Por qué muchos italianos temen la posibilidad de Silvio Berlusconi como presidente
El ex primer ministro de Italia ha intensificado su campaña mediática antes de las elecciones presidenciales de la próxima semana, pero su pasado criminal y, a menudo, sórdido ha alienado a gran parte del público, escribe Sofia Barbarani desde Roma
Desde amorosas publicaciones con su pareja en las redes sociales hasta un anuncio de periódico de página completa que exalta sus logros, el multimillonario magnate de los medios de comunicación de Italia, Silvio Berlusconi, ha vuelto a ser el centro de atención antes de las elecciones presidenciales de la próxima semana.
No es ningún secreto que Berlusconi ha tenido como objetivo el puesto más alto del país durante algún tiempo, y el ex primer ministro de 85 años sabe cómo promocionarse ante el público.
Ha estado haciendo un esfuerzo coordinado para impulsar su propia imagen en anticipación del 24 de enero, cuando un poco más de 1.000 legisladores y delegados regionales votarán por el reemplazo del presidente Sergio Mattarella.
El presidente de Italia, elegido por un periodo de siete años, tiene un papel principalmente ceremonial, aunque a menudo es un punto de referencia en tiempos de emergencia nacional o conflicto político.
Si bien no hay candidatos formales para las elecciones presidenciales, Berlusconi ha movilizado su imperio mediático para apoyar su candidatura en una campaña que recuerda a las que lo ayudaron a ganar tres elecciones nacionales.
Ha presumido a su novia, la política Marta Fascina, de 32 años, en Facebook, mientras que el anuncio reciente en el periódico operado por su familia Il Giornale enumera 22 de sus supuestas cualidades y éxitos, entre ellos “terminar con la Guerra Fría” y “ser presidente del club (AC Milan) con más victorias en el futbol internacional”.
Siendo una figura pública dominante y el primer ministro de la posguerra con más años de servicio en un país donde los gobiernos normalmente han caído como fichas de dominó, alrededor del 18 por ciento de los italianos entrevistados por la encuestadora SWG la semana pasada quieren que Berlusconi esté al mando. Un poco más de la mitad dijo apoyar que el primer ministro Mario Draghi se convierta en presidente.
Analistas, periodistas y varios ciudadanos comentaron para The Independent que temían que una presidencia de Berlusconi empañara el decoro político del país, mancillara su reputación en el extranjero e incluso pudiera alentar a la extrema derecha.
En última instancia, la decisión de a quién elegir presidente recae en los parlamentarios y los funcionarios locales, no en los ciudadanos comunes.
Pero mientras los encuestadores sugieren que Draghi es el ganador más probable, Berlusconi recibió una poderosa muestra de apoyo la semana pasada cuando los partidos de extrema derecha Hermanos de Italia y la Liga le dieron su respaldo.
Incluso Matteo Salvini, del partido de derecha radical y populista Lega, cuya relación con Berlusconi ha sido inestable, expresó su aprobación.
El comunicado, emitido por el llamado bloque de “centro-derecha”, describió a Berlusconi como “la persona adecuada para el alto cargo durante esta difícil coyuntura, con la autoridad y la experiencia que el país merece y que los italianos esperan”.
Esta asociación entre los partidos, junto con una presidencia de Berlusconi, podría resultar en el envalentonamiento de la extrema derecha italiana, según los expertos.
“Incluso si Berlusconi se ha casado hasta cierto punto y sorprendentemente con una postura moderada y liberal, un Berlusconi Presidente della Repubblica facilitaría aún más el peligroso fenómeno de la integración de la derecha radical en Italia”, aseveró Valerio Alfonso Bruno, del CARR (Centro de Análisis de la Derecha Radical).
Esta, en parte, es la razón por la que muchos italianos están en contra de la idea de que Berlusconi regrese al poder.
También citan sus conductas delictivas, desde fraude fiscal hasta una condena por pagarle a una menor de edad por sexo que luego fue anulada, sin mencionar su política divisiva y sus bufonadas vergonzosas como las notorias fiestas “bunga bunga” que solía organizar.
“¿Cómo puede llegar a ser presidente de la República una persona que fue condenada a cuatro años de prisión por defraudación fiscal, falsedad contable y peculado?”, cuestionó un periodista que trabajó en el canal de televisión Canale 5, propiedad de Berlusconi, en la década de 1980 y lo conoció bien.
“Estamos pagando por la degradación absoluta de nuestra clase política, que refleja la degradación de una gran parte de la sociedad italiana”, señaló el periodista, quien pidió permanecer en el anonimato por temor a las represalias.
Aunque aparentemente Berlusconi carece de un amplio apoyo entre la élite política, su victoria aún no está descartada.
El periodista y autor italiano Franco Mimmi aseveró que tal resultado no sería tan sorprendente dado “el muy bajo nivel de algunos líderes” en Europa, y señaló a Boris Johnson como ejemplo.
En Italia, algunos miembros del parlamento, entre ellos Annagrazia Calabria del partido Forza Italia de Berlusconi, han elogiado públicamente al magnate de los medios, refiriéndose a él como un “estadista que ha dado voz a millones de italianos” y “ha dedicado toda su vida al servicio del país”.
En el extranjero, Antonio López, miembro del Grupo del Partido Popular Europeo de derecha en el Parlamento Europeo, también ha expresado su apoyo. “Berlusconi en el Quirinal (palacio presidencial) sería una doble victoria para Italia y para Europa”, comentó este mes.
No obstante, muchos ciudadanos italianos han expresado abiertamente su oposición.
A principios de este mes, cientos de personas salieron a las calles de Roma para protestar contra Berlusconi, y corearon “el Quirinal no es un bunga bunga”.
Los organizadores de la marcha llamaron a los parlamentarios a “evitar que el nombre más divisivo e inapropiado sea señalado como representante de nuestra institución más importante”.
De manera similar, el periódico de izquierda Il Fatto Quotidiano lanzó una petición en línea el mes pasado para protestar contra la elección de Berlusconi.
En una carta abierta, los editores en jefe actuales y anteriores del periódico pidieron a los miembros del parlamento que no “voten… hablen… ni siquiera piensen en” ponerlo en el poder.
Las generaciones más jóvenes de Italia, cada vez más descontentas, dicen que ver a Berlusconi al mando sería un resultado apropiado para un país que ya se ha degradado a sí mismo.
“Un país tan ridículo como Italia no puede ser representado internacional e institucionalmente por una persona que no sea ridícula”, aseguró János Chiala, un fotoperiodista de 37 años de la región sureña de Puglia.
Como tantos jóvenes italianos en el transcurso de las últimas dos décadas, Chiala recientemente se vio obligado a cerrar su pequeña empresa y comenzó a hacer las maletas en busca de un país menos disfuncional.
Un informe de 2017 determinó que el número de italianos que se fueron entre 2008 y 2016 fue de más de medio millón. Es probable que Chiala pronto se una a ellos en Francia.
“[La elección de Berlusconi] sería algo positivo para nosotros porque, tal vez, podría llevar a algunas personas a razonar sobre el tipo de nivel al que Italia está llegando”, concluyó.