El uso de cigarrillos electrónicos en la guerra de los drones contra Rusia
Los ingeniosos ucranianos están utilizando baterías de vapeadores desechados para alimentar drones en el frente. Bel Trew reporta desde un laboratorio en Kyiv donde se ha comenzado a producir
Pocos relacionarían el vapeo con los drones armados. Pero en un concurrido taller de Kyiv, los vapeadores desechables se han convertido en la nueva arma de guerra.
En todo el país, los ucranianos han puesto en marcha iniciativas innovadoras para apoyar e incluso armar al ejército ucraniano contra Rusia, después de que el ejército del Presidente Putin, considerablemente más numeroso, lo invadiera en febrero.
El ingeniero y estudiante de doctorado Maksym Sheremet y su organización Drone Lab acaban de lanzar una nueva e inusual iniciativa.
Su equipo de voluntarios ha colocado contenedores fuera de los campus y dormitorios del Instituto Politécnico de Kyiv, donde Sheremet estudia y enseña, para recoger los vapeadores desechables y recuperar el valioso producto que contienen: las baterías de polímero de litio.
Las baterías se utilizan para alimentar sistemas de liberación conectados a drones para que puedan transportar y soltar cualquier cosa, desde suministros médicos hasta granadas. Los sistemas de liberación se construyen con impresoras 3D.
“Empezamos a recolectar vapeadores después de que el precio de las baterías de litio subiera mucho hace un mes”, explica este joven de 26 años a The Independent desde su taller, repleto de drones a medio construir e impresoras 3D en un lugar no revelado de la capital.
Desde que el país tuvo que cerrar sus aeropuertos al comienzo de la guerra, los artículos importados son cada vez más difíciles de conseguir y, por tanto, más caros.
“Las baterías de litio solían costar un dólar cada una, pero su precio se quintuplicó, lo que aumentó considerablemente nuestros costos. Así que empezamos a alimentar los sistemas de liberación con las baterías de los vapeadores desechables. Es gratis, fácil de reutilizar y respetuoso con el medio ambiente porque estamos reciclando”.
Un equipo de unos 60 voluntarios fabrica los sistemas de drones, de los cuales 30 trabajan específicamente en el plan de vapeadores.
En cuatro meses han construido 4.000 sistemas de liberación -que cuestan menos de US$30- y se envían al frente. También están construyendo drones desde cero y reutilizando drones comerciales ya existentes para utilizarlos con sus sistemas de lanzamiento. Hace tres semanas empezaron a trabajar con baterías de vapeadores.
“En los últimos 20 días hemos fabricado 100 sistemas de lanzamiento de drones con baterías de vapeadores y tenemos otros 100 en marcha”, continúa sosteniendo uno de los drones que han fabricado y que lleva una cámara térmica.
“Tenemos 2.000 pedidos en marcha”.
Dice que es su forma de contribuir al esfuerzo bélico.
“Hay gente que quiere ayudar y no sabe disparar un rifle. Nuestro cerebro es nuestra arma”, continúa el ingeniero.
“Tenemos estudiantes, ingenieros, programas de voluntariado, es muy fácil soldar este material, no es un trabajo difícil”.
El ejército ucraniano ha suplicado en repetidas ocasiones a las potencias occidentales que le proporcionen armas, ya que se ha quedado sin municiones y armamento, mientras que Rusia ha seguido adelante con una feroz ofensiva centrada ahora en el este del país.
En junio, la inteligencia militar ucraniana afirmó que Rusia tiene hasta 15 veces más artillería que Ucrania, lo que significa que está seriamente superada.
Por ello, los drones se han convertido en un elemento crucial en la batalla, ya que permiten a las fuerzas ucranianas detectar la artillería y dirigir el fuego de forma eficaz, ahorrando munición. Algunos drones también pueden lanzar desde granadas antipersona hasta pequeñas bombas o transportar suministros médicos a los soldados en apuros.
Al comienzo de la guerra, el Ministerio de Defensa ucraniano instó a los propietarios de drones a entregar sus máquinas al ejército. El viernes los medios de comunicación ucranianos reportaron que el ejército había lanzado otra campaña de drones: un proyecto de recaudación de fondos para conseguir o financiar por crowdfunding la compra de 200 drones Scout.
“Trabajamos a partir de donaciones e inversiones privadas, por lo que no cobramos nada a los militares”, continúa Sheremet.
“No hay un peso máximo que puedan soportar los drones: dependerá del tamaño del dron y de la liberación”.
El proyecto de los vapeadores tiene beneficios secundarios inesperados, dice, ya que ayuda al reciclaje y es más seguro que los estudiantes se limiten a tirar sus dispositivos.
Los vapeadores tienen baterías potentes que están diseñadas para ser recargadas. Los dispositivos desechables no tienen puntos de carga USB, por lo que a veces se desechan tras un solo uso.
Esto, según Sheremet, es un desperdicio colosal. También supone un peligro para los trabajadores del sector de los residuos y el reciclaje: en países como Estados Unidos se pide incluso una mejor legislación para gestionar estos dispositivos, en medio de los reportes de vapeadores y sus baterías que se incendian e incluso explotan.
Sheremet y su equipo han creado puntos de recolección en toda la universidad. Reciclan las carcasas de plástico de los vapeadores, reparan y recargan las baterías y las colocan en estuches de recarga para que puedan utilizarse una y otra vez. En el taller demuestra lo fácil que es extraer la batería, soldar el mecanismo y acoplarlo a una placa.
“No se pueden tirar los vapeadores a la basura por culpa de la batería de litio, es un grave riesgo de incendio y terrible para el medio ambiente”, concluye mientras su equipo trabaja arduamente detrás de él.
“Así que nuestro plan tiene beneficios para el ejército, el medio ambiente y la seguridad”.