En las líneas del frente en el este de Ucrania, la paz luce lejana
En un refugio subterráneo donde cada explosión cercana hace llover tierra del techo y se desprende el plástico negro que recubre las paredes, los soldados ucranianos dicen que las conversaciones de paz se sienten distantes y poco probables de poner fin a la guerra. Las explosiones de armas rusas —desde bombas planeadoras hasta proyectiles de artillería— retumban con regularidad en el aire, lo que los obliga a mantenerse bajo tierra, excepto cuando disparan el obús M777 enterrado cerca de su trinchera.
Nada en el frente oriental sugiere que la guerra pueda terminar pronto.
Los esfuerzos diplomáticos de paz se sienten tan alejados del campo de batalla que muchos soldados dudan que puedan dar resultados. Su escepticismo se basa en meses de las que consideran promesas incumplidas por parte de Estados Unidos de poner fin a la guerra rápidamente.
Las sugerencias recientes del presidente estadounidense Donald Trump de que habrá un “intercambio de territorios”, así como los informes de prensa que indican que eso implicará que las tropas ucranianas abandonen la región de Donetsk —donde han combatido durante años en defensa de cada centímetro de terreno— han generado confusión y rechazo entre los soldados.
Pocos creen que las conversaciones actuales puedan poner fin a la guerra. Lo más probable, dicen, es que haya una breve pausa en las hostilidades antes que Rusia reanude su asalto con mayor fuerza.
“Como mínimo, el resultado será el cese de los combates activos —esa será la primera señal de algún tipo de acuerdo—“, dijo el soldado Dmytro Loviniukov, de la 148va Brigada. “En este momento, eso no está sucediendo. Y mientras se llevan a cabo estas conversaciones, ellos (los rusos) refuerzan sus posiciones en el frente”.
Guerra larga y sin alivio
En un puesto de artillería, las charlas a menudo se centran en casa. Muchos soldados ucranianos se unieron al ejército en los primeros días de la invasión a gran escala y dejaron atrás sus trabajos civiles. Algunos pensaron que servirían solo brevemente. Otros no pensaron en el futuro en absoluto —porque en ese momento, no existía.
En los años transcurridos desde entonces, muchos han muerto.
Quienes han sobrevivido están en su cuarto año de una guerra agotadora, muy alejados de la rutina civil que alguna vez vivieron. Con una movilización vacilante y una guerra que se prolonga mucho más de lo previsto, no hay nadie que pueda reemplazarlos ya que el ejército ucraniano tiene dificultades para reclutar a nuevos efectivos.
El ejército tampoco puede desmovilizar a quienes prestan servicio sin arriesgarse a que el frente colapse.
Por eso los soldados esperan incluso la posibilidad de una pausa en las hostilidades. Cuando se celebraron conversaciones directas entre Rusia y Ucrania en Estambul en mayo, los soldados de la 148va brigada leyeron la noticia con esperanza cautelosa, dijo un soldado a quien en el campo de batalla llaman Bronson, quien antes del conflicto trabajaba como tatuador.
Meses después, la esperanza ha dado paso al humor negro. En vísperas de la fecha límite que el presidente estadounidense Donald Trump supuestamente dio al presidente ruso Vladímir Putin —la cual ha desaparecido de la agenda en medio de rumores sobre una reunión en Alaska—, el fuego ruso retumbó a cada minuto durante horas. Los soldados bromearon sobre que el bombardeo se debía a que la fecha límite estaba “concluyendo”.
“Estamos en nuestra tierra. No tenemos vuelta atrás”, dijo Dmytro Loviniukov, el comandante del grupo de artillería. “Estamos aquí porque no hay otra opción. Nadie más vendrá aquí a defendernos”.
Entrenamiento para lo que se avecina
A decenas de kilómetros de la región de Zaporiyia, al norte de la zona de Donetsk, los intensos combates se agudizan hacia Pokrovsk —el epicentro actual de los enfrentamientos.
Antes hogar de unas 60.000 personas, la ciudad lleva meses bajo un asedio ruso constante. Los rusos han formado una bolsa que rodea Pokrovsk, aunque las tropas ucranianas todavía controlan la ciudad y los combates en las calles aún no comienzan. Los informes de saboteadores rusos que entraban en la ciudad comenzaron a aparecer casi a diario, pero el ejército afirma que esos grupos han sido neutralizados.
Los soldados ucranianos de la brigada espartana realizan ejercicios con intensidad total para perfeccionar sus habilidades para el campo de batalla en la zona de Pokrovsk.
Todo en el campo de entrenamiento, a sólo 45 kilómetros (28 millas) del frente, está diseñado para reflejar las condiciones reales de combate —incluso el terreno. Una delgada franja de bosque interrumpe los vastos campos de girasoles en flor que se extienden en la distancia hasta que aparece la siguiente línea de árboles.
Uno de los soldados que entrena allí tiene 35 años, se unió al ejército muy recientemente y en el campo de batalla lo llaman Komrad. Dice que no se hace ilusiones de que la guerra termine pronto.
“Mi motivación es que simplemente no hay vuelta atrás”, dijo. “Si estás en el ejército, tienes que combatir. Si estamos aquí, tenemos que proteger a nuestros hermanos de armas”.
Tregua no significa paz
Para Serhii Filimonov, comandante del batallón “Lobos Da Vinci” de la 59na brigada, el fin de la guerra no se vislumbra y las noticias actuales no influyen en la dificultad continua por tener los recursos suficientes para equipar a la unidad que lucha en los alrededores de Pokrovsk.
“Nos preparamos para una guerra larga. No nos hacemos ilusiones de que Rusia se detendrá”, dijo desde su puesto de mando en el campo. “Puede que haya un alto al fuego, pero no habrá paz”.
Filimonov descarta las conversaciones recientes sobre intercambiar territorio o firmar acuerdos, y las considera soluciones temporales, en el mejor de los casos.
“Rusia no abandonará su objetivo de capturar toda Ucrania”, agregó. “Atacarán de nuevo. La gran pregunta es qué garantías de seguridad obtendremos —y cómo establecer una pausa”.
Un soldado cuyo sobrenombre de batalla es Mirche, de la 68va brigada, expresó que cada vez que hay una nueva ronda de conversaciones, las hostilidades se intensifican en torno a Pokrovsk —la prioridad clave de Rusia durante la campaña de este verano.
Cada vez que comienzan las conversaciones de paz, “la situación en el frente se vuelve aterradora”, dijo.
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Los periodistas de The Associated Press Vasilisa Stepanenko, Evgeniy Maloletka y Dmytro Zhyhinas, en la Región de Donetsk, y Volodymyr Yurchuk, en Kiev, Ucrania, contribuyeron a este despacho.