Gonzalo Celorio, Premio Cervantes 2025: "Era un niño precoz en la palabra"
El autor mexicano Gonzalo Celorio, galardonado con el Premio Cervantes 2025, recordó el martes sus orígenes, muy temprano, en el goce de la palabra.
En conferencia de prensa en Ciudad de México un día después de anunciado el premio, Celorio refirió que era el menor de los varones de una familia de 12 hijos. Dijo que tenía una diferencia de 22 años con su hermano Miguel, quien era arquitecto, tenía una biblioteca y era noviero. Era su hermano consentido y aprendió de él “palabras muy prestigiosas” cuando tenía cinco o seis años que luego tenía que repetir ante las novias.
“Me preguntaba ¿hasta dónde me quieres?, ¿cuánto me quieres? Y yo tenía que responder con las palabras que él me había enseñado y le decía te quiero hasta el último confín (del) universo, te quiero hasta la más remota estrella de la Vía Láctea”, rememoró el autor de 77 años.
“Era un niño precoz en la palabra... y dije ‘esta es mi verdadera vocación’, porque gracias a la palabra, a la palabra prestigiosa, pues me granjeaba reconocimiento, me granjeaba cariño y, sobre todo, me diferenciaba de todos los demás”, destacó.
Otro de sus primeros recuerdos placenteros relacionados con la palabra fue el primer libro que adquirió con su propio dinero luego de trabajar unas vacaciones y que, a diferencia de todos sus libros anteriores y heredados de sus hermanos mayores, tuvo el placer de marcar con su nombre en la primera página.
“El libro de gramática de la profesora Rosario Gutiérrez Eskildsen, esa es la piedra fundacional de mi biblioteca”, señaló. “Y entonces, ¡yo puse por primera vez mi nombre en una página virgen! Y esto resulta muy sintomático porque a partir de ahí tuve la conciencia de que los libros eran para mí mi escenario fundamental”.
La universidad, el parteaguas
Celorio (Ciudad de México, 1948) es narrador, ensayista, cronista y una de las figuras más destacadas de la literatura mexicana contemporánea. Es doctor en Lengua y Literaturas Hispánicas, especializado en Literatura Hispanoamericana por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
A la par de su carrera como autor, se ha desempeñado como académico y docente en la Universidad Iberoamericana, el Instituto Politécnico Nacional y el Colegio de México, entre otras instituciones.
Fue director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; director de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes; coordinador de Difusión Cultural de la UNAM y director general del Fondo de Cultura Económica. Actualmente, es profesor de literatura hispanoamericana en la UNAM, donde dirige la cátedra Maestros del Exilio Español.
En la conferencia agradeció a la UNAM por haberlo postulado para el Premio Cervantes, y también recordó a su profesor de la UNAM, el poeta Rubén Bonifaz Nuño.
“La universidad es para mí el parteaguas de mi vida. Haber ingresado a la universidad fue pasar de la Edad Media a la modernidad”, afirmó.
El Premio Cervantes es concedido por el Ministerio de Cultura de España y está dotado con 125.000 euros. Entre sus galardonados anteriores están Alejo Carpentier, Jorge Luis Borges, Juan Carlos Onetti, Octavio Paz, María Zambrano, Ana María Matute y Elena Poniatowska.
En defensa de los hispanohablantes
Celorio también lamentó que los hispanohablantes sean “hostigados” en Estados Unidos ante el recrudecimiento de las políticas migratorias, a pesar de que el país tiene su propia Academia Norteamericana de la Lengua Española y que se encamina para convertirse en el segundo con el mayor número de hablantes de español, después de México.
“Es terriblemente agresivo y terriblemente doloroso, porque además el país mismo se empobrece sin la presencia de una lengua que es el patrimonio de muy buena parte de la población”, señaló Celorio, quien es miembro y actual director de la Academia Mexicana de la Lengua, miembro de la Real Academia Española y de la Academia Cubana de la Lengua.
Aunque es autor de novelas reconocidas como “Y retiemble en sus centros la tierra” y “Mentideros de la memoria”, Celorio compartió que como muchos otros escritores, sentía resquemor ante la página en blanco.
“Yo a mis alumnos a veces les digo cuando presentan un trabajo, si quitas el primer párrafo, ya verás que tu trabajo fluye mejor, porque siempre el primer párrafo es un poco artificioso, porque hay una especie de contrición para poder escribirlo. Y además ese párrafo no es imprescindible, ese párrafo suele ser prescindible”, señaló.
Celorio recordó que al principio escribía a lápiz y hacía muchos borradores en hojas amarillas, “escribía más con la goma de borrar que con el lápiz”, hasta que tuvo que adoptar la computadora.
“Me costó mucho trabajo ingresar a ella, sentía que era una profanación, porque el contacto con la página y el lápiz era muy diferente a esta especie de plasma”, señaló. Sin embargo, la computadora le dio una ventaja: “Lo de la página en blanco, quedó exorcizado porque ya no hay página y si ya no hay página, entonces ya no está en blanco”.
Novela, un “género libertario”
Celorio, quien tras la conferencia firmó algunos ejemplares de su libro de memorias “Ese montón de espejos rotos”, defendió a su vez la novela como el más grande género literario.
“La novela, en mi opinión, es un género libertario, ¿por qué?, porque lo que hace la novela al hacer esta radiografía de la propia sociedad es tener una distancia crítica también frente a esa realidad”, señaló.
“Por eso la novela es para mí el género de los géneros, como decía Carlos Fuentes, la novela es un género sucio, porque cuando el libro trata de limpiar y de someter a un canon predeterminado, la novela se vuelve anoréxica, porque la novela se nutre de la vida. Y la vida tiene todas sus miserias y todas sus posibilidades. Y hay que incorporarlas en la novela”, agregó.





