Agricultores bloquean Bruselas con tractores en protesta por la política agrícola de la UE
Docenas de tractores cortaron el martes las calles próximas a la sede de la Unión Europea, donde los ministros de Agricultura de los 27 tenían previsto discutir la crisis del sector que ha provocado meses de protestas en todo el bloque.
Los agricultores protestaban por lo que consideran que es una excesiva burocracia, por el aumento de las medidas ambientales, el bajo precio de las exportaciones o prácticas comerciales desleales. “Déjennos vivir de nuestra profesión”, decía un cartel en un tractor de gran tamaño que bloqueaba una calle principal.
Aunque era más pequeña que otras movilizaciones previas, el impacto de la protesta en la capital belga fue considerable durante la hora punta matinal, y las autoridades pidieron a la población que evitase entrar a Bruselas y que trabajasen desde casa en la medida de lo posible.
Con protestas desde Finlandia a Grecia, Polonia o Irlanda, los agricultores han conseguido ya una serie de concesiones de la UE y de las autoridades nacionales, desde la relajación de los controles en sus explotaciones al debilitamiento de las normativas ambientales y sobre pesticidas.
A principios de mes, la Comisión Europea, propuso suavizar o reducir la normativa en campos como la rotación de cultivos, la protección del suelo y los métodos de labranza. Los pequeños agricultores, que presentan alrededor de dos tercios de la mano de obra y son los más activos en las movilizaciones en todo el continente, estarán exentos de esos controles y sanciones según las nuevas normas.
Ambientalistas y activistas climáticos dicen que el cambio en la política comunitaria por las exigencias de los agricultores inconformes es lamentable y apuntan que las concesiones a corto plazo perseguirán al bloque dentro de una generación, cuando el cambio climático afecte aún más al continente.
Políticamente, el bloque se ha escorado a la derecha en el último año. La situación de los agricultores se ha convertido en un grito de guerra para conservadores y populistas, que sostienen que las políticas ambiental y agrícolas de la UE son poco más que trabas burocráticas impuestas por políticos elitistas que han perdido todo sentimiento por la tierra.