Los colonos israelíes de Cisjordania fueron objeto de sanciones, pero eso sólo los envaletonó
Semanas después de haber sido objeto de sanciones de Estados Unidos, Yinon Levi empezó a tener problemas para pagar las cuentas. Vive en un puesto de avanzada agrícola en lo alto de una colina en la Cisjordania ocupada. Pero los problemas del colono israelí no duraron.
Cuando los bancos congelaron sus cuentas, su comunidad recaudó miles de dólares para él, y el ministro de finanzas de Israel prometió intervenir en nombre de los colonos sancionados. Dos meses después de que se impusieron las sanciones, a Levi se le concedió acceso a su dinero.
“Estados Unidos pensó que nos debilitaría y, al final, nos hizo más fuertes”, comentó Levi, de 31 años, a The Associated Press desde su granja en el sur de monte Hebrón —uno de las docenas de asentamientos no autorizados que salpican Cisjordania.
Levi es uno de los 13 colonos israelíes de línea dura, junto con dos puestos de avanzada afiliados y cuatro grupos, que fueron objeto de sanciones internacionales por acusaciones de ataques y acoso contra palestinos en Cisjordania. Las medidas pretenden ser disuasorias y exponen a las personas a la congelación de activos y la prohibición de viajes y visas.
Pero las sanciones han tenido un impacto mínimo, y en cambio han envalentonado a los colonos e incrementado los ataques y la apropiación de tierras, según los palestinos de Cisjordania, grupos locales de derechos humanos e israelíes sancionados que hablaron con la AP.
Las sanciones prohíben a las instituciones financieras y a los residentes en el país emisor proporcionar fondos a una persona o entidad. En algunos casos, se incautan bienes. Aunque los bancos israelíes no están obligados a congelar cuentas, muchos lo hacen para mantener relaciones con otros bancos —particularmente por las sanciones estadounidenses— y evitar riesgos.
Pero para los colonos sancionados, las implicaciones no duraron mucho, pues las comunidades donaron dinero, realizaron eventos para recaudar fondos y generaron decenas de miles de dólares. Además, el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, un líder colono de extrema derecha, declaró que “se ocuparía del tema” de las personas sancionadas, informó a la AP el suegro de Levi, Noam Federman.
Smotrich dijo en un mensaje de texto que las sanciones son “un grave error del gobierno de Biden”. No respondió a preguntas sobre si intervino directamente para descongelar las cuentas de los colonos, pero agregó que sus acciones para desarrollar asentamientos están autorizadas y que el gobierno trabaja con “nuestros amigos en Estados Unidos” para cancelar o reducir las sanciones.
Israel se apoderó de Cisjordania, Jerusalén y la Franja de Gaza en la Guerra de los Seis Días, en 1967. Unos 500.000 israelíes se han asentado en Cisjordania, y la comunidad internacional en su mayoría considera su presencia ilegal. Pero bajo la coalición del primer ministro Benjamin Netanyahu —la más derechista en la historia de Israel, con los propios colonos en posiciones clave— la expansión se intensificó.
Los palestinos dicen que la expansión de los puestos de avanzada israelíes reduce su acceso a la tierra, y que la violencia de los colonos contra ellos se ha disparado desde el ataque de Hamás del 7 de octubre que desató la guerra con Israel. La tierra confiscada a través de puestos de avanzada no autorizados se ha más que duplicado desde que comenzó la guerra, según Kerem Navot, una organización que monitorea e investiga la política israelí de tierras en Cisjordania.
Los palestinos que viven en pequeñas aldeas rodeadas por puestos de avanzada en lo alto de las colinas dicen que temen que sea sólo cuestión de tiempo antes de verse obligados a abandonar sus hogares.
Los funcionarios estadounidenses han expresado repetidamente su preocupación por el aumento de la violencia de los colonos, y el presidente Joe Biden dijo que había alcanzado “niveles intolerables” al anunciar las sanciones. Israel ha reportado que pide a los colonos que se retiren e investiga la violencia. Pero grupos de derechos humanos acusan al gobierno y al ejército de complicidad con los colonos.
En marzo, incluso el ejército israelí se quejó de hasta qué punto el gobierno interviene en favor de los colonos. Un documento interno, visto por la AP y publicado por The New York Times, decía que al ejército se le niega rutinariamente la autorización para actuar contra las construcciones ilegales por parte de los israelíes y se le autoriza regularmente a actuar contra los palestinos.
LA REALIDAD DE LAS SANCIONES
Tres colonos sancionados —Levi, Federman y Elisha Yered— dijeron a la AP que las medidas en su contra son, cuando mucho, una molestia.
Levi fundó la granja Meitarim en 2021 en una colina cuyas laderas inclinadas dan paso a tierras bajas donde los agricultores beduinos pastan ovejas. Dijo que quería proteger la zona para que no fuera tomada por los palestinos.
