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Declaran nuevo brote del virus del Ébola. Lo que se sabe hasta ahora

Este brote, por ahora localizado en una región de la República Democrática del Congo, se inició con una mujer embarazada de 34 años que ingresó en el hospital y falleció cinco días después

C Raina MacIntyre
The Conversation
,Ashley Quigley,Mohana Priya Kunasekaran ,Noor Jahan Begum Bari
Lunes, 15 de septiembre de 2025 05:17 EDT
Cómo mata el ébola
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La República Democrática del Congo (RDC) ha declarado un nuevo brote del virus del Ébola en la provincia de Kasai. Está causada por la cepa más grave: el virus del ébola-Zaire.

Este brote comenzó con una mujer embarazada de 34 años que ingresó en el hospital el 20 de agosto y falleció cinco días después. Dos trabajadores sanitarios que la trataron también se infectaron y murieron. Para el 15 de septiembre, había 81 casos confirmados y 28 muertes, incluidos cuatro trabajadores sanitarios.

La RDC ha tenido 15 epidemias anteriores de Ébola, la mayor en 2019 y la más reciente en 2022.

Pero el análisis genético muestra que el brote probablemente se inició tras un contagio de un animal a un ser humano, en lugar de ser una continuación de brotes anteriores.

¿Cómo se propaga y cuáles son los síntomas?

La enfermedad por el virus del Ébola se identificó por primera vez en 1976 en una aldea cercana al río Ébola en Zaire (actual República Democrática del Congo) y Sudán (actual Sudán del Sur).

Los murciélagos frugívoros son los huéspedes naturales del virus. Los humanos pueden infectarse tras el contacto con animales como murciélagos, chimpancés, antílopes o puercoespines.

El Ébola se propaga principalmente a través del contacto directo con la sangre u otros fluidos corporales. Los síntomas pueden tardar entre dos y 21 días en aparecer.

Los síntomas pueden ser repentinos: al principio pueden incluir fiebre, fatiga, dolores musculares, y dolor de cabeza y de garganta, y luego vómitos, diarrea, dolor abdominal, erupciones, hemorragias y shock.

Trabajadores sanitarios atienden a una víctima del virus del Ébola en 2019
Trabajadores sanitarios atienden a una víctima del virus del Ébola en 2019 (AP)

Sin un tratamiento precoz, la tasa de mortalidad puede alcanzar entre un 50 % y 90 %, y dicho tratamiento depende de la disponibilidad de asistencia sanitaria de alta calidad.

El Ébola puede propagarse rápidamente en el seno de las familias, en los centros sanitarios y durante los funerales, donde se reúne mucha gente y se lavan o tocan los cadáveres. Durante la mayor epidemia de este virus, registrada en 2014 en África Occidental, más de 800 trabajadores sanitarios se infectaron y dos tercios murieron.

Las enfermeras y otros miembros del personal de primera línea pueden infectarse por contacto estrecho con pacientes infectados, lesiones por pinchazo de aguja o debido a un equipo de protección inadecuado.

Los supervivientes también pueden portar el virus en ciertas partes del cuerpo que están al abrigo del sistema inmunitario —como el cerebro, los ojos o el semen— durante meses o años.

En raras ocasiones, el Ébola puede “reactivarse” en un superviviente y originar nuevas cadenas de transmisión.

¿Por qué están preocupadas las autoridades sanitarias?

La mayor epidemia de Ébola registrada comenzó en Guinea en 2013 y se extendió a Liberia y Sierra Leona. Infectó a más de 28.000 personas y mató a más de 11.000.

Varios factores contribuyeron a este elevado número de víctimas mortales: el retraso en la detección, la lentitud de la respuesta internacional, la debilidad de los sistemas sanitarios, los rumores y la desconfianza en las autoridades, y las prácticas funerarias tradicionales.

Sobre las autoras

Raina MacIntyre es catedrática de Bioseguridad Mundial, investigadora L3 del NHMRC (Consejo Nacional de Salud e Investigación Médica de Australia) y directora del Programa de Bioseguridad del Instituto Kirby de la UNSW (Universidad de Nueva Gales del Sur) de Sydney.

