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¿Por qué hay un conflicto entre China y Taiwán? Lo que debe saber tras la visita de Nancy Pelosi

El viaje de Nancy Pelosi a Taiwán es el primero de un político estadounidense de alto rango desde 1998, y China ha dejado claro que no está muy contento de lo que tal decisión significa para la relación con Estados Unidos

Soledad Villa
Jueves, 04 de agosto de 2022 12:21 EDT
Durante llamada, mandatarios de China y EE. UU. intercambiaron advertencias sobre Taiwán

En el marco de la visita de Nancy Pelosi a Taiwán, que ha desatado una serie de controversias y advertencias por parte de China y Rusia, es necesario detenerse para conocer el motivo del conflicto que existe en Asia a partir de la geopolítica y su delicado equilibrio.

Taiwán es una isla que lleva separada de China desde 1949, cuando concluyó la guerra civil dando inicio al gobierno comunista, bajo el liderazgo de Mao Zedong. En ese momento, los nacionalistas derrotados, con Chiang Kai-shek al frente, se replegaron fuera del continente y proclamaron en la isla la República de China, defendiendo que seguían siendo su gobierno legítimo.

A diferencia de China que se encuentra a 128 kilómetros de la costa, Taiwán tiene un gobierno elegido democráticamente. Sin embargo, el gobierno de Beijing la sigue considerando parte de su territorio y desea “reunificarla” junto con sus 23 millones de habitantes.

En el mundo, Taiwán es un país independiente solo para 14 países, sin embargo, China ha presionado para que rompan sus lazos diplomáticos con la isla. En 2021, por ejemplo, China cortó el comercio con Lituania, miembro de la Unión Europea, por abrir una oficina diplomática taiwanesa en su capital.

Taiwán tampoco es reconocida por parte de las agencias de Naciones Unidas, aunque sí forma parte del Banco Asiático de desarrollo y de la Organización Mundial de Comercio.

Después de décadas hostilidades, China y Taiwán empezaron a tender lazos en los años , cuando Beijing impulsó la política conocida como "un país, dos sistemas", bajo la cual Taiwán podría ejercer una autonomía significativa si aceptaba la reunificación con China.

Este sistema fue implantado en Hong Kong, en cierto modo a manera de muestra para el pueblo taiwanés. La oferta fue rechazada por Taiwán, pero relajó las restricciones de visitas e inversiones en la China continental. En 1991 proclamó el fin de la guerra con la República Popular China.

El papel de Estados Unidos ha sido fundamental para Taiwán, pues si bien la Unión Americana reconoce públicamente la política de “Una sola China”, a partir de 1979 revocó sus lazos diplomáticos y su tratado de defensa mutua con Taiwán para establecer relaciones diplomáticas formales con la China continental.

Sin embargo, mantiene estrechos lazos informales con Taiwán, al que le sigue vendiendo material militar de autodefensa y envía naves de guerra que se trasladan por el Estrecho de Taiwán con el objetivo, dice, de asegurar la paz y la estabilidad en la región.

En los últimos años, cada gesto de Washington hacia Taipei tiene una reacción desde Beijing. El Gobierno de Trump profundizó los lazos militares con Taiwán, vendiendo armas por más de 18 mil millones de dólares a la isla, mientras Joe Biden, ha dicho que saldría en defensa de Taiwán si fuera atacada.

El último movimiento que, según la Casa Blanca no es del gobierno, es el viaje de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

La historia del conflicto entre China y Taiwán

Taiwán en la historia

La isla fue poblada por pueblos de las tribus austronesias, procedentes de Oceanía, el sureste asiático y partes de lo que es hoy el sur de China. Fue una colonia holandesa de 1624 a 1661, tras lo que pasó a ser territorio gobernado por la dinastía Qing, entre 1883 a 1895, tras lo que fue cedida a Japón luego de que éste ganara la guerra sino-japonesa.

En consecuencia, desde principios del siglo XVII, un importante número de personas migraron a la isla desde China. La mayoría eran chinos hoklo, procedentes de la provincia de Fujian, o chinos hakka, provenientes de Cantón. Los descendientes de estas dos olas migratorias conforman la mayor parte de la población actual.

El gobierno de China sobre Taiwán volvió tras la Segunda Guerra Mundial con el consentimiento de Estados Unidos, ambos países ganadores del conflicto.

Tras la derrota del Kuomintang a manos de los comunistas, estos se trasladaron a Taiwán y dominaron la política del país durante varios años, hasta que el hijo del dictador Chiang Kai-shek, Chiang Ching-kuo, empezó a permitir un proceso de democratización.

El presidente Lee Teng-hui, conocido como el "padre de la democracia" en Taiwán, lideró los cambios constitucionales que llevaron a la apertura política y que eventualmente derivaron en la elección del primer presidente no ligado al KMT, Chen Shui-bian, en el año 2000, quien apoyaba de forma abierta la independencia, cosa que alarmó a Pekín, sobre todo tras su reelección en 2004.

Lo anterior motivó a China a aprobar la ley anti secesión en 2005, que declara el derecho de China a recurrir a "medidas no pacíficas" contra Taiwán si intentaba separarse oficialmente de China continental.

China intensifica su deseo de “unificar” el territorio

En 2019, Xi Jinping llamó a la reunificación y dijo que el statu quo no podía continuar para siempre dando a entender que no han descartado el uso de la fuerza.

"No prometemos renunciar al uso de la fuerza y nos reservamos la opción de utilizar todos los medios necesarios", dijo el presidente Chino en aquel momento.

La posición de china se endureció luego de la elección de la presidenta Tsai Ing-wen en 2016, que ha favorecido el movimiento que busca declarar la independencia formal de Taiwán, y quien rechaza el consenso de 1992, un acuerdo político sobre la naturaleza de la relación entre Taipei y Beijing, en el que se reconoce la existencia de “Una sola China”, aunque con diferentes interpretaciones de lo que esa política significa.

Tsai también incrementó el gasto en defensa, con un presupuesto récord de 17 mil millones de dólares para 2022, apenas el martes pasado, la presidenta se subió a un buque de guerra para observar los más grandes ejercicios aéreos y navales de todo el año que simulaban repeler una fuerza invasora.

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