Jodie Foster: “Ésta no es mi época, estoy aquí para apoyar la época de otras personas”
En su papel de invitada de honor del Festival Internacional de Cine de Morelia, la actriz estadounidense Jodie Foster habló con humildad sobre su trayectoria y sus perspectivas para una cinematografía con una mayor representación de mujeres y minorías, algo que, dijo, no existía cuando comenzó su carrera siendo niña en la década de 1970.
“No puedo creer que pasamos todos estos años sin mujeres directoras y que ni siquiera pensamos en ello”, dijo durante una clase magistral en un teatro lleno de jóvenes en la capital del estado mexicano de Michoacán.
Allí recibió un Premio a la Excelencia artística, presentó varios de sus filmes, develó una placa y paseó por las calles empedradas. “Creo que se olvidaron culturalmente de nosotros y no pensaron que era necesario contar nuestras historias o que se escucharan esas voces. Yo era una de esas personas, a mí no se me ocurría”.
“Pero ahora es una época diferente y es el tiempo de voces diferentes”, agregó. “Que han sido invisibilizadas, que no han tenido la oportunidad de salir de los márgenes, por eso digo que no es mi época, estoy aquí para apoyar la época de otras personas”.
Foster adelantó que recientemente trabajó en una producción de una historia contada desde una perspectiva indígena sobre mujeres olvidadas y desaparecidas.
También habló con mucha franqueza sobre los ambientes hostiles de trabajo en la industria del entretenimiento, reconociendo su existencia y revelando sin eufemismos experiencias verdaderamente traumáticas.
De niña había gente que le gritaba y le daba pellizcos porque no hacía lo que le indicaban, pero lo peor fue una actriz adulta que le tenía que dar una bofetada en una escena cuando tenía unos 10 años, cada vez la golpeaba en la cara. Ella no sabía que podía decir “no” y terminó con la cara hinchada. Otro incidente ocurrió con un león.
El león “me estaba sacudiendo y mientras estaba (suspendida) de lado vi que todo el equipo de producción se fue, se llevaron las cámaras, las luces”, dijo. Finalmente, el entrenador le ordenó al animal que la soltara.
Para Foster la clave para evitar estas situaciones está en los directores y en saber ser un líder, algo que considera que puede ser complicado para las mujeres en el cine.
“Es interesante que las expectativas de cómo deben ser las mujeres como líderes sean tan complicados y muchos hombres que nunca han tenido que lidiar con mujeres líderes están muy confundidos”, dijo.
Los malos cineastas, hombres y mujeres, apuntó, intentan de todas las maneras hacer lo que quieren, incluyendo gritar.
“Lo único que no podían hacer era tener una relación normal de dar y recibir, de la forma que la tendrías con cualquier familiar al que quieres, a quien le preguntas su opinión y escuchas o le das retroalimentación”, dijo.
“Creo que a veces le tienes que enseñar a la gente cómo ser líderes, les tienes que enseñar cómo se ve cuando una mujer dirige, que hay franqueza, que no se va a gritar. Creo que sería genial para todos nosotros tener una buena terapia de grupo para poder hablar de cómo queremos ser tratados en nuestros lugares de trabajo y cómo trabajamos mejor”.
De igual manera dijo que como actriz es complicado desempeñarse cuando “el director está ausente, en el teléfono, no realmente interesado en hacer una película; eso es difícil para mantenerse abierto”.
Del otro lado de la moneda, reconoció a directores, actores, productores y ejecutivos que le dieron la mano para avanzar en su carrera como actriz y directora. Al tratarse en su mayoría de hombres, por la época en la que comenzó a laborar, los calificó como “padres y hermanos” que creyeron en ella.
Como directora, Foster quien ha realizado filmes como “Money Monster” (“El maestro del dinero”) y “The Beaver” (“El castor”), así como capítulos para series como “Black Mirror” y “House of Cards”, señaló que le gusta crear un ambiente lleno de alegría. Para esto confía mucho en la preparación y organización previa para que cuando llegue el momento de rodar tengan libertad, puedan ser espontáneos y hagan pocas tomas sin dudar.
“Mi problema más complicado soy yo”, dijo. “Como muchos de nosotros tengo un poco de locura por el control”.
Aunque ha sido galardonada con dos Oscar compartió que hubo un periodo entre el final de sus años 40 y comienzos de sus 50 en la que no estaba interesada en la actuación pues sentía que estaba entre dos periodos de su vida y querían que interpretara los mismos personajes de antes.
“Era como que estaba compitiendo con una imagen de mí en el pasado”, dijo. “Realmente siento que cuando cumplí 60 tuve esta revelación de poder tener la libertad de interpretar personajes que no había podido hacer antes... Así que ha sido genial por mí llegar a los 60 como actriz”.
Foster contó que quien la introdujo al cine internacional desde muy temprana edad fue su madre.
“Me llevaba a ver películas, posiblemente por una depresión de ella, realmente no estaba conmigo, iba al cine a oscuras y a veces se dormía, pero ahí estaba yo viendo películas, especialmente películas extranjeras”, dijo.
A los 12 años, y tras múltiples papeles para televisión, ya estaba filmando “Taxi Driver” con Martin Scorsese y Robert De Niro. Al segundo lo reconoció por cambiar su perspectiva sobre la actuación.
“Comprendí por primera vez que actuar no era sólo actuar natural, sino que se trataba del personaje”, dijo. “Me di cuenta de que no había estado contribuyendo suficiente a este arte, tuve una enorme revelación”.
Pero para los 17 años pensaba que su carrera infantil se había terminado y estaba interesada en ser escritora pues quería dirigir, pero creía que no tendría su oportunidad a menos que escribiera su propio material así que se inscribió en la carrera de Literatura afroestadounidense en Yale.
Unos años más adelante llegó “The Accused” (“Acusados”), otro filme que le cambió la vida. Era una historia que le fue difícil, pues trata de una joven que sufre una violación multitudinaria. Leyó el guion un par de veces y decidió no prepararse más para hacer las cosas “completamente por instinto”.
Cuando vio el filme terminado pensó que, ahora sí, su carrera se había acabado y que su actuación había sido terrible, pero le llevó a ganar su primer Oscar en 1989. Tres años despúes, “The Silence of the Lambs” (“El silencio de los inocentes”) le valió su segundo Premio de la Academia.
Foster nunca estudió cine, pero dice que su experiencia como actriz impacta directamente su labor como directora.
“Como había hecho películas desde el otro lado de la cámara por tantos años, yo no concebí la película desde el lado de la cámara, concebí la película desde el lado del actor”, dijo. “Todo para mí es físico, pero desde el otro lado de la cámara, así que es un lenguaje diferente que tengo con el cinefotógrafo”.
A pesar de tener más de 81 créditos en su carrera, tampoco ha trabajado con una cinefotógrafa, pues son pocas en la industria.
El cine sí tiene una finalidad para ella.
“Haces películas porque las amas y cambian tu vida de alguna manera, te ves en la pantalla y dices ahora entiendo mis sentimientos o me puedo expresar de una manera que no lo había hecho antes, te hacen mejor” dijo. “Y te das cuenta de que inspiras a la gente a querer ser mejor”.