“Poco a poco, sientes cuando conduces por las carreteras cómo todos te están rodeando”, explicó. “Están construyendo en todas partes, donde quieren. Así que deseas hacer algo al respecto”.
Desde entonces, dicen los activistas en contra de los asentamientos, más de 300 personas de cuatro aldeas cercanas han sido expulsadas de sus tierras. Levi manifestó que la tierra es suya y niega haber ahuyentado con violencia a nadie. Los funcionarios estadounidenses lo sancionaron en febrero por acusaciones de que desde su puesto de avanzada lideraba a colonos que atacaban, amenazaban, quemaban campos y destruían propiedades de palestinos y beduinos.
Levi reportó que su banco israelí congeló sus cuentas —que tenían casi 95.000 dólares—, y que unos días después no podía pagar su hipoteca ni las cuotas escolares y de las actividades de sus hijos.
Amigos y familiares le donaron alrededor de 12.000 dólares hasta abril, dijo, cuando el banco le permitió retirar fondos de forma controlada: debe pedir un permiso y explicar el propósito de cada transacción.
Una recaudación de fondos en línea realizada por el consejo regional del área recaudó 140.000 dólares para Levi de 3.000 donantes de todo el mundo. Luego de que la AP informara sobre la recaudación de fondos, el Mount Hebron Fund (Fondo del Monte Hebrón) también fue sancionado por Estados Unidos.
Desde que recuperó el acceso a su dinero, Levi dijo que nunca le han negado una solicitud. El banco le impuso un límite mensual de 8.000 dólares en retiros, agregó, pero él retiró casi el doble en las primeras semanas.
En una carta de aclaración enviada a los bancos de Israel en marzo, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos dijo que los bancos pueden procesar transacciones para personas sancionadas para necesidades básicas como alimentos y atención médica, siempre que las transacciones no involucren al sistema financiero de Estados Unidos o a residentes de Estados Unidos.
Pero Levi reportó que podía comprar lo que quisiera —no quiso dar detalles, pero dijo que no se limitaba a “comida o pañales”—.
Un portavoz del Departamento del Tesoro de Estados Unidos no respondió a solicitudes enviadas por correo electrónico para que comentara sobre las afirmaciones de Levi, los colonos sancionados y los mecanismos de seguimiento.
El portavoz del Bank Leumi, el banco de Levi —una importante institución financiera israelí—, no respondió a las llamadas y mensajes en busca de comentarios sobre las cuentas y las transacciones de los colonos.
MÁS ALLÁ DE LAS SANCIONES A COLONOS
Los grupos locales de derechos humanos tienen la esperanza de que las sanciones se extiendan a los funcionarios del gobierno israelí que, según afirman, alientan la actividad de los colonos.
Eso enviaría una señal más fuerte sobre la condena de Washington, dijo Delaney Simon, del International Crisis Group, una organización no gubernamental y sin fines de lucro dedicada a prevenir y resolver conflictos armados.
“Las sanciones contra funcionarios gubernamentales han tenido un efecto paralizador en otros países, provocando que las empresas eviten hacer negocios en esos lugares”, agregó.
Smotrich, quien vive en el asentamiento de Kedumim y recibió poderes especiales sobre las políticas de asentamiento como parte del acuerdo de la coalición que gobierna Israel, declaró a los medios israelíes en abril que tomaría medidas para ayudar a los colonos sancionados.
El suegro de Levi, Federman, reportó a la AP que habló directamente con Smotrich.
“Dijo que se encargará de ello, y que, si era necesario, incluso promulgaría una ley contra la interferencia de otros países en las cuentas bancarias de los israelíes”, informó Federman. Poco después, añadió, la cuenta de su yerno fue descongelada.
Durante una reunión del subcomité del Congreso de Estados Unidos el martes con la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, el senador Chris Van Hollen de Maryland instó a que se impongan sanciones contra Smotrich.
“Esto está en directa contradicción con la política estadounidense”, dijo.
Yellen respondió que compartía “las preocupaciones sobre lo que está sucediendo en Cisjordania”. No se tomó ninguna medida en la reunión.
Reino Unido impuso sanciones en mayo sobre Federman, de 55 años, por acusaciones de que entrenó a colonos para cometer actos de violencia contra palestinos, lo que él negó. Refirió que ya había hecho que su esposa abriera una cuenta separada tras ver a otros ser sancionados.
Agregó que no ha tenido problemas para acceder a su dinero.
Eitay Mack, abogado israelí de derechos humanos, dijo que además de sancionar a los colonos, la comunidad internacional debería tener como objetivo a las organizaciones que financian la expansión de los colonos.
“Si la comunidad internacional toma en serio la solución de dos Estados, debe abordar todo lo que da dinero y legitimidad al sistema”, puntualizó.
