Análisis AP: ¿China e India cambiaron su postura ante Rusia?
China e India, después de meses de negarse a condenar la guerra de Rusia en Ucrania, no se interpusieron en la publicación de una declaración de las principales economías del mundo que criticó duramente a Moscú
China e India, después de meses de negarse a condenar la guerra de Rusia en Ucrania, no se interpusieron en la publicación esta semana de una declaración de las principales economías del mundo que criticó duramente a Moscú.
¿Podría esto, por fin, indicar un nuevo y audaz cambio de política por parte de Beijing y Nueva Delhi, que los muestre cerca de alinearse con lo que Estados Unidos y sus aliados creen que es la mejor manera de poner fin a una guerra que ha traído muerte y miseria a Ucrania y que ha trastornado millones de vidas, mientras los precios de los alimentos y los energéticos se disparan y las economías quiebran?
Ciertamente, hay entusiasmo en ese sentido por parte de un mundo cansado de la guerra, deseoso del inicio de un cambio por parte de ambas potencias globales.
Sin embargo, si se observa de cerca, hubo suficiente sutileza, por no hablar de vaguedad, tanto en la declaración oficial emitida al final de la cumbre del Grupo de los 20 en Bali, Indonesia, como en las acciones de China e India, como para plantear dudas sobre si se está produciendo un verdadero cambio diplomático y político.
Las posiciones de ambos países, que mantienen importantes lazos comerciales con Moscú, se aclararán en las próximas semanas, pero por ahora no han criticado abiertamente la guerra. Es posible simplemente que Beijing y Nueva Delhi puedan estar buscando sus propios intereses, pero manteniendo abiertas opciones futuras.
Descubrir qué sucedió exactamente en Bali es importante porque existe una creciente preocupación de que, sin la presión política y diplomática de China e India, sea mucho menos probable que Rusia termine la guerra en Ucrania.
Ese conflicto ensombreció la cumbre de dos días en Bali, a la que también asistió el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov. La noticia de una explosión en el este de Polonia el miércoles temprano llevó al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a convocar apresuradamente una reunión de emergencia con el Grupo de los Siete y los miembros de la OTAN presentes en la cumbre.
Las disputas tras bastidores en la cumbre del G20 sobre cómo abordar la invasión de Rusia en su declaración fueron “muy, muy duras”, admitió el presidente indonesio y anfitrión de la cumbre, Joko Widodo.
“La mayoría de los miembros condenaron enérgicamente la guerra en Ucrania y enfatizaron que está causando un inmenso sufrimiento humano y que está exacerbando las fragilidades ya existentes en la economía global”, expresó el comunicado.
La expresión “la mayoría de los miembros”, indica cierta disidencia, al igual que el reconocimiento de que “hubo otros puntos de vista y evaluaciones diferentes” y que el G20 “no es el foro para resolver problemas de seguridad”.
Sin embargo, algunos interpretaron el producto final como una fuerte reprimenda a una guerra que ha matado a miles de personas, aumentado las tensiones de la seguridad global y perturbado la economía mundial.
La declaración pública usó la redacción de una resolución de la ONU emitida en marzo y que deploró “en los términos más enérgicos la agresión de la Federación Rusa contra Ucrania” y exigió “su retirada completa e incondicional” del territorio ucraniano.
El canciller alemán, Olaf Scholz, dijo que las “palabras sorprendentemente claras” de la cumbre del G20 sobre Ucrania “no habrían sido posibles si países importantes no nos hubieran ayudado a unirnos de esta manera. Eso incluye a India y también incluye, por ejemplo, a Sudáfrica”.
“Esto es algo que demuestra que hay muchos en el mundo que no creen que esta guerra sea correcta, que la condenan, incluso si se abstuvieron en las votaciones en las Naciones Unidas por varias razones”, agregó Scholz. “Y estoy seguro de que este es uno de los resultados de esta cumbre: el presidente ruso está casi solo en el mundo con su política”.
El director del Grupo de Investigación del G20, John Kirton, calificó la declaración final como un “gran avance” y un “cambio activo” por parte de China e India, en el que ambos gobiernos se unieron al “lado democrático de la gran división geopolítica inmediata”.
Sin embargo, en privado, algunos diplomáticos se mostraron cautelosos en declarar que China haya cambiado su postura sobre Rusia.
Es posible que el presidente chino, Xi Jinping, simplemente haya tomado la decisión de no ser visto como un saboteador o alguien fuera de lugar durante las reuniones cara a cara con otros líderes en Bali. La declaración también permitió a China evitar apostar todo por una Rusia que parece cada vez más aislada a medida que aumenta sus ataques contra civiles e infraestructura civil.
Lo que Beijing no ha hecho es cambiar, ni siquiera cuestionar públicamente, sus relaciones básicas con Rusia.
China ha alineado estrechamente su política exterior con la de Rusia en los últimos años, mientras los proyectos de gasoductos y las ventas de gas natural los han acercado económicamente.
Beijing se ha negado a criticar públicamente la agresión de Rusia o incluso referirse a ella como una invasión, al tiempo que ha criticado las sanciones occidentales y ha acusado a Estados Unidos y la OTAN de provocar a Putin. Al mismo tiempo, ha advertido contra permitir que el conflicto se vuelva nuclear.
Apenas unas semanas antes de la invasión de Moscú, los líderes ruso y chino se reunieron en Beijing, donde firmaron una declaración conjunta en la que afirmaron que su relación bilateral “no” tiene límites.
No estaba claro si China presionó al G20 para que suavizara la redacción en la declaración, con frases como la de que se reconocían “otros puntos de vista y evaluaciones diferentes” y que el G20 “no es el foro para resolver problemas de seguridad”, pero Shi Yinhong, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Renmin de Beijing dijo que el gobierno chino ya ha presionado en busca de frases similares en otras ocasiones.
En cuanto a India, el primer ministro Narendra Modi también ha evitado hacer críticas a la invasión rusa de Ucrania.
Sin embargo, Modi indicó por primera vez en público la incomodidad de su gobierno con el ataque cuando él se reunió con Putin en septiembre. “Sé que la era actual no es de guerra”, le dijo Modi a Putin.
Ese mensaje “resonó muy profundamente en todas las delegaciones y ayudó a cerrar la brecha entre las diferentes partes y contribuyó al resultado exitoso del documento” en Bali, aseveró a los periodistas el secretario de Relaciones Exteriores de India, Vinay Kwatra.
Navdeep Suri, un diplomático indio retirado, dijo ver un cambio sutil en la posición india sobre su trato con Rusia.
China, sin embargo, puede estar “en una posición mucho más incómoda que India, porque China es la que prometió apoyo ilimitado a Rusia unos días antes de la invasión”, agregó Suri. “China ha aceptado (ahora) un lenguaje muy duro, incluida la retirada incondicional y completa de las fuerzas rusas de Ucrania”.
Dilip Sinha, otro diplomático indio jubilado, subrayó que India continúa comprando petróleo, comerciando con Rusia y absteniéndose de las resoluciones de la ONU que critican a Rusia.
“En India hay una sensación de jactancia, de que se sale con la suya. No veo ningún cambio en la política de India sobre Rusia en la guerra en Ucrania”, aseveró Sinha.
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Foster Klug, director de noticias de la AP para las Coreas, Japón, Australia y el Pacífico Sur cubre Asia desde 2005.
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El periodista de The Associated Press Ashok Sharma en Nueva Delhi contribuyó para este análisis.