¿Qué es una dieta climática?
Comer más de algunos alimentos y menos de otros puede ayudar a reducir la huella de carbono
Si quieres reducir tu impacto personal en el medio ambiente, puedes pensar que la respuesta obvia en cuanto a la dieta es ser cada vez más vegetariano o vegano.
Sin embargo, abandonar la carne en favor de las verduras cultivadas en invernaderos que se transportan a miles de kilómetros para llegar a tu supermercado local, podría en realidad aumentar tu huella de carbono.
Cuando se trata de elegir alimentos y bebidas sostenibles, hay que tener en cuenta muchos factores, por lo que algunas personas deciden adoptar una dieta “climatariana”, eligiendo opciones con menos emisiones de carbono en la medida de lo posible.
¿Cómo se convierte uno en climatariano?
“La intención de la dieta climatariana es reducir nuestra huella de carbono eligiendo opciones respetuosas con el medio ambiente en lo que respecta a la alimentación”, explica la doctora Alona Pulde, de la aplicación de nutrición Lifesum (lifesum.com), que ha creado un plan de comidas de siete días para consumidores con conciencia ecológica.
Mientras que algunas personas optan por eliminar la carne por completo, otras no lo hacen. El objetivo principal de la dieta es “comer más alimentos vegetales y limitar o eliminar los productos animales. Los alimentos vegetales, en general, tienen una menor huella de carbono que los animales, y las frutas y verduras son especialmente bajas”.
Una dieta climatariana no consiste solo en lo que comes, sino también en cómo compras y cocinas, añade Pulde: “Compra solo lo que necesitas para evitar el desperdicio de alimentos, y llena tu congelador con las sobras para ayudar a reducir el desperdicio de alimentos y apoyar la alimentación saludable cuando no tienes ganas de cocinar”.
“Una dieta basada en plantas puede ayudar a salvar literalmente nuestro planeta”, afirma el profesor Mark Maslin, científico especializado en el cambio climático del University College de Londres y autor de How To Save Our Planet. “Cambiar una dieta occidental estándar basada en la carne por una dieta climatariana, puedes reducir tu CO₂ en 1,5 toneladas anuales.”
No solo es bueno para el planeta, sino que reducir el consumo de carne también tiene muchos beneficios para la salud.
“La carne, sobre todo la altamente procesada, se ha relacionado con las enfermedades del corazón, la hipertensión, los trastornos gastrointestinales y ciertos tipos de cáncer”, dice Pulde. “Se ha demostrado que una dieta climatérica centrada en alimentos integrales de origen vegetal reduce el riesgo de diabetes, hipertensión, enfermedades cardíacas, enfermedades autoinmunitarias y obesidad, al tiempo que aumenta la vitalidad general, la salud mental y la longevidad.”
¿Estás pensando en adoptar una dieta más ecológica? Sigue estos consejos para empezar:
Come más lentejas y alubias
Las alubias son realmente buenas para el corazón, sobre todo si las utilizas como alternativa a la carne en cosas como el chile o las salsas para la pasta. Sustituir la carne de vacuno por lentejas y alubias podría acercarnos hasta un 74 por ciento al cumplimiento de nuestros objetivos de emisiones de carbono.
“Los que quieran mantener la carne en su dieta no tienen por qué hacerlo todos los días”, dice Pulde. “Pueden probar los lunes sin carne, los desayunos y almuerzos sin carne, o los días de la semana sin carne, entre otros.”
No compres productos de aceite de palma
La producción de aceite de palma, que puede encontrarse en productos como el pan, las galletas, las patatas fritas y los helados, contribuye a la deforestación, la erosión del suelo y la destrucción del hábitat natural, así como al aumento de las emisiones de carbono. Busque las etiquetas de “libre de aceite de palma” en los envases.
Haz que los niños participen
“Las dietas climatéricas, ricas en alimentos integrales de origen vegetal, son abundantes en vitaminas, minerales, antioxidantes y fitoquímicos que nuestro cuerpo, incluido el de los niños, necesita para desarrollarse”, dice Pulde. Pero, aconseja: “Si se opta por una alimentación 100% vegetal, los niños y los adultos deben tomar un suplemento de vitamina B12”.
Compra frutas y verduras locales y de temporada
Los ingredientes de tu ensalada o sopa nunca deberían tener que tomar un vuelo de larga distancia: comprar productos locales y de temporada reduce las emisiones de C02 procedentes del procesamiento, el envasado y el transporte.
Considera tu consumo de café
El aumento de la demanda de café, a menudo ignorado por los consumidores concienciados, ha dado lugar a una producción que contribuye a la deforestación, al uso intensivo de agua, a la contaminación de los cursos de agua y a la destrucción del hábitat natural. Una serie de nuevas marcas sostenibles, como Yallah Coffee y Chimney Fire Coffee, están potenciando sus cafés con fuertes credenciales ecológicas.
Opta por los cereales integrales
Los productos integrales, como la pasta, el arroz integral y el trigo, requieren menos procesamiento y, al tener un índice glucémico más bajo -lo que significa que liberan energía más lentamente-, son más nutritivos.
Abastécete de frutos secos y semillas
Los frutos secos y las semillas son una gran fuente de proteínas, ideales para picar o añadir a los batidos o a los copos de avena. Las variedades más ecológicas son los cacahuetes, las avellanas, las semillas de girasol, las de sandía y las de calabaza.
No comas pescado de piscifactoría
Seguir una dieta pescatariana no es necesariamente mejor para el medio ambiente. El pescado de piscifactoría tiene sus propios problemas, como el de que sus heces contribuyen a la contaminación del agua.
Cambia la carne de vacuno por el pollo
Si no quieres eliminar la carne por completo, el pollo es la opción que menos emisiones de carbono produce. En comparación con la carne de vacuno, el cambio por el pollo puede reducir su huella de carbono a casi la mitad.
Limita tu consumo de azúcar
El consumo excesivo de azúcar no solo es malo para la salud, sino también para el planeta. La producción de azúcar puede contribuir a la deforestación y requiere mucha agua, lo que puede provocar la erosión del suelo.