Los activistas citan a grupos como Amana, que financia acuerdos y supervisa algunas de las granjas de Levi, según un contrato visto por la AP. También señalan al grupo Nachala Movement Israel, que tiene el objetivo declarado de aumentar los asentamientos en Cisjordania y ha planeado abiertamente la construcción de nuevos puestos de avanzada no autorizados.
Nachala es dirigido por Daniella Weiss, una figura prominente en los esfuerzos marginales israelíes para reasentarse en Gaza y considerada la madrina del movimiento de colonos.
“No tengo miedo de las sanciones”, dijo Weiss. “La verdad es que Estados Unidos quiere que estemos en Gaza porque Estados Unidos no quiere que la yihad gobierne al mundo”.
CONSECUENCIAS PARA LOS PALESTINOS
Mientras tanto, los palestinos en Cisjordania dicen que las sanciones son en su mayoría inútiles.
Ocho palestinos de dos aldeas en las colinas del sur de Hebrón informaron a la AP que todavía están siendo expulsados de sus tierras, y varios alegan que Levi los ha amenazado desde que fue sancionado.
Un hombre comentó que, en febrero, mientras estaba con sus ovejas, Levi le apuntó con una pistola, le enlistó todos los lugares de donde había obligado a la gente a irse y lo amenazó con matarlo si regresaba.
“Me dijo: ‘Desplacé a gente de Zanuta a Ad-Dhahiriya... Soy de la familia de la granja de gente loca’”, contó Ahmed, quien habló con la condición de que solo se usara su nombre de pila por temor a represalias.
Levi dijo a la AP que el incidente nunca ocurrió.
Ahmed y otros palestinos manifestaron que son acosados verbal y físicamente, que no pueden trasladarse libremente y que enfrentan la intimidación de los colonos que rodean sus propiedades en motocicletas, automóviles o caballos y los espían con drones. Un dron sobrevoló el lugar mientras la AP estaba en tierra; los palestinos dicen que su zumbido es utilizado para ahuyentar a las ovejas.
Los pocos palestinos que se han negado a abandonar el área alrededor de la granja de Levi dicen que sus tierras se han reducido en un 95% desde que estableció Meitarim, lo que los afectó económicamente.
En los últimos años, los colonos han cambiado sus tácticas de acaparamiento de tierras, dijo el investigador antiocupación Dror Etkes: en lugar de establecer asentamientos residenciales, han recurrido a puestos de avanzada agrícolas, que requieren más tierra para el pastoreo de los animales y provocan más violencia porque están dispersos, con alta visibilidad.
Etkes agregó que ha habido un colapso total del estado de derecho en el territorio, y que el gobierno israelí defiende a los colonos.
Etkes informó que la tierra que Levi controla casi se ha duplicado desde la guerra, de aproximadamente 400 hectáreas (1.000 acres) a 800 hectáreas (2.000 acres).
Y los colonos dicen que continuarán su expansión.
En una casa club improvisada en la cima de una colina cerca del asentamiento de Maskiyot en el norte de Cisjordania, Elisha Yered dijo que ha establecido cinco puestos de avanzada desde 2021. El más reciente fue construido aproximadamente un mes antes de que fuera sancionado por la Unión Europea, en abril.
Es una figura destacada del llamado “Juventud de las Colinas” —un grupo nacionalista de adolescentes y adultos jóvenes judíos que ocupan las colinas de Cisjordania y han sido acusados de atacar a palestinos y sus propiedades. La Juventud de las Colinas también fue sancionada por Reino Unido y la Unión Europea.
La orden de la UE decía que Yered, de 23 años, estuvo involucrado en ataques mortales contra palestinos. Fue acusado por su participación en la muerte de un palestino de 19 años el año pasado.
Yered puntualizó a la AP que el incidente fue en defensa propia porque los palestinos atacaron a un pastor y que no tuvo nada que ver con su muerte. Fue arrestado por el caso, pero nunca acusado.
Yered también fue sancionado por Reino Unido, que dijo que incitó al odio religioso y la violencia, y pidió el desplazamiento de los palestinos.
Yered informó que, si bien las sanciones inicialmente resultaron en dificultades para acceder a su dinero, sus amigos y familiares lo apoyaron. Su tarjeta de crédito permanece bloqueada, dijo, pero su banco le permite retirar dinero con permiso.
Agregó que nada ha detenido sus objetivos de expansión.
“Sólo colonizar la tierra traerá seguridad”, declaró Yered. “Cualquiera que piense que esto nos va a derrotar está equivocado. Hemos sobrevivido a cosas más difíciles que esta”.
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Los reporteros de The Associated Press Natalie Melzer, en Galilea, Israel; Fatima Hussein, en Washington; y Danica Kirka, en Londres, contribuyeron.