Reseña: “Mean Girls” se moderniza como musical
La primera “Mean Girls” (“Chicas pesadas”), esa sátira social basada en la escuela secundaria de Tina Fey, se estrenó en 2004. El musical de Broadway se estrenó en 2018. Ahora estamos en 2024 y tenemos una adaptación cinematográfica de la adaptación cinematográfica del libro “Queen Bees and Wannabes”. ¿Hasta cuándo durará esta reconfiguración? ¿Hay un límite?
O, como dicen en la película, ¿el límite no existe?
Disculpen las referencias a los diálogos, pero son tan memorables. Como, "¡No puedes sentarte aquí!”. O cuando Regina, la abeja reina más altiva de la escuela, le dice mordazmente a su secuaz Gretchen, que está probando su nueva palabra “fetch”, que “deje de intentar hacer que ‘fetch’ funcione. ¡¡NO va a suceder!!”.
Pero incluso en “Mean Girls 17”, si llega, alguien seguirá tratando de hacer que “fetch” (una palabra que en inglés puede significar traer, buscar e incluso fantasma de una persona viva) funcione. Y en realidad no es una mala palabra para describir la experiencia de ver la nueva “Mean Girls”: un entretenimiento ingenioso y efervescente que ocasionalmente es encantador y generalmente divertido, incluso si la actualización a 2024 definitivamente tiene sus puntos difíciles.
Si has vuelto a ver recientemente la primera película, te sorprenderá la cantidad de diálogos que conservaron, palabra por palabra. Lo que es impresionante es la cantidad que todavía funciona, a diferencia de otras comedias que se sentían bien hace 20 años, pero que ahora tienen escenas que caen como el plomo como “Love Actually” (“Realmente amor”).
Sin embargo, hay excepciones, confieso que me sentí incómoda en todo momento por el personaje de la “niña tonta” que se queda con Las Plásticas, el grupito de Regina. Afortunadamente, no hay más referencias a un entrenador acostándose con una estudiante, lo que no habría sido gracioso, incluso con Jon Hamm como entrenador. La vergüenza a las mujeres sexualmente activas y libres se ha atenuado, el insulto en el famoso Libro del Mal de Regina ahora es “vaca” y no “zorra”.
Por otro lado, ¿avergonzar a alguien por su gordura? Eso sigue ahí, como cuando la cámara se acerca bruscamente a la parte trasera de un personaje que ha ganado unos cuantos kilos.
En cuanto al elenco, parte de él funciona de maravilla, particularmente el dúo de Damian y Janis que presenta la película, que nuevamente está escrita por Fey, con música de Jeff Richmond (su esposo) y letra de Nell Benjamin.
Damian, el entrañable personaje al que Janis describe cariñosamente como “casi demasiado gay para funcionar” (eso sólo está bien cuando ella lo dice), y Janis, su mejor amiga, una artista talentosa que tras enemistarse con Regina quedó marginada socialmente, son una especie de cuasi-narradores. Jaquel Spivey, de “A Strange Loop” de Broadway, es hilarante y también conmovedor como Damian: esperas cada uno de sus diálogos y él no desperdicia ninguno. Auli’i Cravalho como Janis tiene una voz magnífica y una carismática presencia en la pantalla. (Y una gran canción, aunque por el tráiler, no lo sabrías).
Angourie Rice es la nueva Cady, el papel originalmente interpretado por Lindsay Lohan, una chica genio de las matemáticas educada en casa que llega a los suburbios de Chicago directamente desde Kenia, donde su madre estaba haciendo una investigación zoológica, internándose en el pozo de serpientes que puede llegar a ser la escuela secundaria. Rice es una presencia dulce, pero no tan convincente en los momentos de “Cady mala” como Lohan. En cuanto a Las Plásticas, la cantante Reneé Rapp, quien interpretó a Regina en Broadway, imbuye el papel con una voz poderosa y un toque más rudo que la excelente Rachel McAdams: cuando está enfurecida, uf, lo sientes.
Una vez más, Cady comienza su primer día escolar en la clase de matemáticas con la maestra Norbury, interpretada por Fey en la primera película, ¡y nuevamente por Fey en la segunda! Tim Meadows también regresa como director; Ambos parecen más viejos, pero ciertamente no dos décadas.
Cady tiene un comienzo difícil y termina almorzando en un baño, pero es rescatada por Janis y Damian. En la cafetería, tiene su primer encuentro con la abeja reina Regina. “Mi nombre es Regina George”, canta Rapp, en algunas de las mejores letras de la película, “Soy un gran problema. No me importa quién seas, no me importa cómo te sientas”.
Las Plásticas, Regina, la necesitada Gretchen (Bebe Woods) y la ingenua Karen (Avantika), adoptan a Cady y le enseñan las reglas: vístete de rosa los miércoles. No hay camisetas sin mangas dos días seguidos. ¿Una cola de caballo? Una vez a la semana. También: No puedes salir con el exnovio de alguien, porque esas son “las reglas del feminismo”. Uno puede literalmente escuchar a Fey escribiendo ese diálogo. Nota al margen: Por favor, vuelve a los Globos de Oro, Tina, y trae a Amy Poehler. Hablando de Poehler, se le echa de menos como la madre “genial” de Regina, pero acertadamente es reemplazada por Busy Philipps.
Las cosas se retuercen rápidamente cuando Cady se enamora del ex de Regina, Aaron, quien se sienta frente a ella en la clase de álgebra. Regina no va a renunciar a Aaron sin una pelea sucia. Así que Cady, con la ayuda de Damian y Janis, planea derrocar a Regina desde dentro, fingiendo ser una plástica leal.
Pero, ¿en qué momento Cady deja de fingir y se convierte en una plástica? (Pregúntale a Janis.)
Los directores Samantha Jayne y el mexicano Arturo Pérez Jr. mantienen la acción en movimiento rápidamente. Una diferencia visual clave es la tecnología. En la película de 2004, los amigos hablaban entre sí por teléfono, en pantallas divididas. Ahora, por supuesto, los chismes y el acoso tienen lugar a través de las redes sociales. De alguna manera, esto hace que todo parezca más vicioso. Cuando Regina sufre una vergonzosa caída en el escenario en su espectáculo de Navidad, somos testigos de cómo una crítica dura en las redes sociales puede ser mucho más cruel que cualquier cosa que haya sucedido en la versión de 2004.
Y, sin embargo, es creíble, por supuesto. Uno sale de esta última “Mean Girls” pensando que las cosas pueden haber mejorado en algunos aspectos para los estudiantes de secundaria en comparación con 2004, pero en otros, sólo se han vuelto más... pesadas.
“Mean Girls: The Musical”, un estreno de Paramount Pictures tiene una clasificación PG-13 (que advierte a los padres que podría ser inapropiada para menores de 13 años) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por “contenido sexual, diálogos y escenas de adolescentes bebiendo alcohol”. Duración: 112 minutos. Dos estrellas y media de cuatro.