Indonesia busca formas de equilibrar la industria nacional ante aumento de importaciones chinas
La avalancha de productos chinos en Indonesia ha afectado duramente a los fabricantes locales, induciendo al gobierno a buscar formas de apaciguar a los productores nacionales y, al mismo tiempo, evitar enfadar al mayor socio comercial del país.
Los productores de ropa —tanto los que trabajan desde casa como las fábricas— han pedido ayuda porque pierden cuota de mercado frente a las prendas y textiles de bajo coste procedentes de China. La oleada de productos comprados por internet ha agravado el problema.
Una protesta de trabajadores en Yakarta llevó al ministro de Comercio indonesio, Zulkifli Hasan, a anunciar en julio que el gobierno impondría aranceles de importación de hasta el 200% a algunos productos procedentes de China, sobre todo textiles, ropa, calzado, artículos electrónicos, cerámica y cosméticos, para intentar proteger a las empresas locales y evitar despidos.
“Estados Unidos puede imponer un arancel del 200% a la cerámica o la ropa importadas, así que nosotros también podemos hacerlo", dijo Zulkifli, para garantizar que las microempresas, las pequeñas y medianas empresas y las industrias “sobrevivan y prosperen”.
Pero China es el mayor socio comercial de Indonesia, y el comercio bidireccional superó los 127.000 millones de dólares en 2023. La imposición de aranceles más elevados podría inducir a los fabricantes chinos a invertir más en fábricas en Indonesia, pero también podría resultar contraproducente y provocar represalias por parte de Beijing. Por ello, el gobierno anunció en julio la creación de un grupo de trabajo para supervisar y gestionar los problemas relacionados con determinadas importaciones.
Es un asunto urgente, indicó Hasan, dada la avalancha de productos importados que ha provocado cierres de fábricas textiles y despidos masivos. De enero a julio de 2024, al menos 12 fábricas textiles cerraron sus puertas, provocando la pérdida de empleo de más de 12.000 trabajadores, según la Confederación Sindical Nusantara.
En el distrito de Bandung, en la provincia indonesia de Java Occidental —una zona famosa por textiles como batiks, telas tejidas a mano y sedas—, las importaciones de productos chinos han dejado a miles de trabajadores sin empleo y sin ingresos regulares, explicó Neng Wati, gerente de la empresa manufacturera Asnur Konveksi.
“Ahora hacen turnos. El número de trabajadores sigue siendo el mismo, pero el trabajo se divide y no todos reciben algo. Algunos llevan dos semanas de baja, otros un mes sin trabajo”, afirmó Wati.
Se trata de un duro golpe que llega después de los lentos días de la pandemia del COVID-19, cuando muchos trabajadores se pasaron al comercio electrónico para llegar a fin de mes, dijo Nandi Herdiaman, responsable de una organización local de pequeños y medianos empresarios. Sólo el 60% de los 8.000 miembros de la asociación siguieron trabajando después de la pandemia.
Ahora, el mayor reto son las importaciones baratas de China. En los dos últimos meses, la producción de las empresas locales ha caído un 70%, según la organización industrial.
El repunte de las importaciones de productos chinos se debe en parte a las fricciones comerciales entre Estados Unidos y China, que han provocado un aumento de los aranceles estadounidenses sobre los productos chinos. Pero también refleja el aumento del comercio dentro de Asia a medida que la región aplica diversos pactos de libre comercio, así como el debilitamiento de la demanda de exportaciones chinas en los mercados occidentales.
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Jintamas Saksornchai, periodista de The Associated Press en Bangkok, contribuyó a este despacho.