Ashley Quigley es investigadora asociada en bioseguridad mundial en la UNSW de Sydney.

Mohana Priya Kunasekaran es investigadora asociada en la UNSW de Sydney.

Noor Jahan Begum Bari es investigadora en la UNSW de Sydney.

Este artículo se publicó originalmente en The Conversation y se distribuye bajo licencia Creative Commons. Puedes leer el artículo original aquí.

En la actualidad, la RDC está gestionando múltiples brotes a la vez, entre ellos una gran epidemia de viruela, cólera y sarampión, que también requieren personal, suministros y atención.

Al mismo tiempo, el conflicto armado está perturbando el transporte y limitando el acceso a determinadas comunidades.

El último brote ocurrió en la República Democrática del Congo, donde el Ébola se detectó por primera vez hace casi 50 años. El brote de 2013-16 se produjo en África Occidental
El último brote ocurrió en la República Democrática del Congo, donde el Ébola se detectó por primera vez hace casi 50 años. El brote de 2013-16 se produjo en África Occidental (Google Maps, CC BY)

Aunque la provincia de Kasai es bastante remota, el riesgo de una mayor propagación aumenta por la proximidad a la capital provincial, la ciudad de Tshikapa, y al país vecino de Angola, adonde la gente viaja para comerciar y trabajar.

Pero una vacuna se suma a la defensa esta vez

Este brote puede prevenirse con la vacuna Ervebo (rVSV-ZEBOV), que demostró una eficacia del 100 % en un ensayo clínico contra el ébola-Zaire cuando se administra inmediatamente después de la exposición.

La vacuna era eficaz en un 95 % si se administraba 12 o más días después de la exposición. La eficacia real fue del 84 % durante el último brote de Ébola en la RDC.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) está apoyando los esfuerzos de vacunación, enviando 400 dosis, a las que seguirán otras más.

Se ha iniciado la “vacunación en anillo” de los contactos de los casos conocidos, así como la vacunación de los trabajadores de primera línea.

Un centro de tratamiento de ébola en la remota zona sanitaria de Bulape, provincia de Kasai, RDC
Un centro de tratamiento de ébola en la remota zona sanitaria de Bulape, provincia de Kasai, RDC (MSF via AP)

Además de la vacunación, los brotes de Ébola pueden controlarse mediante el aislamiento precoz de los casos sospechosos, el rastreo de los contactos y su puesta en cuarentena.

Es fundamental contar con una capacidad hospitalaria adecuada para las personas infectadas. La creación de hospitales de campaña para aumentar la capacidad fue clave para controlar la epidemia de África Occidental de 2014.

Además, practicar rituales funerarios más seguros evitando prácticas tradicionales, como lavar o tocar los cadáveres, ayuda a prevenir la transmisión.

Los tratamientos sintomáticos tempranos, como la rehidratación, la reposición de electrolitos y los fármacos de anticuerpos monoclonales, pueden salvar vidas.

Sin embargo, los retos persisten. Las campañas de vacunación necesitan almacenamiento en frío y transporte seguro a zonas remotas. La localización de contactos es difícil en entornos inseguros. La prevención de infecciones, sobre todo mediante equipos de protección para el personal, exige un suministro constante.

La detección precoz es importante

La información de fuentes abiertas procedente de las noticias, las redes sociales y los informes en línea de actividad inusual de enfermedades puede proporcionar alertas tempranas de brotes de enfermedades, como este brote de Ébola.

EPIWATCH, una plataforma impulsada por inteligencia artificial, detectó un fuerte aumento de las notificaciones de brotes procedentes de la RDC a principios de septiembre, lo que coincidió con la notificación de casos a la OMS.

También hubo informes de síntomas en el mes anterior a la confirmación oficial en Kasai. Estas señales no sustituyen a las pruebas de laboratorio, pero pueden alertar a las autoridades, sobre todo cuando la capacidad de diagnóstico es escasa.

Si se contiene rápidamente, este brote puede permanecer localizado, con un impacto regional o internacional limitado. La OMS evalúa actualmente el riesgo como alto para la RDC, moderado para la región y bajo a escala mundial.

Traducción de Sara Pignatiello

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