Los científicos intentan comprender los impactos que tendrá la falta de hielo en los Grandes Lagos
Biólogos de la Universidad Michigan Tech han estado observando la frágil población de lobos en una remota isla del lago Superior cada invierno desde 1958, pero este año tuvieron que suspender la inspección invernal de siete semanas después de sólo dos semanas.
El avión con esquíes desde el que estudian a los lobos utiliza el lago congelado como pista de aterrizaje porque en la isla no hay dónde descender. Pero este invierno extrañamente cálido dejó a los Grandes Lagos casi sin hielo.
A medida que el cambio climático se acelera, los científicos se apresuran en intentar comprender cómo los inviernos sin hielo podrían afectar al sistema de agua ducle más grande del mundo. La mayoría de los efectos siguen siendo teóricos, ya que los lagos suelen ser demasiado traicioneros para las expediciones de recolección de datos durante los meses más fríos, y desde hace tiempo los biólogos piensan que de todas formas ocurre poca actividad ecológica bajo el hielo. Pero dicen que los cambios podrían tener graves impactos ambientales, económicos y culturales, incluido el daño a ciertas especies, erosión en las playas, el favorecer el surgimiento de algas y la obstrucción de los canales de transporte marítimo.
“Este año realmente recalca el punto de que necesitamos recolectar más información”, dijo Trista Vick-Majors, profesora adjunta de biología que estudia ecosistemas acuáticos en Michigan Tech. “Simplemente no hay forma en que uno pueda predecir cómo va a responder un ecosistema a los cambios en gran escala que estamos presenciando”.
En enero, el planeta experimentó un calor récord por octavo mes seguido, según la agencia europea para el clima. El área norteña de la región centro-norte de Estados Unidos no ha sido la excepción: Chicago disfrutó temperaturas de aproximadamente 21 grados Celsius (70 grados Fahrenheit) a fines del mes pasado, y Wisconsin sufrió sus primeros tornados de febrero.
La cubierta de hielo sobre los lagos —cuya área en conjunto es aproximadamente del tamaño del Reino Unido— normalmente ha alcanzado su nivel máximo a mediados de febrero durante los últimos 50 años, y en ocasiones hasta el 91% de la superficie de los lagos ha estado cubierta, de acuerdo con el sitio web que da seguimiento al hielo de los Grandes Lagos. Para mediados de febrero de este año, sólo el 3% de la superficie de los lagos estaba cubierta de hielo, la cifra más baja desde al menos 1973, cuando comenzaron a llevarse registros del sitio.
Los investigadores no tienen muchos datos que respalden cómo el hecho de que haya inviernos sin hielo durante años podría modificar los lagos, pero tienen muchas teorías.
El hecho de que los lagos carezcan de hielo podría hacer que absorban la luz solar con mucho mayor rapidez y que su temperatura suba más pronto en la primavera. Algunos biólogos especulan que esto podría derivar en que haya brotes de algas de color azul verdoso más grandes y con mayor anticipación, las cuales pueden ser tóxicas para los seres humanos y provocar una disminución en el turismo veraniego.
Sin hielo, los niveles superiores de los lagos probablemente se calentarán incluso más rápido de lo usual, lo que contribuirá a la estratificación térmica, en la que se forman capas de agua más fría y más cálida. La disminución en el oxígeno llegaría a los niveles más bajos, que son más fríos y densos, lo que podría provocar el fallecimiento del plancton y de otros organismos, según creen algunos científicos. Los peces blancos y las truchas de lago suelen nacer en la primavera y alimentarse de plancton, por lo que una menor cantidad de plancton probablemente provocaría una disminución en las poblaciones de peces, lo que posiblemente llevaría a una reducción en la cantidad autorizada de peces que se pueden extraer y a su vez ello encarecería los precios en las tiendas de alimentos y los restaurantes.
La disminución en el hielo podría traducirse en temporadas de pesca más largas, pero las tormentas invernales podrían arruinar las redes y las trampas y destruir los huevos de los peces blancos que dependen del hielo para su protección, dijo Titus Seilheimer, especialista en pesca de la Universidad de Wisconsin-Madison.
Charlie Henrikson maneja una pequeña empresa de pesca comercial frente la península del condado Door de Wisconsin. Dijo que sus botes han estado colocando redes en febrero, cuando normalmente no suelen iniciar la temporada sino hasta fines de marzo. Indicó que lo que más le preocupa es que la falta de hielo derive en más evaporación, lo que provocaría que los niveles de los lagos descendieran y le dificultaría llevar sus botes hasta el puerto.
“Tengo 71 años de edad, así que desde luego que me gusta que esté más cálido. Me gusta poder salir a caminar sobre el muelle aquí y no tener condiciones de hielo. Como quiera que usted prefiera llamarlo, el clima está cambiando. Y estamos teniendo condiciones más extremosas. Ello cambiará nuestra estrategia y podremos dilucidar formas de aprovecharlo. Uno siempre tiene que adaptarse”.
El hecho de que haya menos hielo también podría derivar en que la temporada de transporte marítimo sea más larga. Pero sin hielo que cubra los lagos, las poderosas tormentas invernales podrían erosionar las costas más de lo usual, lo cual podría arrojar más sedimentos a los puertos y volverlos menos profundos y más complicados de navegar, dijo Eric Peace, vicepresidente de la Lake Carriers Association, un grupo comercial que aglutina a empresas de transporte marítimo en los lagos. Si eso se conjunta con un menor nivel de los lagos debido a una mayor evaporación, los buques podrían tener que llevar menos carga de forma que puedan mantener una mayor altura sobre el agua.
La carencia de hielo de este año le permitió a Vick-Majors de Michigan Tech lanzar un proyecto para recabar datos específicos del invierno que los científicos puedan comparar con la información recolectada en el verano. Investigadores de los alrededores de los Grandes Lagos están participando en la toma de muestras este mes.
En un día reciente, Madeline Magee y Rae-Ann Eifert, que observan los lagos para el Departamento de Recursos Naturales de Wisconsin, afrontaron temperaturas por debajo del punto de congelación para extraer baldes de agua del lago frente a un rompeolas de Racine como parte del proyecto de Vick-Majors.
El lago estaba totalmente sin hielo, una inmensidad de color esmeralda que se extendía hasta el horizonte, y el viento aullaba. Fuerte oleaje azotaba la playa y rociaba a Eifert mientras ella permanecía de pie sobre el rompeolas, lo que dejaba sus pantalones para esquiar cubiertos de bolitas de hielo. Magee dijo que el proyecto lo amerita.
“El continuar con la recolección de datos de aquí en adelante sólo nos informará más de lo que sabemos acerca de los Grandes Lagos y cómo podríamos administrar los lagos con mayor eficiencia... Si perdemos la cubierta de hielo, realmente estamos modificando el ecosistema fundamental de los Grandes Lagos de formas que realmente no comprendemos en este momento”, señaló.