Fallece cineasta venezolana Margot Benacerraf
La fotógrafa y cineasta venezolana Margot Benacerraf, quien en 1959 se alzó con el premio de la crítica en el Festival de Cine de Cannes, falleció el miércoles. Tenía 97 años.
En un comunicado, su familia anunció el deceso, sin dar otros detalles.
Benacerraf, nacida en Caracas el 14 de agosto de 1926, egresó de la primera promoción de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela en 1947. Con la puesta en escena de su obra “Creciente” conquistó como premio una beca para estudiar teatro en la Universidad de Columbia, en Estados Unidos. En 1952 también obtuvo un título del Instituto de Altos Estudios Cinematográficos de París, donde cursó dirección cinematográfica.
De su filmografía se destaca “Reverón”, un cortometraje documental sobre el afamado “pintor de la luz” Armando Reverón, que dedicó su vida a capturar en sus lienzos la luminosidad del caribe venezolano. En el filme Benacerraf plasmó el alma atormentada del excéntrico y casi siempre delirante artista venezolano, mejor conocido como el “Loco de Macuto”.
Las excelentes críticas que tuvo ese filme de 30 minutos le sirvieron de estímulo para rodar su película de mayor reconocimiento internacional, “Araya”.
La cinta en blanco y negro, que retrataba con poesía y cuidadosos encuadres los avatares de los trabajadores de las salinas en un polvoriento y primitivo pueblo del oriente venezolano, ganó el premio de la crítica en Cannes, junto con “Hiroshima mon amour” del francés Alain Resnais, en 1959.
La directora venezolana, sin embargo, no quedó conforme con el montaje recomendado por los distribuidores de la cinta. “Araya” fue reducida de tres horas a 88 minutos, pese a que Henri Langlois, fundador de la Cinemateca Francesa, y el director Jean Renoir le habían aconsejado a Benacerraf que ignorara a los distribuidores y mantuviera su duración original.
El malestar fue tal que acabó siendo el principio y el fin de una prometedora carrera.
Justamente la decepción y las vicisitudes, que le impidieron llevar el largometraje a su primera duración, incluyeron la pérdida de la copia original de la película. Esto también se tradujo en que “Araya” se estrenara en Venezuela con 18 años de tardanza.
La cineasta se caracterizó por resistirse a dar declaraciones públicas y disfrutar de su privacidad, según contaban sus familiares y amigos más cercanos.
Pero el traspié en el mundo del cine, lejos de opacar su amor por el llamado séptimo arte, impulsó a Benacerraf a convertirse en una incansable curadora y promotora del cine de Venezuela y América Latina. En 1966 fue una de las fundadoras de la Cinemateca Nacional, de la que fue su directora por tres años consecutivos. También fue la creadora de Fundavisual Latina, una fundación encargada de promover el arte audiovisual latinoamericano en Venezuela.
Por su labor en favor del cine independiente y su apoyo a jóvenes cineastas obtuvo numerosos reconocimientos, entre ellos la Orden Nacional del Mérito de la República Francesa en 1998. Una sala en el Ateneo de Caracas, una de las principales instituciones culturales de la capital, lleva su nombre.