Bola Tinubu asume la presidencia de Nigeria entre esperanzas y escepticismo
Bola Tinubu asume la presidencia del país más poblado de África, en un momento de desafíos sin precedentes que da esperanzas a algunos ciudadanos sobre un futuro mejor y hace que otros sean escépticos sobre que su gobierno pueda obtener mejores resultados que el anterior
Bola Tinubu asumió el lunes la presidencia del país más poblado de África, en un momento de desafíos sin precedentes que daba esperanzas a algunos ciudadanos sobre un futuro mejor y dejaba a otros escépticos porque su gobierno pudiera obtener mejores resultados que el anterior.
El exgobernador de Lagos, el núcleo económico de Nigeria, asumió el cargo en Abuya, la capital, ante miles de nigerianos y varios jefes de gobierno. Tinubu, de 71 años, sucede al presidente Muhammadu Buhari para liderar un país se espera se convierta en el tercero más poblado del mundo en 2050, empatado con Estados Unidos por detrás de India y China.
Ha prometido continuar con los esfuerzos de Buhari de brindar dividendos democráticos a los ciudadanos en un país donde sucesivas crisis de seguridad, la pobreza generalizada y el hambre han provocado frustración e ira entre mucha gente. Y aunque algunos partidos de oposición han impugnado su victoria ante las cortes y muchos jóvenes cuestionan el resultado electoral, Tinubu también ha prometido reunir al país.
Su manifiesto de “esperanza renovada” prioriza la creación de empleos suficientes e impulsar la producción local, invertir en agricultura e infraestructura pública, brindar oportunidades económicas para los más pobres y vulnerables y crear un marco mejor de seguridad nacional para combatir todas las formas de inseguridad.
Sin embargo, sus ambiciosos planes podrían verse amenazados en sus primeros 100 días en el cargo por una montaña de desafíos, desde la inseguridad a una crisis fiscal, pobreza y una creciente desconfianza del público en el estado, señaló Mucahid Durmaz, analista para África Occidental en la consultora de riesgo Verisk Maplecroft.
Algunos analistas también señalan que las promesas de Tinubu y la esperanza que conllevan recuerdan a la primera victoria electoral de Buhari en 2015, que ya había sido jefe de estado militar. Sus prioridades eran combatir la inseguridad y desarrollar la economía, pero no cumplió las expectativas de muchos.
“Ningún presidente nigeriano ha llegado al cargo con tan buena voluntad de los ciudadanos como el presidente Buhari, pero ningún otro presidente la desbarató tan rápido”, dijo Seun Kolade, experto en desarrollo de Nigeria y profesor asociado en la Universidad de Montfort, en Reino Unido. “En términos de expectativas y de lo que es posible, estos han sido ocho años muy mediocres, por decir poco”.
En la capital de Nigeria, Abuya, algunos vecinos señalaron a las dificultades económicas y la inseguridad como los principales desafíos que habían enfrentado durante los ocho años de mandato de Buhari. “La gente ha sufrido mucho (durante) este periodo. Ha muerto gente por falta de dinero, y rezo y espero que no experimentemos eso de nuevo con el nuevo presidente”, dijo Princess Taiwo, que vendía fruta.
Después de perder a su hermano en un ataque con bomba en el suburbio de Nyanya en 2014, Sunday Imoke se sumó a los millones de personas que votaron contra el entonces presidente Goodluck Jonathan con la esperanza de conseguir un país más seguro. Pero el presidente saliente dio al traste con sus esperanzas, señaló.
“Mucha gente murió con Buhari. Buhari no lo hizo bien, no hizo nada y no era temeroso de Dios”, dijo Imoke.
Mucho antes de que el expresidente llegara al poder en 2015, el desarrollo de Nigeria llevaba años atascado por una mala gobernanza y la corrupción endémica, que hacía difícil que los ciudadanos se beneficiaran de los cuantiosos ingresos del país como principal productor de petróleo de África.
Aunque ha reducido el poder de los extremistas islámicos en el nordeste y construido infraestructura clave con ayuda de préstamos extranjeros, muchos creen que la calidad y el nivel de vida han empeorado durante el mandato de Buhari. Señalan a la creciente inseguridad en otras partes del país, el aumento de la pobreza y los problemas económicos, con un desempleo récord, la inflación en un 22,2%, el récord de 18 años, así como una deuda creciente.
“Cuando combinas la falta de oportunidades en un entorno que es incapacitante con una población joven frustrada, eso es una bomba de tiempo, y esa es la historia de Nigeria durante los últimos 50 años, y Buhari lo ha empeorado”, explicó el experto en desarrollo Kolade.
Tinubu procede del partido gobernante Congreso Todo Progresistas, que se ha visto perseguido por acusaciones de corrupción, lo que ha planteado preocupaciones sobre cómo de transparente será su gobierno.
Aunque a menudo ha hablado sobre reunir las mejores manos para liderar a Nigeria, el problema del país nunca ha sido la calidad de los funcionarios públicos, sino la rendición de cuentas, señaló Leena Koni Hoffman-Atar, profesora asociada del programa de África en el centro de estudios Chatham House.
“Lo que subestimamos es que para fortalecer las instituciones del estado, más allá de la personalidad y la competencia de las personas, hay que tener procesos de rendición de cuentas. Y está por ver que la rendición de cuentas en las instituciones del estado vaya a reforzarse con este gobierno”, dijo Hoffmann-Atar.
Tinubu también debe actuar con rapidez y decisión para combatir las crisis de seguridad, que ya han dejado al país en una situación crítica, según los analistas.
“Ya hay una pérdida de confianza muy importante en el papel del gobierno como protector de los ciudadanos”, dijo Nmandi Obasi, asesor jefe sobre Nigeria en el International Crisis Group. “Si el nuevo gobierno no actúa con decisión, tendríamos más gente buscando su propia autoayuda y protección”.
Entre los que buscan la autoprotección hay vecinos de aldeas en el distrito norcentral de Mangu, en el estado de Plateau, donde hombres armados mataron a más de 100 personas en un ataque nocturno este mes. Yaputat Pokyes, uno de los sobrevivientes, dijo que lo que querían del nuevo presidente es que les ayudara a seguir con vida.
“Si viene, debe dar a la gente la seguridad que necesita”, dijo Pokyes. “Ya no dormimos por miedo, no sabemos cuándo volverán los agresores”.