Los incendios se han tornado en la muestra más evidente del conflicto en frontera de Líbano e Israel

Abby Sewell,Melanie Lidman
Jueves, 04 de julio de 2024 11:09 EDT

Con las conversaciones sobre el alto el fuego en Gaza tambaleantes y sin una solución clara para el conflicto en la frontera entre Líbano e Israel, los ataques diarios entre Hezbollah y las fuerzas israelíes han provocado incendios que están arrasando bosques y tierras de cultivo en ambos lados del frente de batalla.

Los incendios —exacerbados por una escasez de suministros y preocupaciones en cuanto a seguridad— han consumido miles de hectáreas de tierra en el sur del Líbano y el norte de Israel, convirtiéndose en uno de los estragos más evidentes de la escalada del conflicto.

Existe la posibilidad cada vez más real de una guerra a gran escala —una que tendría consecuencias catastróficas para la población de ambos lados de la frontera. Algunos temen que los incendios provocados por un conflicto mayor también causen daños irreversibles a la tierra.

Restos carbonizados en el Líbano

En Israel, las imágenes de incendios provocados por los cohetes de Hezbollah han desatado la indignación pública e incitaron al ministro de seguridad nacional del gobierno de ultraderecha de Israel, Itamar Ben-Gvir, a declarar el mes pasado que es “hora de que todo el Líbano arda”.

Gran parte ya estaba ardiendo.

Los incendios en el Líbano comenzaron a finales de abril —antes de la temporada habitual de incendios— y han arrasado las zonas mayormente rurales a lo largo de la frontera.

El poblado suní de Chebaa, escondida en las montañas del extremo sureste del Líbano, tiene poca presencia de Hezbollah y no ha sido atacada con tanta frecuencia como otras aldeas fronterizas. Pero los estallidos de los bombardeos todavía retumban con regularidad, y en las montañas que hay encima, las crestas que antes estaban bordeadas de robles ahora lucen carbonizadas y desnudas.

En un huerto de cerezos en las afueras del poblado, racimos de frutas cuelgan entre hojas doradas luego que un incendio provocado por un ataque israelí lo arrasara. Bomberos y lugareños —algunos usando sus camisetas en su intento de sofocar las llamas— impidieron que el fuego se extendiera a las casas y al cercano centro de las fuerzas de paz de la ONU.

“La hierba volverá el año que viene, pero los árboles ya no existen”, lamentó Moussa Saab, cuya familia es propietaria del huerto. “Tendremos que conseguir árboles jóvenes y plantarlos, y se necesitan cinco o siete años antes de poder empezar a cosechar”.

Saab se niega a irse con su esposa y su hija de 8 años. No pueden darse el lujo de vivir en otro lugar y temen no poder regresar, como les sucedió a sus padres cuando abandonaron la disputada zona Granjas de Shebaa, que Israel arrebató a Siria en 1967 y que es reclamada por el Líbano.

Daños en Israel

Las laderas del Monte Merón, la segunda montaña más alta de Israel y sede de una base aérea, estuvieron cubiertas durante mucho tiempo de robles nativos, una densa arboleda que brindaba refugio a cerdos salvajes, gacelas y especies raras de flores y fauna.

Ahora las laderas verdes están separadas por tres nuevas marcas de quemaduras —la más grande, de unos pocos cientos de metros cuadrados—, los restos de un dron con explosivos de Hezbollah que fue derribado hace unas semanas. Los guardabosques temen que la devastación apenas haya comenzado.

“Los daños son 10 veces peores este año”, afirmó Shai Koren, del distrito norte de la Autoridad de Parques y Naturaleza de Israel.

Mirando hacia las laderas de Meron, Koren dijo que no espera que este bosque sobreviva el verano: “Puedes tomar una foto del antes y el después”.

Números y armas

Desde que inició la guerra, el ejército israelí ha rastreado 5.450 lanzamientos de misiles hacia el norte de Israel. Según el Centro Alma de Investigación y Educación israelí, la mayoría de los primeros lanzamientos fueron misiles antitanque de corto alcance, pero el uso de drones por parte de Hezbollah’s ha aumentado.

En el Líbano, autoridades y grupos de derechos humanos acusan a Israel de disparar proyectiles incendiarios de fósforo blanco contra zonas residenciales, además de los bombardeos de artillería y ataques aéreos habituales.

El ejército israelí afirma que utiliza fósforo blanco sólo como cortina de humo, no para atacar zonas pobladas. Pero incluso en zonas abiertas, los proyectiles pueden provocar incendios que se propagan rápidamente.

Los enfrentamientos fronterizos comenzaron el 8 de octubre, un día después de la incursión liderada por Hamás en el sur de Israel que mató a unas 1.200 personas y desató la guerra en Gaza. Allí, más de 37.000 palestinos han muerto por la respuesta israelí, según el Ministerio de Salud de Gaza.

