Reseña: Dev Patel debuta con fuerza como director con “Monkey Man”
Dev Patel, el niño entrañable, serio y escuálido de “Slumdog Millionaire” (“Quisiera ser millonario”) se ha convertido en un protagonista singularmente intenso y sensible. Es una transformación que, para cualquiera que se haya perdido “Lion” (“Un camino a casa”), “The Personal History of David Copperfield” (“La increíble historia de David Copperfield”) o “The Green Knight” (“El caballero verde”), puede ser especialmente discordante al ver la nueva película de Patel, “Monkey Man” (“Monkey Man: El despertar de la bestia”).
Al igual que “Slumdog Millionaire”, la película está ambientada en Mumbai y tiene un toque de fábula. Pero su tono y textura difícilmente podrían ser más diferentes. Bañada en sangre y furia, “Monkey Man” es una sórdida presentación Patel, quien debuta como director y coescribió la película. En su papel de protagonista, Patel se pelea con tantos maleantes en el filme que uno se pregunta si podría ser un nuevo James Bond.
Sin embargo, “Monkey Man”, producida por Jordan Peele, apunta a algo más descarnado, más en el territorio de Bruce Lee o en el vecindario de “Oldboy” (“Cinco días para vengarse”) de Park Chan-wook, lugares salvajes y cinematográficos donde la acción de las artes marciales se vuelve mítica y febril. En sus mejores momentos, “Monkey Man” hace justicia a esa tradición. En general, la película es una muestra convincente del poder y la tenacidad de Patel como intérprete.
“Monkey Man” es más explosiva en su vertiginosa primera media hora. El personaje de Patel, llamado Kid, pelea mientras usa una máscara de gorila en un ring de boxeo subterráneo. La primera imagen que tenemos de él es de su cabeza, con esa máscara, golpeando con fuerza.
Estas escenas, presididas por Sharlto Copley en el papel de cabecilla, tienen un toque masoquista, al igual que los esfuerzos de Kid por acercarse a una guarida de poder y corrupción alojada en el rascacielos King’s Club. Al principio no sabemos las razones de su obsesión. Es una figura misteriosa y decidida, impulsada por un empeño en la venganza.
Observamos con curiosidad cómo se abre camino en el edificio, primero como lavaplatos contratado por la gerente Queenie (Ashwini Kalsekar) y, poco después, obtiene un ascenso a camarero para subir en el edificio. Su atención se centra en el jefe de policía Rana (Sikandar Kher) y la preparación de su brutal primer encuentro es un remolino cinético rápidamente editado. Fracasa, lo que envía a Kid a descender por el edificio y más allá. Fuera de la sartén, hacia un antro de prostitución con un maníaco que empuña el hacha.
Si bien “Monkey Man” es emocionantemente enigmática al principio, es demasiado plomiza una vez que se asienta. A su favor podemos decir que la película tiene otras cosas en mente. Comienza con el poema épico hindú “Ramayana”, en el que la deidad Hanuman confunde el sol con un mango y se le despojan de sus poderes.
“Monkey Man” está esbozada simbólicamente contra la historia de Hanuman, pero ambientada en una sórdida y contemporánea Mumbai (técnicamente es una ciudad ficticia llamada Yatana). El sindicato en el que Kid trata de infiltrarse finalmente conduce a un líder religioso (Makarand Deshpande). “Monkey Man”, que Netflix abandonó antes de que fuera adquirida por Peele y Universal, es deliberadamente política en sus ecos ficticios de la India moderna liderada por Modi.
Mientras Kid se recupera con la ayuda del sabio Alpha (Vipin Sharma) y un grupo de mujeres transgénero, estos elementos pasan lentamente de hervir a fuego lento. “Monkey Man” deja espacio para noticieros de televisión (algunas imágenes provienen de manifestaciones reales) y copiosos flashbacks de una violenta apropiación de tierras de la infancia de Kid, en la cual su madre Neela (Adithi Kalkunte) fue brutalmente asesinada.
Las metáforas del mundo real y los contextos hindúes de “Monkey Man” se suman a la potencia de la película, pero no siempre se incorporan suavemente. Esta es una película que también menciona a “John Wick”. Y tiene más éxito en su frenética coreografía de lucha que conduce a un sangriento enfrentamiento en el tercer acto imbuido de la rabia de la insurrección de clase.
Independientemente de cualquier incongruencia, “Monkey Man” es un contundente debut como director de Patel. Aporta una gravedad convincente a una película que se toma muy en serio la brutalidad.
“Monkey Man”, un estreno de Universal Pictures, tiene una clasificación R (que requiere que los menores de 17 años la vean acompañados de un padre o tutor) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por violencia sangrienta constante, diálogos, contenido sexual/desnudez y uso de drogas. Duración: 121 minutos. Tres estrellas de cuatro.