezado a relucir. Hoy son ya 28 los países que catalogan al Holodomor como un genocidio y se espera que, como resultado de la reciente invasión rusa, esta cifra aumente.

En Ucrania, a la entrada del parque conmemorativo de Kyiv, la capital, hay una escultura de una niña muy delgada y de mirada triste que sostiene en sus manos un ramo de espigas. A sus espaldas está la Vela de la Memoria, un monumento que recuerda los bordados de los trajes típicos ucranianos. Esa escultura es el símbolo de la resistencia ucraniana y un homenaje a su capacidad indomable para luchar por su libertad.

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