Laborista británico Keir Starmer dice que acabará con la era de “gestos y trucos” si llega al poder
Keir Starmer, el político centroizquierdista que desea convertirse en el primer ministro británico dentro de tres semanas, dijo el jueves que encabezará un gobierno que esté a la vez “a favor de los negocios y a favor de los trabajadores” y que restituya la estabilidad tras años de agitación económica y política.
El líder del partido laborista dijo que, si resulta electo el 4 de julio, acabará con la “desesperada era de gestos y trucos” del turbulento mandato del Partido Conservador.
Al presentar el manifiesto electoral laborista en la ciudad de Manchester, en el noroeste de Inglaterra, Starmer dijo que un gobierno laborista “acabaría con el caos, cambiaría de página y comenzaría a reconstruir nuestro país”.
El mes próximo, los votantes británicos elegirán a los legisladores que ocuparan los 650 escaños de la Cámara de los Comunes, y el líder del partido que pueda contar con una mayoría — por sí solo o en coalición — se convertirá en primer ministro. Actualmente, el Partido Laborista tiene una ventaja de dos dígitos en las encuestas de opinión, por encima del gobernante Partido Conservador del primer ministro Rishi Sunak, que se ha mantenido en el poder durante 14 años con cinco primeros ministros distintos.
En 2022, los conservadores echaron a dos primeros ministros en rápida sucesión sin una elección: primero Boris Johnson, que cayó debido a varios escándalos, y después Liz Truss, que sacudió la economía con drásticos planes de recortes fiscales y que se mantuvo únicamente siete semanas en el puesto.
Starmer, exprocurador general de justicia y visto ampliamente como competente pero obtuso, trata de convertir su imagen imperturbable en una ventaja. Su mensaje fundamental es que ha transformado al Partido Laborista de sus días de altos impuestos y fuertes gastos bajo el su anterior líder Jeremy Corbyn, en un partido centrista estable.
Starmer dijo que su plataforma era “un manifiesto de creación de riqueza” y reconoció que un gobierno laborista enfrentaría “decisiones difíciles” sobre el gasto público.
“No podemos ser irresponsables con las finanzas públicas”, dijo. Afirmó que rechaza la idea de que “las únicas palancas sean los impuestos y los gastos”, y haría que la economía se expanda tras años de lento crecimiento.