Hezbollah empezó a lanzar misiles hacia el norte de Israel para abrir lo que llama un “frente de apoyo” a Hamás, con el fin de retirar a las fuerzas israelíes de Gaza.

Israel respondió y los ataques se extendieron a lo largo de la región fronteriza. En el norte de Israel han muerto 16 soldados y 11 civiles. En el Líbano, han muerto más de 450 personas —en su mayoría combatientes, pero también más de 80 civiles y no combatientes.

Los intercambios se han intensificado desde principios de mayo, cuando Israel lanzó su incursión en la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza. Eso coincidió con el comienzo de la temporada seca y calurosa de incendios forestales.

Desde mayo, los ataques de Hezbollah han provocado la quema de 8.700 hectáreas (alrededor de 21.500 acres) en el norte de Israel, según la Autoridad de Parques y Naturaleza de Israel.

Eli Mor, de Bomberos y Rescate de Israel, dijo que los drones, que son mucho más precisos que los cohetes, suelen llegar “uno tras otro, el primero con una cámara y el segundo dispara”.

“Cada lanzamiento es una amenaza real”, añadió Mor.

En el sur del Líbano, unas 4.000 hectáreas (10.000 acres) se han quemado debido a los ataques israelíes, dijo George Mitri, del programa de Tierras y Recursos Naturales de la Universidad de Balamand. En los dos años anteriores, dijo, la superficie total quemada anualmente en el Líbano fue de 500 a 600 hectáreas (1.200 a 1.500 acres).

Respuesta al fuego

Las preocupaciones sobre la seguridad obstaculizan la respuesta a las primeras horas cruciales de un incendio. Los aviones usados para extinguir las llamas se mantienen en gran medida en las pistas ante el temor de que sean derribados. En tierra, los bomberos a menudo no pueden trasladarse sin escoltas del ejército.

“Si perdemos media hora o una hora, podría llevarnos uno o dos días más controlar el incendio”, dijo Mohammad Saadeh, jefe de la estación de defensa civil de Chebaa. La estación respondió a 27 incendios en tres semanas el mes pasado, casi tantos como en un año normal.

Al otro lado de la frontera, Moran Arinovsky era chef y ahora es subcomandante del equipo de emergencia en el kibutz Manara. Junto con otras 10 personas, ha combatido más de 20 incendios en los últimos dos meses.

Mor, del Cuerpo de Bomberos y Rescate de Israel, dijo que los bomberos con frecuencia deben implementar un protocolo de intervención.

“A veces tenemos que renunciar a áreas abiertas que no ponen en peligro a las personas ni a los poblados”, sostuvo Mor.

Las zonas fronterizas se encuentran mayormente despobladas. El gobierno de Israel desalojó una franja de 4 kilómetros al comienzo de la guerra, dejando sólo soldados y personal de emergencia. En el Líbano no existe una orden de evacuación formal, pero grandes zonas se han vuelto prácticamente inhabitables.

Unas 95.000 personas en el Líbano y 60.000 en Israel llevan nueve meses desplazadas.

El kibutz Sde Nehemia no evacuó, y Efrat Eldan Schechter dijo que algunos días observa impotente cómo las columnas de humo se acercan a su casa.

“Hay un impacto psicológico, el conocimiento y la sensación de que estamos solos”, subrayó, porque los bomberos no pueden acceder a ciertas áreas.

Los vaqueros de Israel, que pastan ganado vacuno en los Altos del Golán, a menudo se unen para combatir los incendios cuando los bomberos no pueden llegar rápidamente.

Schechter señaló que las imágenes de medios noticiosos sobre llamas consumiendo las laderas han centrado más la atención en el conflicto en su patio trasero, en lugar de únicamente en la guerra de Gaza.

“Sólo debido a los incendios estaremos en los titulares de Israel”, afirmó.

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu ha dicho que a medida que los combates en Gaza disminuyan, Israel enviará más tropas a su frontera norte. Eso podría abrir un nuevo frente y aumentar el riesgo de incendios más destructivos.

El jueves, el Servicio de Bomberos y Rescate de Israel indicó que estaba combatiendo incendios en 10 áreas separadas provocados por andanadas de misiles disparados por Hezbollah en represalia por un ataque israelí que mató a uno de sus principales comandantes el día anterior.

Koren explica que los incendios forestales naturales son una parte normal del ciclo de vida del bosque y pueden promover la ecodiversidad, pero no los incendios del conflicto.

“En el momento en que los incendios ocurren una y otra vez, eso es lo que crea el daño”, aseveró.

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Lidman reportó desde el norte de Israel.

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